9 de marzo de 2025

Días brillantes azul oscuro y blanco


Hoy ha sido uno de ellos.

Me gusta acercarme al mar y saborear lentamente esas crestas de las olas que parecen coronas de Reinas. Sus idas y venidas como baile de vivos sobre lo que ya no respira, su aroma intenso pero, sobre todo, ese sonido que se encuentra con las rocas; Que estalla a veces contra ellas y llega con ímpetu a la arena de las orillas inmensas. 

He ido, he probado la salitre de mis labios resecos por la costa y por el paso del tiempo. He recordado las olas que han pasado cerca de mi cuerpo y he imaginado las olas que están por venir, las que también están llegando en momentos en los que sigo viviendo en una película, la de mi vida, sin ser la protagonista. 

He regresado al mar porque me permite fácilmente divisar su horizonte y relajar la vista. Mirar a lo lejos y disfrutar de un espectáculo que ofrece los colores de una paleta infinita. 

Un domingo que ya decae y con él toda una semana de vivencias detenidas pero profundas. 

¿No es la vida profunda siempre? Incluso, detenida.



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