11 de abril de 2024

Me ha salvado leer bajo las mantas

En estos tiempos de cueva y autoprotección, me he refugiado en la lectura. Sólo abriendo un libro bajo la manta de lana, puedo analizar, desde otro punto de vista que a veces no es el mío, la vida y sus enseñanzas. Con una claridad que también ordena mis pensamientos, últimamente alborotados y tan necesitados de ese orden dichoso. Escribir es ordenar. Leer, creo que también.

Me he acercado a las fantasías, que no dejan de explicar, de otras formas, la vida misma. Fantasías que siempre nacen de realidades. Que transforman las realidades pero sin alejarse demasiado de ellas. Me ha atraído la novela negra, la psicología, la literatura sobre el amor y lo que ha dejado de ser amor, la literatura sobre el sentido de la vida. Vuelta a la psicología entremezclada con historias de crímenes. Sangre. Mucha sangre. Me atraen las historias ocurridas en lugares lúgubres. Esos lugares que siento cerca y que conozco de primera mano. Y sus personajes. Misteriosos, huraños, dolidos, frágiles. Esos personajes atormentados que terminan cometiendo aquel acto, que ha sido tan horrible, que determinará sus vidas para siempre. 

Nada de Arte ahora. No me ha dado por ahí en estos tiempos. Me refiero al Arte que solía mostrar en el saloncito. Regresaré a los museos, estoy segura. Pero ahora no es el momento. Aunque el Arte está hecho desde la psicología más brutal. El Arte que me gusta; realizado con pinceladas o "martillazos" que casi rompen el lienzo o la piedra que formará las esculturas más sobresalientes. 

Claro que Arte es también una buena novela. Incluso, un buen diálogo de cine o un paisaje natural sin retoque alguno. El Arte se cuela entre tantos recovecos cotidianos, que podemos disfrutarlo apenas sin darnos cuenta. 

Sin sensibilidad, estaríamos más perdidos aún. Por eso me refugio en aquello que me la ofrece. Y ahora son los libros. Me doy cuenta de que no somos tan diferentes. Los mismos miedos, los mismos errores, los mismos sueños. Querer y sentirnos queridos; Eso buscamos aunque a veces no lo parezca ni de lejos.

Leo en mi madriguera, en mi cueva. Leo ahora enrollada con la manta de lana. Y escribo.


6 de abril de 2024

Muchas rocas

Cada palabra que pronuncio, ya no va dirigida a nadie que se encuentre físicamente enfrente de mí. Camino con mis soledades como compañía más fiel.

La palabra se queda tan extrañada con esta experiencia, que se convierte al instante en un eco que resuena y aconseja, tranquiliza, desasosiega también.

Las palabras pueden ser las amigas más tiernas o las enemigas con más aristas. Como los silencios, que son tan importantes como ellas. Incluso, más. Dentro de los silencios también existen discursos escondidos. No nos libramos nunca de los discursos.

Todos necesitamos ese reposo de diálogos internos para recolocar nuestro cuerpo, tan ligado a nuestra mente y viceversa. Nunca he sentido tan fuertemente esta conexión entre ambos.

Observo ahora la vida y la comprendo mucho más que antes; Cuando era una feliz ignorante que se consideraba por encima de tantas cosas. Ahora soy más consciente, lo que aporta dolor y también un conocimiento extremadamente valioso. 

Comprendo más la fragilidad de las personas que tenemos cerca, la de mí misma. Esa fragilidad aporta un atractivo especial también. 

Somos como flores que se acaban de abrir en medio de una tormenta. O podemos pensar que somos la planta que florece o deja de florecer...

29 de marzo de 2024

Después de la resaca...


Después de una resaca de migrañas y sin una gota de alcohol a la que echar la culpa de mis males, he decidido mover mi cuerpo entumecido tras días y días, que me han parecido eternidades, metida en la cama y mirando hacia el techo blanco, impoluto. En contraste con ese limpio y vacío contenido, han cabalgado pensamientos continuos por mi mente caótica y agotada. Estar en la cama despierta, es lo más parecido a una tortura para mí ahora. No lo era antes... En la otra vida que siento cada vez más lejana.

Hoy he podido, en medio de este temporal que nos asola, tocar al fin la luz del sol, dejar que me acaricie su calidez. Es el único calor que siente mi piel desde hace muchísimo tiempo: el calor del sol, del fuego... Y he aprendido que la naturaleza puede mecernos como si fuésemos bebés entre sus brazos. Y no sólo con su tacto dulce; también con su aroma y su arrullo.

23 de marzo de 2024

Sobre Carrie Bradshaw y otros personajes de Sarah

 Fuente de la fotografía


Es sobre ella y los personajes que he conocido que interpreta Sarah Jessica Parker.

He visto mil y una veces Sexo en Nueva York (Sex and the City). Otras pocas, And Just Like That. Recientemente, he visto Divorce también. Y algunas películas de ella...

Me he sentido identificada con las protagonistas de la serie principal, salvando bastantes distancias, porque casi íbamos "creciendo" a la par. Las edades, las mismas épocas vividas. Eso une mucho. También la evolución de las series a lo largo de los años. La evolución de los personajes. 

Muy diferentes entornos, desde luego. Y diferentes niveles a todos los niveles. Dejo que lo interpretéis como gustéis. 

Pero quería centrarme en los personajes que interpreta Parker. Tiene un atractivo especial y, a su vez, también echa para atrás en multitud de comportamientos dignos de una niña mimada, tremendamente insufrible en ocasiones. Aún así, es cierto que tiene "algo". La fama llega por un motivo y su motivo podría definirse de mil formas.

Quizá sea su belleza diferente. Aunque, ahora que lo pienso, diferentes son todas las mujeres de estas series. Cada una con sus encantos, y cada una con sus insoportables características. La diferencia es algo que valoro de forma especial en estos tiempos que corren. Cuando cirugías y tratamientos, y filtros, y bla bla bla... intentan unificar aún más a las masas. Sarah tiene una belleza natural a pesar de los tratamientos (y es sofisticada también). Su personaje principal es sensible, soñador, infantil en esa etapa adulta que nos devuelve a una niñez. Me pregunto ahora si llegamos a ser adultos alguna vez. Si alguien llega a serlo. Esa es otra cuestión que dejaré para otro momento, en el que trataré este tema sin dejar de mencionar las máscaras que algunos se colocan estupendamente.

Y, de repente, la vida. En alguna frase le he escuchado decir a Carrie que esta no tiene sentido. Que con la edad aprendes eso. Lo sufres, lo vives, lo aprendes. Esto último es lo bueno que puedes llevarte para relajar el futuro. Una forma de relativizar todo lo que venga... No hay más. Es esto. Te ha caído encima y tienes que sobrellevarlo de la mejor manera posible.

Es una serie. No es real. Pero, si ha caído en gracia entre el gran público, es por una identificación. Si no te identificas con algo, te alejas. Si te identificas, te atrae inevitablemente. 

Ahora, en And Just Like That, se tocan temas de actualidad; Las redes, la educación con las redes sociales, la salud mental, la identidad de género, las libertades que se abren camino y que yo pienso que también están eclipsando falta de libertades en otros ámbitos muy importantes. La madurez (en términos de envejecimiento también) de cuerpo y alma, la muerte, el amor en edad madura, la desaparición del amor y la soledad... 

Todos buscamos esa mano que nos agarre en los momentos más difíciles. Los personajes de Sarah con sus saltitos y demás movimientos graciosos y sus coqueteos con la cámara, tienen una razón fundamental para atraer de alguna manera; Una naturalidad y sinceridad que no pueden esconderse ni tras los modales refinados, ni con la moda de alto copete ni con la educación hipócrita que todos acabamos por perder en algún instante al menos, a Dios gracias.

No sé si acabo de inventarme este término de Educación hipócrita. En cierto modo, tiene su sentido.

Por cierto, iba a hablar de Sarah y de sus personajes y me he dispersado. Lo dejaré escrito así. Y añadiré para incrementar la dispersión que me ha llamado también la atención la evolución del personaje de Miranda (Cynthia Ellen Nixon) entre las dos series de este célebre grupo de amigas. De una Miranda segura de sí misma y fuerte a una Miranda que se deja llevar hasta el infinito. Ella menciona en la madurez que tiene derecho a eso. A dejarse llevar sin más. Sobre todo, porque no lo ha hecho nunca.

Y se me acaba de ocurrir otra pregunta que ya me preguntaba allá por las temporadas iniciales de Sexo en NY, y que seguramente nos hemos preguntado casi todos los que hemos buceado por sus capítulos: ¿Qué ocurriría si se tratase de un grupo de amigotes y hablasen de mujeres en el mismo tono con el que estas simpáticas amigas hablan sobre hombres y sus divertidas anécdotas? Es cierto que habría alguna que otra polémica más sobre la mesa de las actualidades. 

Continuemos con el fin de semana antes de que la Semana Santa lo invada todo. Hasta las más bellas procesiones.

17 de marzo de 2024

Anochece cerca del mar

 

Pensaba ayer que todo lo había soñado. Mi vida, mi gente, mis recuerdos cada vez más borrosos, más etéreos.

Estoy poco inspirada para escribir y, sin embargo, ¡Cuánto tengo dentro de mí! ¡Tanto que decir! 

Nunca antes me había costado tanto expresarme. 

Sigo caminando entre mar y montaña. Aquí me siento feliz, libre, cercana a esa naturaleza que nos alumbró y nos alumbra. En estos escenarios imagino relatos, leyendas. Recuerdo vivencias. Inspiro, espiro. Intento centrarme en el Presente. 

Observo el paisaje y me creo un paisaje dentro. El aroma del bosque, del mar, el sonido crujiente de las hojas, el canto de los pájaros que huelen ya la primavera... 

La vista desde la cumbre de algún pico cercano. Todos los problemas se hacen pequeños desde allí arriba. Estiro las piernas sobre las grandes rocas e intento observar a lo lejos, lo más lejos posible. Me tumbo, miro hacia el cielo. Esta vez, nubes negras que presagian tormenta.

Llueve y lo agradezco. Las gotas por la cara resbalan como si fuesen las lágrimas que no suelto. Después, un rayo de sol que calienta fugazmente mi espalda mientras bajo por el camino de piedras.

Me cruzo con dos solitarios que buscan la comunión. Quizá ya la hayan encontrado.

Con el paseo recupero fuerza. Me siento más ligera, más plena. Me siento viva. Formo parte de ese Todo. Ahora ya tiene más sentido. 

Anochece.

¿Será un sueño
o es real?

25 de febrero de 2024

Caminos


 

Caminos siempre en la vida.

Recuperando fuerzas para las subidas y frenando con las rodillas sufridas en las bajadas. 

Curvas que llevan al giro inesperado.

Lamentos al perder a uno en el CAMINO.

Risas enlatadas.

Y me imagino la vida como eso que queda después de desnudar de LIVE a las fotografías de antaño.

Lo verde brillante se vuelve gris y, cuando observo tu imagen, me doy cuenta de que has sido REAL. De que podía tocarte.


17 de febrero de 2024

Salí al atardecer

Salí al atardecer porque no encontraba acomodo en casa. 
Necesitaba moverme, airearme, estirar las piernas, estrujar el último rayo de sol de un día que no había pisado. Escuchar el sordo bullicio de una terraza de verano en invierno, tan ajeno a mí últimamente. Tan envolvente, tan irreal.
No siempre regresaba la calma. A veces, una tristeza inmensa se apoderaba de mi ánimo cansado, agotado, estremecido ya desde la primera hora del día. Eran instantes solamente, pero tan intensos que se lo podían llevar todo de golpe. Y, de pronto, el vacío.
Mientras removía la taza caliente con una vieja cucharilla que ya debería estar jubilada, recordaba como uno a uno se habían ido marchando todos.
Me preguntaba entonces: ¿Qué habré hecho tan mal?