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Nos gusta el dinero fácil, rápido, conseguido sin ningún tipo de esfuerzo.
Prefiero el pub en el que clavo cinco euros por copa que la tasquita en la que saco veinte céntimos por vaso de vino.
Estafamos a los pocos clientes que han entrado por la puerta por los muchos que no vienen ya.
Conclusión: estos últimos no volverán.
No queremos trabajar.
Trabajamos de mala gana.
Todos pendientes de las subvenciones.
No va a haber muchas más.
No hay industria.
No generamos riqueza.
Si podemos corromper, corrompemos.
Por muy pequeña que sea nuestra parcela.
O cambiamos el concepto de la vida o estamos perdidos.
Ahí le has dado.
ResponderEliminarEs un mal de esta España nuestra.
Y al que no actúa así se le trata de tonto.
Y así nos va, claro.
Luego, para buscar culpables, estamos siempre prestos.
Exacto, tendremos que cambiar el "conceto". Pero si resulta que quienes tienen que darnos ejemplo, (no, mal dicho, quienes tienen que aplicar nuestro "conceto", que para eso los votamos), no lo hacen, pues ya me contarás.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, sí, nosotros tenemos la culpa, por votar a quienes llevan ciento y pico años jodiendo al país, de una forma o de otra, y perdón por la expresión.
ResponderEliminarBuena reflexión.
ResponderEliminarHemos echado la culpa a todo el mundo menos a nosotros. Como si fuéramos perfectos y me temo que nuestra codicia ha sido la causa de todo.
Besos.
Es muy fácil echar la culpa a 'otros', que la tienen, y exculparnos nosotros de lo que formamos parte.
ResponderEliminarLa famosa 'crisis' no es sólo lo que otros hacen mal y nosotros reprochamos. Si nos miramos bien en el espejo, quizá aparezcamos nosotros un poquito o mucho...
Antes de tirar piedras al tejado de los demás, no estaría mal ver los agujeros del nuestro.
Feliz domingo de todos modos.
Pero ya sabes que es más fácil echar la culpa al empedrado. Eso de hacer propósito de enmienda... No va con el ser humano.
ResponderEliminarJose, es cierto que a los que son profesionales y cumplen correctamente con su trabajo, actúan teniendo en cuenta la legalidad, cumplen horarios y normas, miman al cliente de toda la vida y al nuevo que entra por la puerta...se les trata como a tontos. No hay más que observar a nuestro alrededor para darse cuenta.
ResponderEliminarAsí somos. Tenemos lo que nos merecemos.
Juan, estoy de acuerdo pero con este añadido. Tenemos también que analizar y meditar por qué hemos llegado a este punto de imposible retorno.
Toro, es de imposible retorno porque era una situación insostenible. Maldita sociedad que hemos creado. De ocio de plástico, de comida de plástico, de consumismo y no consumo...
Náufrago, ya me he refugiado en la lectura, en los placeres tranquilos que aún sobreviven...que todavía sobreviven con la que está cayendo. Lástima me da ver los locales del centro de la ciudad cerrados a cambio de esas moles también de plástico que se han construído a las afueras...
Goyo, lo que nos merecemos sin duda alguna.