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23 de marzo de 2024

Sobre Carrie Bradshaw y otros personajes de Sarah

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Es sobre ella y los personajes que he conocido que interpreta Sarah Jessica Parker.

He visto mil y una veces Sexo en Nueva York (Sex and the City). Otras pocas, And Just Like That. Recientemente, he visto Divorce también. Y algunas películas de ella...

Me he sentido identificada con las protagonistas de la serie principal, salvando bastantes distancias, porque casi íbamos "creciendo" a la par. Las edades, las mismas épocas vividas. Eso une mucho. También la evolución de las series a lo largo de los años. La evolución de los personajes. 

Muy diferentes entornos, desde luego. Y diferentes niveles a todos los niveles. Dejo que lo interpretéis como gustéis. 

Pero quería centrarme en los personajes que interpreta Parker. Tiene un atractivo especial y, a su vez, también echa para atrás en multitud de comportamientos dignos de una niña mimada, tremendamente insufrible en ocasiones. Aún así, es cierto que tiene "algo". La fama llega por un motivo y su motivo podría definirse de mil formas.

Quizá sea su belleza diferente. Aunque, ahora que lo pienso, diferentes son todas las mujeres de estas series. Cada una con sus encantos, y cada una con sus insoportables características. La diferencia es algo que valoro de forma especial en estos tiempos que corren. Cuando cirugías y tratamientos, y filtros, y bla bla bla... intentan unificar aún más a las masas. Sarah tiene una belleza natural a pesar de los tratamientos (y es sofisticada también). Su personaje principal es sensible, soñador, infantil en esa etapa adulta que nos devuelve a una niñez. Me pregunto ahora si llegamos a ser adultos alguna vez. Si alguien llega a serlo. Esa es otra cuestión que dejaré para otro momento, en el que trataré este tema sin dejar de mencionar las máscaras que algunos se colocan estupendamente.

Y, de repente, la vida. En alguna frase le he escuchado decir a Carrie que esta no tiene sentido. Que con la edad aprendes eso. Lo sufres, lo vives, lo aprendes. Esto último es lo bueno que puedes llevarte para relajar el futuro. Una forma de relativizar todo lo que venga... No hay más. Es esto. Te ha caído encima y tienes que sobrellevarlo de la mejor manera posible.

Es una serie. No es real. Pero, si ha caído en gracia entre el gran público, es por una identificación. Si no te identificas con algo, te alejas. Si te identificas, te atrae inevitablemente. 

Ahora, en And Just Like That, se tocan temas de actualidad; Las redes, la educación con las redes sociales, la salud mental, la identidad de género, las libertades que se abren camino y que yo pienso que también están eclipsando falta de libertades en otros ámbitos muy importantes. La madurez (en términos de envejecimiento también) de cuerpo y alma, la muerte, el amor en edad madura, la desaparición del amor y la soledad... 

Todos buscamos esa mano que nos agarre en los momentos más difíciles. Los personajes de Sarah con sus saltitos y demás movimientos graciosos y sus coqueteos con la cámara, tienen una razón fundamental para atraer de alguna manera; Una naturalidad y sinceridad que no pueden esconderse ni tras los modales refinados, ni con la moda de alto copete ni con la educación hipócrita que todos acabamos por perder en algún instante al menos, a Dios gracias.

No sé si acabo de inventarme este término de Educación hipócrita. En cierto modo, tiene su sentido.

Por cierto, iba a hablar de Sarah y de sus personajes y me he dispersado. Lo dejaré escrito así. Y añadiré para incrementar la dispersión que me ha llamado también la atención la evolución del personaje de Miranda (Cynthia Ellen Nixon) entre las dos series de este célebre grupo de amigas. De una Miranda segura de sí misma y fuerte a una Miranda que se deja llevar hasta el infinito. Ella menciona en la madurez que tiene derecho a eso. A dejarse llevar sin más. Sobre todo, porque no lo ha hecho nunca.

Y se me acaba de ocurrir otra pregunta que ya me preguntaba allá por las temporadas iniciales de Sexo en NY, y que seguramente nos hemos preguntado casi todos los que hemos buceado por sus capítulos: ¿Qué ocurriría si se tratase de un grupo de amigotes y hablasen de mujeres en el mismo tono con el que estas simpáticas amigas hablan sobre hombres y sus divertidas anécdotas? Es cierto que habría alguna que otra polémica más sobre la mesa de las actualidades. 

Continuemos con el fin de semana antes de que la Semana Santa lo invada todo. Hasta las más bellas procesiones.

11 de febrero de 2024

Gente normal o Normal people (serie)


Una historia de amor que se hace imposible o que es más posible que muchas otras que nos rodean. Ese tipo de relaciones que no pueden romperse definitivamente pero tampoco continuar para siempre y por siempre de la forma "establecida".

Una delicia de serie por la tremenda sensibilidad que se vuelca en ella. La sensibilidad de sus protagonistas, que luchan por mantenerse a flote mientras la vida va haciendo de las suyas. Amándose y nunca ignorándose. No pueden. No son capaces. A pesar de los temores, a pesar de todo.

La química que existe entre los dos es palpable desde el primer momento. Uno se adentra en los sentimientos de la pareja con una facilidad increíble. Es capaz de comprender el sufrimiento, el disfrute, la ilusión, los miedos y anhelos. Cada uno con su mochila, con sus facilidades y con sus traumas también. Los pasados que marcan para siempre los presentes y los futuros. 

Y entre medias, esa inteligencia que provoca que sigan adelante. Con inquietudes, con disgustos, con la lucha por encontrar algo a lo que denominamos felicidad pero es mejor que eso. Mucho mejor.

Me quedo con las magníficas interpretaciones. No hace falta explicar nada. Sólo observar. Me he sentido como Marianne y como Connell. He comprendido perfectamente sus comportamientos, a pesar de no ser perfectos y estar lejos de esa perfección en ocasiones. No es fácil. Nadie ha dicho que lo sea. De hecho, es comprensible intentar salir como se pueda. Sin flotador y buscándolo. En este mar inmenso.

19 de enero de 2024

Rapa, el thriller tranquilo

 


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He leído esta definición por algún titular que pulula por internet. No me gusta introducirme en los calificativos de las historias que nos cuentan. Prefiero quedarme con las sensaciones que éstas me producen. Y así lo he hecho.

Esta historia me ha seducido. Había visto su primera temporada y he vuelto a verla. Me he estrenado con la segunda. 

¿Qué podría decir? Son deliciosas. Por esa Galicia que me tiene completamente cautivada. Por esos rincones que, sin serie ni aplausos globales, me han cautivado siempre. Los siento tan cercanos que cuando deseo huir no sé hacia dónde, vuelvo a dirigirme a ellos para que acarien mi estado de ánimo. Son como esa piel necesaria en días helados.

Y las gentes. También aquí, de alguna manera, retratadas. Y queda retratada la Justicia con mayúsculas. Y con minúsculas. Porque uno se pregunta por su significado. ¿Qué es realmente la Justicia? ¿Por qué llegamos a actuar de un modo u otro? El ser humano y sus mil caras, y sus límites. Sobre todo, sus límites. La gama de grises danza una y otra vez entre los sucesos que rompen lo cotidiano e, incluso, se confunden con las mismas rutinas.

LLueve. Subo a la sierra, bajo con As bestas, disfruto de una buena caldeirada cerca de las olas que lo bañan todo. Y he recordado a esa Sirena con una leyenda que no llego a adivinar ahora si es triste o todo lo contrario. Y piso esos suelos de piedra desigual intentando no meter el tacón en uno de sus múltiples agujeros. Y disfruto de un chocolate caliente mientras las galerías acristaladas ejercen de acogedor paisaje y me traen recuerdos de una vida anterior que ya no considero mía. Y sigue lloviendo. Subo a casa, enciendo la lámpara de la mesa del comedor y cojo ese libro que continúa la vida. La vida que se va escribiendo sola y sorprendiendo con cada giro de guión.

15 de mayo de 2022

La amiga estupenda



No es fácil que termine de ver una serie. Normalmente, no suelo pasar del primer o primeros capítulos, si la cosa empieza prometiéndome y lo estropea todo, una vez incumplidas las primeras expectativas.

Por eso, La amiga estupenda es especial. Al menos, para mí. Una serie de sentimientos "mudos". Y me estoy refiriendo a que no hacen falta palabras porque las palabras saben ocultar mejor que los gestos, las miradas, los silencios que escupen lo que sienten las tripas.

Es verdad que tiembla la voz a veces. Otras, grita. La forma en que salen esas frases desnudan también al que las pronuncia, pero lo que se transmite con el cuerpo es un escaparate mucho más valioso si sabemos detenernos a observar. Y precisamente aquí, las actuaciones son magistrales. Podemos lograr meternos en cada una de las escenas con facilidad. Sufriendo con ellos, amando con ellos, desconfiando de ellos. Tumbándonos sobre esa playa de verano que es capaz de clavar puñales en medio de un escenario de ensueño.

En el Nápoles de los años cincuenta, se desarrolla esta historia de vidas. En un barrio pobre que lucha única y exclusivamente por sobrevivir. Y algunos, los más espabilados, por algo más, que yo también denomino "sobrevivir" al fin y al cabo.

Bien trabajados el ambiente, los personajes de las diferentes familias, las relaciones, la búsqueda de pan y riqueza. La miseria, sobre todo. Y el maltrato.

La protagonista verdadera de esta serie es una amistad entre dos mujeres desde que son niñas. Se quieren ambas y también se repelen por momentos. Inteligencias diferentes. Atracción a pesar de todo. Mucha atracción entre dos amigas de tan distintas personalidades y orígenes semejantes. 

Hay personas que poseen una fuerza increíble, un poder irresistible. Suelen ser peligrosas y complicadas. Vulnerables también, en ocasiones. Como lo somos todos frente a ciertas embestidas de la vida. Una de ellas podría caber aquí, en este grupo. La otra, más sensible e insegura, tendrá oportunidad de demostrar su fortaleza con la vida que está por venir. Todos tenemos tiempo para hundirnos y para resurgir. O viceversa.

Diferencia de oportunidades como telón de fondo. Resentimiento como consecuencia de ello. Pobreza. Culpa. Inseguridad. Amor. Desamor. Odio. Sexo. Competencia. Infancia y madurez. Todo cabe en esta serie realizada con tanta sensibilidad.

Queda una temporada por emitir pero ya la protagonizan otras actrices en edad madura. 
Con estas, desde luego, dieron en el clavo.

9 de junio de 2019

Hierro y Candela




Hierro es la serie y, Candela, la que ofrece ese toque de frescura y humanidad a una historia bien trabajada por todos y cada uno de sus personajes. Y por sus paisajes. Ésos que me transportan a la infancia. Lugares que, por ser vividos de niño, se quedan para siempre con nosotros. Sobre todo, si son tan bellos, tan estremecedores, tan especiales.
Escenas acogedoras, momentos únicos, entrañables, sentidos. Y las consecuencias de nuestros actos. Y el pasado que marca a fuego. Y lo irreversible de vivir. Ésa es la gracia. Y la desgracia...

Felicidades al equipo. Un beso amable para Candela. Y un consejo también para ella: Que actúe, que busque papeles que la merezcan. Que se valore.
Que se la valore también porque es oro puro.

10 de septiembre de 2018

Heridas abiertas (Sharp Objects)



Acabo de empezar a verla. No tengo, por tanto, información suficiente para emitir un juicio personal con fundamento sobre esta serie. Sin embargo, me apetecía aplaudir hoy en el saloncito a una actriz que se me clava en el alma cuando la veo. Sin duda, una de las mejores actrices del panorama actual: Amy Adams. Si la serie no me gusta, que por el momento sí que la veo bien trabajada, sé que, al menos, ella no me defraudará. Nunca lo hace.

Sus expresiones tan sentidas, tan profundas, tan humanas...son realmente demoledoras. Sus ojos, su forma de actuar, la representación tan real de dramas personales que guardamos todos y cada uno de nosotros en nuestro interior...

Simplemente por ella, estoy segura de que la serie ya nos aportará algo. Mucho.

Si hay algo que me atrae, es precisamente ese trabajo psicológico de las artes. No hay nada más emocionante que indagar en el desarrollo de la personalidad humana. 

Para tomar nota.

19 de mayo de 2018

Borgen




Estoy viendo esta serie. He empezado a verla. Es curioso porque, fuera de la ficción, estoy tan cansada de la realidad política y mediática en general, que lo extraño es que haya caído en esta historia que toca todo aquello que últimamente detesto. Y, no por falta de interés personal, sino por amor propio. 

Necesitaba un respiro. Sigo necesitando este alejamiento tan recomendado para la salud física y mental. Aún a riesgo de quedarme sin palabras en los debates de actualidad que se generan alrededor de una mesa, de un café, de un buen vino. Puedo llegar a soportarlo. Es más, me siento bien cuando me siento alejada de todo lo que se dice, se comenta, se rumorea... 

Pero, lo de Borgen, desde mi punto de vista, es un aprendizaje. Un entretenimiento también. El ser humano precisa de pasar el rato, incluso a veces sin acercamientos a grandes conocimientos. La vida también es perderse en frivolidades. También es eso. Sin una tontería a tiempo, estaríamos todavía más muertos, más vacíos.

Me gusta la serie porque me he enamorado completamente de su protagonista: la Primera Ministra de Dinamarca. La veo inteligente, cálida, fría también. El personaje, desde mi punto de vista, es maravilloso. 

Y navega ella entre las aguas de los juegos políticos y la familia. Esa conciliación tan imposible de llevar en determinadas posiciones. Porque, si es ya difícil conciliar siendo un ciudadano normal, podremos imaginar la dificultad a la que se enfrentan personas que ocupan cargos de este tipo, para conservar aquello que es tan indispensable, tan natural. 

Todo en esta vida requiere su esfuerzo. Sin una preocupación continua, es fácil que, aun los vínculos más fuertes, pierdan esa fortaleza y se rompan sin remedio.

Toca entonces esta serie la conciliación, los entramados políticos, los juegos sucios, el sexo, el amor, los hijos, el papel tan injustamente destacado de la prensa política, las frustraciones personales, las apariencias. 

Hace pensar en el papel que juega la protagonista, que ni ella muchas veces sabe cuál es... Porque es tan difícil perderse cuando uno debe depositar su confianza en tantos. 

Es, básicamente, una serie psicológica. Una serie en la que juegan un papel tan importante las miradas. Ese juego de miradas de Borgen es espectacular. Y no olvidemos que es una serie danesa; tan alejados supuestamente de los sentimientos más nuestros. Al final, es cierto, todos somos personas de corazón y cerebro. Y el corazón siempre tiene un papel fundamental en nuestras vidas, seamos del frío norte o del cálido sur...

En resumen, esta ficción me ha llegado. Quizá, porque, en cierto modo, no sea tanta ficción. 

Me gustan las series psicológicas; las series que se centran en lo que sentimos que, en definitiva, es lo que somos.



*Los blogs no se mueren si no los dejamos morir.

6 de enero de 2017

The Affair



Me ha atrapado esta serie por su profundidad psicológica. Un affair y cuatro puntos de vista. Todos ellos, dignos de ser considerados. Todos ellos, dignos de ser escuchados. Y es que, en el fondo, todos tenemos nuestros motivos para comportarnos de una u otra manera. Claro que es tan complicado comprendernos mutuamente. En primer lugar, porque no nos paramos a intentarlo siquiera. No hacemos el menor esfuerzo por lograr encontrar los propios defectos. Y es tan fácil señalar con el dedo los defectos de los otros...

Tiene escenas de una calidad increíble. Actores muy buenos. Sensibilidad a flor de piel en cada mirada, en cada gesto, apenas perceptible, si uno no está atento...

No esperéis algo que no es. Esperad la vida misma, y algo más que nos recuerda que es una serie.

Un trabajo bien hecho. Sin duda alguna.

1 de febrero de 2015

Sobre la soberbia de los políticos y su alejamiento de la realidad





Siempre lo he pensado. Es fácil criticar a esta gente que nos gobierna; ya sea desde las instituciones bancarias, desde el Gobierno, desde las administraciones o desde el lugar más recóndito que podamos imaginar...
Una vez estaba tomando el aperitivo en una terraza de cierto nivel, en un pueblo que se encuentra a las afueras de La Coruña, y descubrí (y confirmé también) lo alejados que están de nosotros estos personajes (los llamo personajes porque no me sale llamarlos personas). Ellos son así, precisamente, por ese alejamiento de la realidad que sufren o disfrutan.

De hecho, si lo pensamos, cada uno de nosotros vive en una realidad diferente. Pero, claro, algunas realidades son más diferentes que otras...

Dejo aquí la columna de Rosa Montero que acabo de leer. 
Disfrutad y aprovechad el domingo, navegantes.

Por cierto, ¿alguien ha visto la serie de la que habla (Borgen)?...




Esos pobres políticos


El político no tiene tiempo para nada. Además de estar perpetuamente agotado, pierde todo contacto con la realidad


Aprovechando la gripe anual me he visto de una tacada los últimos capítulos de la primera temporada de la serie Borgen; no sé si la fiebre habrá distorsionado mi atención, pero me han parecido fascinantes. Borgen es esa producción danesa que narra la llegada a la jefatura de Gobierno, por vez primera en la historia del país, de una mujer que, perteneciente a un partido minoritario, alcanza el puesto casi por carambola y ha de gobernar en coalición. Se empezó a emitir en 2010 y justo un año después llegó de verdad al cargo la primera danesa, también inesperadamente y en minoría: la guapa y muy rubia Helle Thorning-Schmidt, la misma que provocó el ataque de celos de Michelle Obama al hacerse sonrientes selfies con el presidente de Estados Unidos en el entierro de Mandela.
Pero el valor de la serie no tiene que ver con esta coincidencia ni estos cotilleos. Lo que me ha impactado es la sencillez carente de estridencias (salvo un personaje que es un verdadero miserable, no hay gente muy buena ni gente muy mala, no hay grandes conspiraciones ni tremendas corrupciones) con la que refleja de manera demoledora cómo el poder te cambia, te empobrece y te enajena. La protagonista llega al cargo de primera ministra entre otras cosas por su frescura, por su veracidad, por su falta de fingimiento, por su genuino anhelo de mejorar la sociedad danesa. Pero basta con que pase un año, sólo un año, para que esa mujer se haya traicionado a sí misma innumerables veces. Con dolor, con inmenso sufrimiento, porque no es una cínica; pero con una evidente pérdida de contacto con la realidad. Cuando están preparando el discurso de apertura del nuevo año parlamentario, su jefe de comunicación le pregunta exasperado: “Pero ¿qué política quieres hacer? ¿Qué quieres hacer como primera ministra, además de mantenerte en el poder?”. Y ese es el quid de la cuestión: en tan sólo 12 meses, la lucha feroz por el mantenimiento en el poder parece haberse convertido en casi el único juego que es posible jugar en Borgen, que es como llaman a su palacio de Gobierno, a La Moncloa danesa. La soberbia es la madre de errores garrafales y el caldo de cultivo para la necesidad de adulación de casi todos los políticos.

Acabo de leer, precisamente, un ensayo interesantísimo sobre este mismo tema: Las leyes del castillo, de Carles Casajuana (Península), un diplomático de carrera que ha trabajado en La Moncloa y ha visto muy de cerca los engranajes del poder. Casajuana nombra algunos de los graves problemas que padecen los políticos; el primero, el de la pura incompetencia. “Creemos que, porque son poderosos, los gobernantes tienen más capacidad que los demás para dirigir los asuntos públicos. Pero no siempre es así. (…) Los gobernantes, de media, no poseen un talento especial para gobernar. Poseen únicamente un talento especial para alcanzar el poder y conservarlo, que no es lo mismo”. Y cita una frase genial de Bioy Casares: “El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez”.

Por añadidura, y esto es esencial, importantísimo, y se ve claramente en Borgen, el político no tiene tiempo para nada. Vive una vida ri­dículamente cargada de trabajo y de compromisos, una agenda tan extenuante y delirante, en fin, que no duerme, no piensa, no lee, no habla con sus hijos, con su cónyuge, con su familia, no pisa la calle, no hace nada, en fin, de lo que hacen el resto de los humanos. Además de estar perpetuamente agotado, pierde todo contacto con la realidad. Un cansancio que fomenta otro grave error, según Casajuana, y es que “cuanto más poderosa se siente una persona, más fácil es que, en vez de meditar cuidadosamente sus decisiones, saque conclusiones precipitadas de la información de que dispone, aunque sea incompleta. (…) Tiende a pensar que, si ha sido elegida para el puesto, es que vale para ello”. Esa soberbia, avivada por la falta de tiempo, es la madre de errores garrafales. Y además es el perfecto caldo de cultivo para la necesidad de elogio y adulación que casi todos los políticos sienten, según Casajuana, en mayor o menor medida. Y cita a La Rochefoucauld: “A veces imaginamos que detestamos la adulación. Pero en realidad sólo detestamos la manera en que nos adulan”.

Borgen y Las leyes del castillo te hacen sentir pena por los políticos. No me refiero a los corruptos, a los grandes canallas, sino al que entra en la gestión pública lleno de buenas intenciones y a los pocos meses cae en una orgía de trabajo embrutecedora que sólo le deja tiempo para dedicar todas sus energías a mantenerse en el sillón. Pobres políticos, sí, pero sobre todo pobres de nosotros, condenados a ser dirigidos por estos enfermos. No sé, algo habría que hacer, prohibirles trabajar más allá de las siete de la tarde, mandarlos a casa el fin de semana, echarlos obligatoriamente cada tres años. No parece fácil escapar de esta trampa. “Creo que con el tiempo mereceremos no tener Gobiernos”, dice Borges, citado también por Casajuana.

@BrunaHusky

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21 de noviembre de 2013

Madurez


¿Qué es la madurez?
Estoy cada vez más convencida de que TODOS morimos inmaduros.
¿Es que la especie humana tiene una vida demasiado corta o es que realmente somos incorregibles?...


13 de octubre de 2013

De Belén López (actriz española)



Hacía tiempo que quería hablar de esta actriz española en el saloncito. Se llama Belén López y me encanta. Donde más la he podido disfrutar es en la serie Pelotas, en la que hace un maravilloso ejercicio de interpretación al acercarnos a todos a esas pequeñas alegrías y miserias cotidianas que nos envuelven en la vida inevitablemente.

No entiendo por qué no estás más "explotada". Eres una mujer que transmites: sencilla, real, atractiva, fuerte, cercana, dulce.

Belén, yo te envío desde aquí mis felicitaciones por ser de carne y hueso.
Quizá, por desgracia para todos nosotros, tendrías más oportunidades si fueses de plástico.

Te deseo la suerte que mereces, que es mucha.
¡Enhorabuena por regalarnos trocitos de realidad!