
Pues sí. He caído en sus garras otra vez. Como si de una droga se tratase que se inyecta de modo misterioso...Ahí estaba Campurriana frente al sofá hipnotizada por la historia, por los diálogos, por los pies de
Mia, el baile de
Travolta, la mirada de
Jackson y la masculina belleza de un
Bruce Willis de ficción que suda sin resultar repugnante, sino encantador.
Buenísima película. No sé cuántas veces me he parado a verla una vez más...
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Siento que tenga que ser así.
Gracias.