No logro captar la luz de lo vivido realmente. Sufro y disfruto a partes iguales. Vivo. VIVO.
Agradezco ser así porque, de lo contrario, moriría de asco, de aburrimiento.
No logro captar la luz de lo vivido realmente. Sufro y disfruto a partes iguales. Vivo. VIVO.
Agradezco ser así porque, de lo contrario, moriría de asco, de aburrimiento.
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Siento que tenga que ser así.
Gracias.
Me gusta como te describes y escribes-Gracias por llegar hasta mi blog abrazos.
ResponderEliminarYo ahí me pego un tiro.
ResponderEliminarEn serio...
Las ciudades son un desastre para vivir: ruidosas, sucias, contaminación, turismo desbordado (al menos en Barcelona), aglomeraciones y mil problemas más.... pero yo no puedo vivir fuera de ellas.
Quizá tengo suerte porque mi barrio es peatonal... yo necesito salir por las tardes cada día del año y ver gente diferente (en mi barrio eso es así siempre porque hay mucho turismo)... necesito pasar desapercibido... no sé si ya estoy embrutecido por la ciudad pero en un pueblo pequeño o incluso grande no aguantaría.
Besos.
Es eso CAMPU, captar la luz es vivir con tanta intensidad lo bueno como lo malo, intentando minimizar los daños de lo malo, si al final el balance es positivo.. ¡luces como una bombilla! tal cual te sucede a ti... como estas que has captado luciendo en medio de la noche...
ResponderEliminarUn beso, bombillita! ; )
Toro, yo, al contrario, me siento cómoda en estas calles solitarias. En los paisajes rurales en los que se puede escuchar el crujir del otoño o el silencio roto por el ladrido de un perro o la conversación entre dos vecinas.
ResponderEliminarEn los pequeños barrios de las pequeñas ciudades también. Quizá mi lugar esté entre estas ciudades y las pequeñas aldeas. Un sitio en el que pisas tierra húmeda casi al salir del portal... Nunca he vivido en una casa. Quizá también me guste. Nunca se sabe...
Te cuento que he vivido en un rincón en el que las vecinas paseaban al perro con la bata y las zapatillas puestas. Tiene su aquel.
:)
Estos paisajes, María, me atraen de tal forma...
ResponderEliminarDe hecho, regreso a ellos en cuanto puedo. Para calmar, para asentar, para ser consciente siempre. Un viaje a nosotros mismos. Este es, sin duda, mi mejor escenario para ello.
Es cierto que, de vez en cuando, me encanta zambullirme en las grandes ciudades y los jolgorios de masas. De hecho, me he atrevido con alguno últimamente. Cosa rara.
:)
Esos puntos de luz, ambientando esas calles, en las que nos perdemos, cada vez que deseamos hablar con nosotros.
ResponderEliminarAbrazo.
Bellas imágenes, de lo que parece un pueblo sumido en la niebla, ahora en invierno. Hay veces temprano en la mañana, que se producen auténticas escenas fantasmagóricas, en estos lugares, viendo aparecer personas andando, y coches, y bicicletas, repentinamente, cuando la niebla es muy espesa. Es algo prodigioso, y completamente natural, y de la naturaleza. Por otra parte, es bueno elegir el.sitio para vivir, en donde a uno le guste estar. Un saludo con afecto desde Mallorca.
ResponderEliminarAlfred, nuestras conversaciones tan necesarias y este lugar que tanto he paseado...
ResponderEliminarLos paseos en las tardes oscuras de invierno tienen su encanto.
J.S. Vila, son paisajes que me inspiran. La niebla es buena compañera de viaje cuando sabemos por donde vamos...