Y las tormentas llegaron.
Me pregunto si podría haber sido de otra manera.
Despedida.
Silencio.
Más silencio.
Aún nacen flores en los acantilados que caen irremediablemente al VACÍO.
Mi homenaje a Paul Auster.
Pero no elijo rincones desoladores, sino playas que se abren para que entre aire fresco.
Salgo de este VIAJE más enriquecida y, a su vez, más envejecida.
Es inevitable.
En este trayecto, me doy cuenta de los ERRORES.
Me pregunto si irremediablemente estamos atados a nuestros errores para SIEMPRE.
Busco la permanencia en mi interior.
Fuera, NADA permanece.
En el país de las últimas cosas.
Recuerdo vagamente la lectura de este libro en las tardes de un verano lejano y despreocupado. Cerca de un faro y una playa que sí existen pero que parecen salidos de un sueño, por su belleza y su silencio.
ResponderEliminarRecuerdo de esta historia, el caos, el desorden, el agobio. Pero recuerdo también ramalazos de esperanza reflejados en los comportamientos de algunos de sus personajes.
Debería leerlo de nuevo. Con ojos nuevos.
Más bien, viejos.
Bello homenaje, texto y fotografía, Auster tiene tantas lecturas dentro de ese mundo lleno de imaginación. Es un escritor que me fascina. Abrazos
ResponderEliminarVACÍO
ResponderEliminarVIAJE
ERRORES
SIEMPRE
NADA
Por la razón que sea, has destacado en mayúsculas estas cinco palabras…
Me he enterado de su muerte – la de Paul Auster- pero no he leído nada suyo, el otro día alguien me habló de Smoke, una de sus películas, en ella, hay una escena en la que mientras ven un álbum de fotografías, enorme, tiene miles de fotografías de la misma calle, de día, de noche, a lo largo de las estaciones, le pregunta al que las hizo, que por qué siempre la misma calle y él responde, la calle es la misma, lo que sucede en ella no… Creo que la vida es algo así, nosotros somos la calle y ella soporta tormentas, el sol, la lluvia, amaneceres, ocasos, encuentros y despedidas.. todo es parte de las vida, los errores no se arrastran, los tenemos que cometer para aprender de ellos. No te tortures con el pasado, ya pasó. Un beso CAMPU!
PD No tenía ni idea de que el título de tu blog fuera el título de una novela suya
No lo había pensado, María. Son palabras que expresan cómo estoy, supongo. Un psicólogo me lo contaría pero no tengo ganas de escucharlo ahora.
EliminarTienes razón y lo tengo muy presente; Somos lo que hemos aprendido. Somos lo que hemos errado. Somos lo que hemos acertado, si es que hemos acertado en algo.
Ahora siento que no me conozco, María. Y, a su vez, me conozco muy bien. Es extraño pero es lo que siento...
"Smoke" fue una película que me encantó en su día. Tengo cierto temor por verla de nuevo, por si ya no siento lo mismo. A veces, prefiero dejar las cosas como están. No regresar a ellas por si esa magia se estropea.
Me gusta cómo lo expresas: Somos esa calle barrida por el viento, purificada por la lluvia, vestida por las hojas del otoño que se incrustan en las esquinas, calentada por el sol fresco de la primavera, arrasada por el calor de un verano de NY. Congelada también por los inviernos más duros.
El título del blog no lo puse yo pero me encanta.
Debo confesar que este es un rincón de la blogosfera que "robé" a una amiga que lo creó en su momento... Ya venía con título puesto. ;)
No te preocupes, a veces no nos conocemos, incluso, no nos reconocemos nadie...sobre todo en esas fases en las q todo se recoloca de nuevo tras un cataclismo...El tiempo nos hace de espejo ...el tiempo q todo lo asienta y atempera ...Así q tu blog es una herencia jaja siempre me ha resultado muy curiosa esa mujer de la cabecera ..le da un toque entre misterioso y exótico ; )
EliminarMaría, esa mujer ya la puse yo. Me siento identificada con la imagen.
EliminarNo recuerdo la cabecera inicial..
Sigo aquí. Reconociéndome.
Un abrazo muy fuerte. Que pases un buen domingo.
Yo voy al lío. Estos blogs me enganchan de tal manera...
Me gusta leeros.
Si hay blogs, ¿Para qué queremos redes sociales?
Nada permanece.
ResponderEliminarHasta que uno se da cuenta de ello pueden pasar décadas de una vida.
Luego viene la aceptación y el "renacimiento" en un mundo nuevo con un cuerpo lleno de años.
He leído, hace años, todo Paul Auster.
Me fascinó.
Hace poco tuve un impulso y empecé a releerlo.
Empecé por "Trilogía de Nueva York"... y ya no era lo mismo.
Seguí leyendo y llegué a una página que me pareció soez y innecesariamente escatológica.
Hace años hubiera seguido leyendo.
Ahora no.
Dejé el libro y busqué otro.
Paul Auster se quedó en mi pasado junto a los otros que fui.
Besos y buen domingo.
Toro, el miedo a esos impulsos que comentaba en mi anterior respuesta a María. El miedo a que se pierda la magia de un libro, de una película, de un lugar o de una persona.
ResponderEliminarSeguro que en su día te aportó su obra. Eso es lo que importa. El regreso también te ha dado algo; Esa experiencia de la que también se aprende. Todo depende de la mirada y el momento. Ahora soy una y en breve soy otra muy diferente, pero en el fondo la misma. Unas veces nos comemos el mundo y otras, en cambio, el mundo nos devora a nosotros. Sin piedad.
Pero aquí seguimos, Toro.
Ayer me vi aconsejando a ya no tan jóvenes para que no cometiesen errores que yo había cometido.
¿Crees que me harán caso?
Besos e, igualmente, buen domingo.
Por aquí llueve. Y me gusta.
En ocasiones los libros no están alineados con nuestro momento de leerlos.
ResponderEliminarPienso que hay una lectura para cada momento, incluso una segunda lectura para entenderlas con otra perspectiva.
La vida tiene muchos entresijos, muchas vivencias y maneras de de sentir.
Me gusta tu blog y tu forma de expresarte.
Con tu permiso, seguiré pasando por aquí.
Un abrazo!
Contadora de libros, bienvenida cuando lo desees.
EliminarTu comentario había caído en la bandeja de spam y acabo de verlo ahora. Mis disculpas.
Es cierto que todo tiene su momento. Y sus momentos también. Cuantos libros leídos por segunda vez, o películas... exponen de otra manera sus relatos. Y también se reciben de forma distinta. El que los crea, el que los consume... nunca vuelven a tener esa misma mirada.
Todo tan en continuo cambio, que llega a dar un cierto vértigo.
Mejor no pensarlo y agarrarse fuerte a la atracción.