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1 de junio de 2016

La Lola y León

Tengo ganas de regresar a León, a su cálida morcilla y a su música...
Y su música, al margen del afán por el dinero del padre de familia, es una delicia acompañada de un fresco gin mientras giras y giras y giras... Y te olvidas del tiempo, de los problemas cotidianos, de las preocupaciones por asuntos del más allá...

Ay esa Lola... ¿Cómo no nos vamos a enamorar de ella?


11 de julio de 2009

Con vistas a la Catedral de León










Cuando llegamos al hotel nos habían asignado una habitación de un piso bajo que daba a la calle de marcha de la ciudad. Decidimos pedir otra y nos dijeron que únicamente quedaba libre una en el piso noveno pero que tenía el inconveniente de que era de fumadores. Sin embargo, y a pesar de que yo no soporto el olor que dejan los cigarrillos, decidimos subir para comparar in situ y realmente no me convenció demasiado. Mientras cogía la maleta de nuevo, con la intención de regresar a la habitación que se nos había ofrecido en un principio, abrí la ventana para ver lo que ocurría al otro lado. Cuál fue mi sorpresa, que la encontré allí suplicando que nos quedásemos para ver su espectáculo de luces; las luces de atardeceres y amaneceres y de las noches de luna.

Ni que decir tiene que me convenció absolutamente. No pude resistir la tentación.

10 de diciembre de 2007

Nuestro tesoro

Recuerdo cuando la vi por primera vez. Llegué a León de noche y se iluminaba su catedral con una humildad serena. Ni siquiera todos esos sufrimientos han sido capaces de mermar su enorme belleza. Y sigue brillando.