2 de enero de 2018

Entrando en 2018...



Y siempre entro con vértigo en los años que se estrenan con todo lujo de luces, música y lentejuelas. Con el vértigo que suponen ciertas certidumbres pesimistas. Podría ser también realista, pero mi realismo se acerca actualmente al pesimismo más literario y, ¿por qué no decirlo?, al pesimismo más hermoso desde el punto de vista de la poesía amarga.

Así es Campurriana. Así es este saloncito que invita hoy, aunque no lo parezca por el fragmento depositado, a quemar todo aquello que consideremos tóxico en nuestras vidas.

6 comentarios:

  1. Feliz 2018, al menos vamos a intentarlo.

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  2. Gracias por la invitación.
    Feliz año!

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  3. Pues nada, no te agobies, ¡Feliz Año!: éste y los siguientes.

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  4. Que por nosotros no quede que sea un año bueno.
    Besos.

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  5. Mis mejores deseos para todos.
    2018, al menos, debería ser un año más vacío de hipocresías.
    Muchas gracias, Mucha. Me pillas en una etapa lejos del saloncito. Doy fe de que he sido mucho más pesada. Es el alejamiento del ordenador de sobremesa, ya sabes...
    Me cuesta escribir con este bicho que tengo entre las manos.

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Siento que tenga que ser así.
Gracias.