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24 de julio de 2014

Si yo fuese ellos, no recogería estas medallas.


Vuelvo a actualizar esta entrada en recuerdo de todas las víctimas del accidente que ocurrió hace exactamente un año en Santiago de Compostela.
Ojalá sirva para algo tanto dolor. 
Ojalá sirva para que muchos se conciencien del daño que puede provocar la codicia.


Entrada publicada el pasado 17/07/2014 en este blog:

 


Lógicamente, no porque los colectivos y personas involucrados en las tareas de apoyo a las víctimas no merezcan estos reconocimientos y muchísimos más, sino porque la medalla concedida por parte del Gobierno debiera ser otra, de cara a la sociedad en general y de cara a cada una de las víctimas y sus familiares en particular. Lo pensé en su momento, y así lo expuse en el blog, y sigo pensando lo mismo un año después. 
Es triste tener que ver lo que se ha visto desde entonces y, lo peor de todo, adivinar el futuro con tantísima claridad, tanto acierto.

A día de hoy, seguimos corriendo riesgos evitables en sistemas que nos venden como super-avanzados, por la falta de responsabilidad de los que tienen mayores responsabilidades en todos estos asuntos de Estado.

Tienen que conocerse los motivos de este accidente, que creo se conocen muy bien, y tienen que responder todos y cada uno de los responsables.

Lástima de visión cortoplacista en la Política con mayúsculas. Lástima de sistema en el que un voto vale mucho más que la justicia, el respeto a los ciudadanos, la profesionalidad, la seguridad.


Y una canción...

6 de noviembre de 2013

Me lo expliquen, por favor...


El maquinista, único imputado por el accidente del Alvia en Santiago

Ni el interventor que realizó la llamada que prácticamente desencadenó el accidente. Ni los cinco responsables de seguridad del ADIF con competencias en el tramo del accidente. Ni el responsable de Seguridad en la Circulación -Andrés Cortabitarte- que señalizó la línea Santiago-Ourense antes de su inauguración y aceptó desconectar el ERTMS embarcado en el Alvia. Ni los 21 miembros del consejo de administración desde que se abrió el trazado, entre los que están el actual presidente del ADIF, Gonzalo Ferre, y sus dos predecesores, así como el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, por ser vocal del consejo. La decisión comunicada ayer por la Audiencia de A Coruña de dejar sin efecto las imputaciones de las personas que integraron el consejo y del exdirector de Seguridad en la Circulación devuelve la instrucción del caso Alvia al punto de partida: el maquinista del tren, acusado de 79 homicidios imprudentes, es de nuevo el único imputado por el accidente ferroviario de Santiago.


Las decisiones consecutivas de la Sección Sexta de la Audiencia, con sede en Santiago, consistentes en limpiar de imputados el organismo encargado de velar por la seguridad ferroviaria supone un vuelco en la estrategia de instrucción del juez Luis Aláez. Y demuestra la importancia de que el fiscal del caso se separara en este punto del rumbo de la investigación, mostrándose contrario a que se imputara a cargos del ADIF con los datos y pruebas que se habían recopilado hasta ahora en la causa.


El auto con el que el órgano de apelación levanta la imputación a estos 22 cargos -entre ellos tres miembros destacados de la cúpula de Fomento- es prácticamente un calco del que exoneraba a los cinco responsables de seguridad del ADIF y que fue notificado el lunes. Se reitera que la decisión de buscar responsabilidades penales en el entorno del administrador es «prematura y carente de base suficiente», aunque deja abierta la puerta a que se siga investigando para comprobar si en el tramo de Angrois, con una reducción brusca de velocidad de 200 a 80 por hora, se precisaban medidas adicionales de seguridad. Pero siempre buscando un consenso técnico que lo determine, en referencia al trabajo de los tres peritos judiciales, una labor paralizada al negarse a abonar la Xunta los presupuestos que presentaron en el Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago.

Suspensión de declaraciones

El primer efecto del levantamiento de las imputaciones será la suspensión de las declaraciones de estas 22 personas, que iban a tener lugar entre el 13 y el 22 de noviembre y entre el 11 y el 13 de diciembre, aunque no se descarta que buena parte de estos cargos sean llamados a declarar como testigos.


Aunque la Audiencia admite que un suceso como el Alvia puede tener «diversos autores», lo que legitima la línea de investigación multicausal del juez Aláez, considera que la señalización en la zona era acorde con la normativa -o al menos no hay respaldo técnico para decir lo contrario- y atribuye al maquinista la desatención de los distintos hitos en una ruta con la que se suponía familiarizado. «Bastaba mirar hacia delante y prestar atención para percibir y saber, en un margen mínimo, de muy pocos segundos, dónde estaba exactamente el tren y a qué distancia estaba el cambio de velocidades máximas, para así adoptar la decisión que correspondiera sobre la maniobra de frenado», constata el auto.


La Audiencia también entra en la eventual ausencia de fundamento al llamar a declarar a unos miembros del consejo que delegaron sus competencias de seguridad en los técnicos. Solo sería admisible, alegan, si los presidentes y vocales de los sucesivos consejos tuvieran conocimiento «de un riesgo ilícito» y no ejercieran sus deberes de control para evitarlo. Según los magistrados de la Audiencia, no hay datos de que existiera ese conocimiento «concreto», por lo que no se justifican la imputaciones.


Seguramente existan imprecisiones técnicas en la noticia. Es cierto: también se intuye en ella una visión parcial, muy parcial, de este tema. Yo diría que cercana a esa pasión no digna de ser utilizada en el periodismo serio.

Aún así, me parece vergonzoso que en este país se actúe siempre de la misma manera. Las responsabilidades se diluyen como un azucarillo dentro de un café caliente, muy caliente.

No esperaba menos, por supuesto. Se ve que el montón de responsables que velan por nuestra seguridad ya no son tan responsables a pesar de los honorarios y honores recibidos. 

No. No es demagogia. Es una náusea como un mundo.

Entradas relacionadas en el saloncito:




6 de agosto de 2013

El maquinista no tiene quién le llore


Siempre me ha sobrecogido el anhelo humano por echar gente a los leones. El maquinista del fatídico tren de Santiago ha sido lapidado y crucificado desde el primer momento, sin esperar un minuto y sin la más elemental precaución de conocer los detalles de la investigación. Bien es cierto que el buen hombre desde un primer momento asumió sin ningún tipo de excusas su responsabilidad en el siniestro, algo insólito en este país y que indica la grandeza moral de la persona, independientemente de su terrible error. Ni siquiera mencionó en su descargo la conversación telefónica que estuvo manteniendo con el control de tráfico ferroviario hasta el momento del accidente. Conversación en la que tuvo que consultar planos del trazado y que pudo ser el origen de su distracción. Tampoco esgrimió las medidas de seguridad que deberían advertir de un error humano como ése.
Él, con una integridad que sobrecoge, asumió su culpa. Porque independientemente del resultado del proceso penal, él ya es culpable ante sí mismo, sin excusas y sabe que está condenado a conducir para siempre un tren fantasma cargado de muertos. Un muerto viviente que no tiene quién le llore.







Éste es un enlace relacionado también con el accidente de tren. He pedido permiso a su autor para colgarlo en el saloncito. Lo leí hace ya unos días...
Poco a poco, se recuperará la normalidad. Incluso las personas más afectadas la recuperarán; una normalidad "con ecos"; como todas las normalidades que se crean a partir de las desapariciones más duras.

Parece que sale el sol ya por Compostela. Tímidamente.

Gracias, Kiko.

3 de agosto de 2013

Carta de un vecino de Angrois

 Acabo de leerla. 
He querido dejarla en el saloncito también.
Supongo que es lo que imaginábamos ya; cómo funciona todo esto... 




En la pequeña aldea de Angrois hay muchos ancianos. Cuando alguno tropieza y cae al suelo corremos a levantarlo. Es una reacción espontánea, humana. Eso hicimos la noche del 24 de julio. No pensamos, actuamos. Agotados, sin cenar, sin dormir, desde las ocho de la mañana hasta que desfallecimos respondimos al estribillo de cientos de micrófonos: «Dónde estabas, qué hiciste, qué pensaste, qué viste?». Mientras, por la plaza, el puente y las vías transitan uniformes, chalecos amarillos y corbatas; las gigantescas grúas levantan convoyes, las maletas, bolsos y el dinosaurio verde fosforito son transportados a furgonetas custodiadas. Ya no hacemos falta, no nos dejan ni mirar, para regresar a casa hay que dar el paseíllo por senderos oscuros. En casa los teléfonos fijos y móviles no paran de sonar, todos quieren una entrevista, desde Estados Unidos a Japón. Intentamos ser amables, educados. Para no herirnos apagamos el televisor, la radio, el ordenador, apartamos los periódicos.
Llega Rajoy y Ana Pastor, ni siquiera nos saludan. Luego Rubalcaba y otros, lo mismo. El alcalde nos convoca, por fin nos felicita. «No somos héroes, no queremos nada más de lo que ya estábamos demandando». Llegan los primos psicólogos. Un periódico nos concede el premio Gallegos del Año. Siguen los micrófonos acechando, los teléfonos sonando sin parar. «Ven a Madrid, a Barcelona, al programa de fulanito, te pagamos el viaje. El Facebook y la página web de Angrois se bloquean, como nosotros. Hay que ir al Ayuntamiento corriendo: vienen sus altezas los príncipes de Asturias, hay que estar a las 6.30 para recibirlos sonrientes, como así hicimos. Tras ellos, Feijoo, ministros, altos mandatarios. «Para lo que haga falta llámame, mi secretaria te da mi teléfono». Más micrófonos.
La policía judicial se lleva a los vecinos que socorrieron al maquinista para que declaren. El Ayuntamiento se reúne en pleno, nos concede la medalla de oro de Santiago. Un malagueño recoge firmas para nominarlos al príncipe de Asturias. Viene el alcalde, nos comunica el premio. «Gracias, pero no queremos nada». La concejala aprovecha para que le contemos y enseñemos lo que desde hace un año entró por el registro del ayuntamiento. «Hay que hacer algo que conmemore esto». «Por favor, no nos levanten un cementerio». Más micrófonos, más llamadas insistentes, primero elogian, luego piden que concedas una entrevista para un programa basura. Vienen los técnicos del Ayuntamiento, recorremos con ellos toda la aldea, recordándoles lo que ya pedimos y no leyeron. Levantan informes que se serán estudiados. Otro telefonazo, viene el ministro del Interior «¿y qué pintamos nosotros con él?». Viene, ni nos mira. Pero le paramos y le pedimos que rinda homenaje al jefe de caballería de Santiago, que se lanzó a las vías como desde un trampolín y nadó contracorriente toda la noche del 24. Toman nota, dicen. Funeral por las víctimas en la catedral, con tres horas de antelación la Xunta nos ofrece autobuses. Corremos para avisar a todos. Nos colocan los últimos. Don Julián Barrio pregona el descanso y la paz eterna. Eso es lo queremos nosotros también. Un familiar le niega la mano a los príncipes, «Vdes. no me representan». Esa sí que es una heroína. En el Obradoiro les aplauden generosamente. En la aldea nos esperan más micrófonos, cordones policiales, trasiego de maquinaria infernal. «Por aquí no se puede pasar», «Pero si vivo ahí? tengo que ir mañana a trabajar». Más rodeos, más llamadas durante la noche de insomnio. Saltándose los controles, comienzan a aparecer flores en el puente. En YouTube a un vecino le llaman hijoputa, cabrón, sinvergüenza, por haber grabado un vídeo y haber gritado fuera de sí ante el espanto. Se lo ha regalado a los medios de comunicación de todo el mundo. «No hagas caso -le consuelan sus vecinos-, nosotros sabemos lo que hiciste esa noche». Vamos cayendo, más psicólogos. Don José, nuestro cura, nos visita, nos alienta, programa una concentración en el Obradoiro saliendo desde Angrois. Llaman del hospital, van a devolvernos las mantas con que arropamos a los muertos. «Por Dios -grita un vecino-, ¿quién se va a arropar con ellas?». Acordamos que las donen a un centro de asistencia social cercano.
Más micrófonos, ya invadiendo huertas, casas, ventanas. El Sindicado Unificado de la Policía Nacional quiere rendirnos homenaje. «Gracias, pero sin vosotros no hubiéramos hecho nada». «Hay compañeros que se tocaron los cojones», responden. Aceptamos, no podemos ser desagradecidos. Nos llegan miles de mensajes y cartas de todo el mundo llamándonos ángeles. Los periodistas rascan en el pasado, el movimiento vecinal en contra del AVE, las promesas del ministro José Blanco, la aldea desgajada durante tres años, las casas derribadas, los terrenos expropiados, las duras negociaciones para levantar las actas, el pago a 3 euros el metro cuadrado por la finca que dio de comer a los abuelos, el no haber visto un duro desde entonces, el aplomo de Isabel Pardo de Vega, jefe de Obras, asegurándonos que en dos meses levantaba el nuevo puente de la Vía de la Plata. Tardó dos años. «Queremos un falso túnel», le demandamos. «No da la altura», responde. Lo hizo un poco más allá, en Castiñeiriño, más bajo, pero residencia de la hija del concejal Bernardino Rama. Bonitos jardines. Para nosotros, unos bancos y unos rododendros que se agostan por la maleza, a pesar de nuestros mimos. «Tenéis que asistir al homenaje de Bonaval», nos dicen desde el Parlamento. «Pero si tenemos la concentración en el Obradoiro». Nos dividimos. El presidente de la asociación de vecinos y el secretario aguardan consolando a la jefa de protocolo de la Xunta, rota en sollozos. Suben al estrado conmocionados por la Negra sombra de Rosalía. «En Angrois nos cogeremos del brazo y despacio, poco a poco, andaremos juntos hacia adelante», dice el primero. El otro recita a Valente y se derrumba. Le rodean decenas de trajes negros.
«Lo que quieras, lo que nos pidas, llámame». «Solo quiero descansar, que me dejen llorar». Un músico de la Real Filarmonía de Galicia le aconseja que les mande a la mierda, que los vecinos de Angrois también están heridos y necesitan ser respetados. El chico asiente.
En el Obradoiro nuestro cura se aparta, deja el protagonismo a un compañero suyo. Otra vez los malditos micrófonos y cámaras. «Pero qué coño quieren que les digamos ya? ¿una mentira?». En Angrois los operarios son incapaces de sacar las locomotoras. El insolente tren que ya circula por una vía libre tiene la desfachatez de cruzar haciendo sonar el estremecedor silbato. Otra noche de insomnio, la séptima. Culpan al maquinista y un vecino acierta «Nos vendieron una Harley y resultó ser una Vespino». Los altos jefazos del ADIF por fin dan la cara ante el pueblo. «Disculpad por no haber hablado antes con vosotros, pensábamos que érais un Ayuntamiento propio». Sonreímos ante su propia contradicción. Levantan acta de daños en viviendas, bienes públicos, pero no de daños personales. El operativo de emergencias del 112 para atender a los vecinos se cierra. «Acudid a urgencias». Citas para el otoño a los que cada día van cayendo. Se levantan las murallas. Decenas de familiares y curiosos invaden todo.
Cruces, recordatorios, flores, esquelas, incluso un artista graba en el hormigón con caligrafía esmerada un agradecimiento. Continúan los sabuesos reporteros grabando, pretendiendo ahora reflejar la vida cotidiana en Angrois. Se les cierran todas las bocas y puertas porque esa vida ya no existe. La policía nos rinde un sencillo pero sincero homenaje, de cinco minutos. Les aplaudimos a rabiar. Los de traje y corbata se despiden. «Ahora me voy de vacaciones, pero ya sabéis dónde estoy». Por fin nos quedamos solos. Llovizna. Nos miramos unos a otros con ojos enrojecidos y ojeras descomunales.

2 de agosto de 2013

Vacaciones



Las acabo de estrenar y estoy medio "descolocada" aún. Parece que me hayan pillado por sorpresa este año...
En Santiago llueve pero siempre hay algo positivo en las lluvias y los días grises; incluso entre los espectáculos más dantescos, se asoman verdaderas lecciones de vida, de humanidad.
Pensemos en lo verdaderamente importante, en lo que realmente merece la pena.
Nos perdemos muchas cosas por ser cómo somos.
Muchas.

Felices vacaciones a todos. 
Feliz verano.
Serenidad.

28 de julio de 2013

Lo que nos quieran contar...



Me parece vergonzoso el comportamiento que se está teniendo de cara al maquinista del tren de Santiago. Por parte de Adif, de Renfe, del Gobierno, de las Administraciones, de los medios de desinformación, de la gente de este país que sabe de todo y que todo lo sabe.

Yo, lo único que sé es que aquí no hay un único responsable sino muchos. Quizá el maquinista ni siquiera lo sea...o quizá sí.

Lástima de mi desconfianza tras las investigaciones.
Lástima.

25 de julio de 2013

Santiago hoy



Acabo de pasear Santiago. Hoy es un día en el que las personas caminan como si lo que ocurrió ayer fuese sólo un mal sueño del que todavía no se han recuperado totalmente.
Un abrazo a todos los heridos y familiares de las víctimas y, por favor, prudencia a la hora de juzgar. 
Mil gracias a todos los que han aportado en estos momentos tan duros.










Enlace compartido:

La Galicia de las manos

24 de julio de 2013

Hoy es uno de los días grandes...(ACTUALIZACIÓN)







Esta noche tiene lugar el espectáculo de los fuegos artificiales sobre la fachada de la catedral en honor al Apóstol. Yo me quedaré en algún rincón esperando que la ciudad se relaje, se quede casi tan solitaria como la mujer que desea esa soledad después de un amor apasionado.


ACTUALIZACIÓN:

Un abrazo, Santiago.