Y las tormentas llegaron.
Me pregunto si podría haber sido de otra manera.
Despedida.
Silencio.
Más silencio.
Aún nacen flores en los acantilados que caen irremediablemente al VACÍO.
Mi homenaje a Paul Auster.
Pero no elijo rincones desoladores, sino playas que se abren para que entre aire fresco.
Salgo de este VIAJE más enriquecida y, a su vez, más envejecida.
Es inevitable.
En este trayecto, me doy cuenta de los ERRORES.
Me pregunto si irremediablemente estamos atados a nuestros errores para SIEMPRE.
Busco la permanencia en mi interior.
Fuera, NADA permanece.
En el país de las últimas cosas.