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16 de enero de 2013

El divorcio es una estafa



El divorcio es una estafa

Una de las estafas más enormes de nuestra era, uno de los fraudes más masivos e incomprensibles es el divorcio "porque ya no te quiero". Entiendo que alguien se pueda divorciar porque el otro le ha sido infiel o le ha maltratado, o ha incumplido de un modo clamoroso su parte del contrato.  

Pero ese llegar a casa al cabo de veinte años y decirle a tu mujer o a tu marido que ya no le quieres y que te vas con otro o con otra, o que no te vas con nadie y que simplemente te vas; esa retórica sentimental de reality de media tarde, es una total y muy despreciable estafa. La gente se ha cansaso de luchar, y por eso nuestro mundo da hoy tanta pena. No hay sentido del honor, no hay sentido del deber, todo se quiere gratis; nadie cree que deba nada. Sin temor de Dios ni conciencia de pecado original, la vida no vale nada.


Hicimos una promesa, y aunque no está de moda recordarlo, nuestras promesas tiene un valor o tendrían que tenerlo. Y sobre esa promesa construimos nuestra iglesia. Tu es Petrus. Pasan los años, pasan los chicos y las chicas, nuestros cuerpos se vuelven menos hermosos de lo que eran pero puedo ver tu sonrisa a través de las gafas de lectura y me parece más dulce que nunca. Caen los años, es cierto, sí, como sentencias del tiempo, y junto a la vida que elegimos pasa, fantasmagórico, todo aquello a lo que de un modo o otro renunciamos. Las ventanas abiertas a la espuma de abandonados mares de leyenda. Entre la nieve y las rosas hay algo más que el cristal.

Se quiere por acumulación, por cansancio, por compasión. Se quiere al límite de nuestra propia condición, como una esperanza o una plegaria, se quiere por piedad. El amor enamorado es una aroma de salida, muy potente pero que se desvanece enseguida, como las notas cítricas de un perfume. Luego empieza el amor verdadero, más poderoso que la vida y que la muerte, el amor que se mezcla con la sangre y con la carne, que aparece y se va en cada sueño, que nos eleva y nos ata, que nos salva y nos quema. Hicimos una promesa.

"Ya no te quiero" es una renuncia, una traición, una monumental estafa. Escandalosa dejación de funciones, amar es cuidar de dos almas. ¿En qué momento te olvidaste de la mía? Amar es arremangarse, ensuciarse, subir y bajar mil veces del fango la manta de estrellas, del júbilo a la miseria, saber que no hay solución y permanecer junto a él o junto a ella. Hicimos una promesa. En la enfermedad y en la salud, en la alegría y en la tristeza. No digas que has conocido a alguien -eso ya lo sabías des del principio. No digas que no sabes qué te ha pasado -el amor es la respuesta si sabes como tratarlo, hacerlo crecer como a un bebé para que con el tiempo de vuelva fuerte y no se vaya.

Salvo en los casos extremos anteriormente citados el divorcio no es una opción ni un derecho, es un fracaso. Almas poco musculadas, inteligencias poco dispuestas a asumir los verdaderos retos importantes, ya no digamos si hay hijos en danza. Especialmente entre los nacidos a partir de 1970, que tuvieron toda la información y todas las opciones, toda la libertad para "experimentar" - que es como se dice ahora- que al cabo de un año o dos de haberse casado se divorcien es una terrible ofensa a nuestro propósito fundacional, un modo muy barato y mezquino de comportarse. Algo que da una información muy penosa y sórdida de lo que hacemos y somos.

No digo que sea fácil. Nadie dijo que fuera fácil. Hicimos una promesa y somos nuestras promesas: eso es lo que somos. Nuestras promesas crecen con nosotros y nos hacen dignos y nos acercan a nuestro destino. Hicimos una promesa. Tenemos una misión. La vida es real, la vida es seria y la tumba no es su meta.   


30 de noviembre de 2012

Otra vez, Sostres

Como hoy estoy vagoneta, dejo aquí unas palabras de Sostres de su última columna, titulada "Muere la quinta joven".
Hoy anda más "suavecito"...
Eso parece.
:)

Instrucciones para que no vuelva a pasar:

1) Huye de las multitudes.

2) Más de cinco personas es multitud.

3) Huye de las fiestas de los días señalados.

4) Huye de las fiestas en general.

5) Los pabellones deportivos los carga el diablo.

6) Todo lo que empiece por macro es un mal presagio.

7) Elige a tu barman. No bebas si no es de lo que él te prepare.

8) Controla la noche. Decide tú, no vayas donde la gente va.

9) Haz que tu vida se parezca siempre lo más posible a tu personalidad.

10) Por si no habías pensado en ello: define muy claramente tu personalidad. Lo que eres y lo que no eres. Lo que haces y lo que no haces.

11) Aférrate con uñas y dientes a tu humanidad. No tienes nada más. No eres nada más.

12) Elige con el máximo esmero a tus amigos.

13) No tengas miedo de quedarte sólo. Sé quien eres con toda tu fuerza.

14) Que tu mundo gire alrededor tuyo: proyecta tu atractivo y no te conformes en girar tú alrededor de una órbita ajena.

15) Si tienes que correr, que sea hacia ti mismo.

16) No salir es a veces la mejor opción. Sea como sea, nunca la descartes.

17) Date cuenta cuanto antes de que eres el único responsable de tu vida.

18) Ten muy presente que hay cosas que no tienen repuesto.

19) Hazme caso si te digo que luego de nada sirve quejarte.

20) Aunque no creas nada reza un Padre Nuestro cada noche antes de acostarte. Tú ahora no puedes entenderme, pero ya me entenderás.

26 de noviembre de 2012

Artur (menos)


UNA DERROTA PERSONAL

Ha sido una derrota de Artur Mas y de sus apuestas personales. Ha sido una derrota muy suya y de los suyos. Él ha aportado la mediocridad y la mentira. Ni los independentistas le han creído, y eso que es un público especialmente crédulo. Mas fue humillado este 25-N, pero con él también 'La Vanguardia' sufrió una humillación muy significativa. El diario del conde de Godó (y grande de España) que recibe más dinero de la Generalitat que algunos medios públicos, se había volcado los dos últimos dos años en una propaganda convergente incompatible con el periodismo más allá incluso del panfleto.

El último detalle fue ya caer en lo delictivo, ayudando a convocar una manifestación en plena jornada de reflexión. Que esta noche en el Hotel Majestic compareciera Artur Mas solo tuvo algo de injusto: tendría que haber aparecido también José Antich, director de 'La Vanguardia', con su infumable equipo de columnistas a sueldo para admitir una derrota que es, en gran parte suya.

La próxima vez que Enric Juliana, Pilar Rahola o Francesc Marc Álvaro digan que hablan en nombre de los catalanes tendrían que administrarles una contundente lavativa con el agua fresca de los resultados de este 25-N. ¡Pam!

Ha perdido Mas y su modo de manipular los medios de comunicación públicos y su indecencia de comprar a los medios de comunicación privados. Ha perdido Mas y su equipo de incompetentes y de patanes, que con su vulgaridad y su incapacidad han resultado ser los peores enemigos de aquello que tanto dicen amar y defender. Ha perdido Mas y su cinismo, su oportunismo de convocar elecciones jugando con sentimientos fundamentales con el único propósito de conseguir la denegada mayoría absoluta.

El independentismo no ha perdido: ERC ha llegado a ser segunda fuerza por primera vez. Ha perdido Mas y su gente, él y su estrategia fraudulenta, y después de una campaña exigiendo tanta democracia es un escándalo que  no dimita después de su incontestable fracaso. Pedía 6 diputados más y ha obtenido 12 menos.

He escrito en muchas ocasiones durante esta campaña que sin inteligencia sólo cabe el fracaso, que es lo que le ha sucedido a Mas y a sus tristes empleados, que lo tenían todo a favor para ganar después de la manifestación de la Diada y que por culpa de su increíble incapacidad se han llevado un bofetón histórico de la sociedad catalana a pesar de haber vuelto a ganar las elecciones.

También he escrito que Mas es gafe, y ha quedado una vez más demostrado, porque el fracaso de esta noche es algo más que un resultado electoral concreto y sólo podía pasarle a alguien a quien Dios se la tiene jurada.

Esta noche un hombre ha hecho uno de los perores ridículos que he visto hacer en mi vida. Esta noche ha quedado claro, también, que un periódico como 'La Vanguardia', que tan central y decisivo se creía en la vida catalana, no decide ni asegura nada y que, francamente, no merece la pena gastarse tanto dinero de los ciudadanos en subvencionarlo.

27 de mayo de 2012

Tierno Sostres

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Cuidar de dos almas

LLEVABAN 42 años casados y aunque a veces los hombres bromeamos sobre el carácter de nuestras esposas, sin su presencia insistente nuestras vidas se desvanecen. Si se nos mueren primero nos quedamos mucho más solos y desamparados de lo que se quedan ellas si el trágico orden es el inverso. No hay ningún hombre que haya hecho algo realmente valioso sin una mujer que le haya guiado, que le haya templado, que le haya ayudado a potenciar sus virtudes y a disimular sus defectos. Nuestras mujeres, además de vivir sus vidas, con su trabajo y sus méritos, sus afectos y sus agotamientos, se hacen cargo de la nuestra de un modo incondicional y conocen tan bien nuestras debilidades que saben cómo alejarnos de ellas sin que se les note el cuidado, mientras nosotros fanfarroneamos de lo inteligentes que somos y de la habilidad con que nos zafamos de cada situación complicada.

Me casé con una mujer audaz y hermosa, la noche en que la conocí ya supe que sería ella y al cabo de un mes le pedí matrimonio, aunque no me dijo el sí definitivo hasta el día que hizo un año exacto de nuestro primer encuentro. Me he acostumbrado de tal modo a vivir con ella, a reír, a resistir, a no tener miedo con ella; me he acostumbrado a su mitad hasta tal punto que me confundo con su ser y la necesito como necesito cada parte de mi espíritu y de mi cuerpo. Desde que tuvimos a nuestra hija la comunión es total, el engranaje funciona sin fisuras, y aunque a veces nos distraemos con algunas rabietas incendia-rias, existe de fondo algo tan unitario y sagrado, y con los objetivos tan claros, que en esencia es muy difícil distinguirnos y saber de quién es cada parte.

Llevaban 42 años casados y ella murió el martes de un inesperado infarto después de haber superado un cáncer. Ésta es mi viva imagen del terror, además de que a mi hija le sucediera algo. El gran drama de llegar a amar a alguien como yo amo a mi esposa es que si la muerte me la arrancara quedaría de mí sólo una sombra. Amar es cuidar de dos almas y mi mujer hace tan bien este trabajo que si un día la perdiera no sabría dónde encontrarme.

Con mis amigos hago broma de sus arrebatos, de cómo me censura los excesos o de cómo farfulla, cual máquina de segar césped a lo lejos, cuando las cosas no se hacen exactamente como ella quiere. Pero el auténtico arrebato, de pavor y de tristeza, es el que siento cuando leo noticias como que después de 42 años de amarse, necesitarse y compartirse, ella ha muerto. Intento no pensar en ello, pero al final es lo único en lo que pienso, y escribo este artículo como si me armara con una lanza y un escudo, como si pudiera ahuyentar la fatalidad escribiéndolo.

SALVADOR SOSTRES

La verdad es que suelo leer sus columnas. Unas me gustan, otras no tanto, y algunas me llegan de una forma especial.
Hoy la he agradecido entre tanta crueldad de portada. Sin ir más lejos, acabo de abrir la prensa y me he encontrado al lado de la fotografía de una receta de alcachofas una sucesión de cuerpos de niños muertos. Me pregunto si algo positivo aporta esta última imagen...

Gracias, Sostres. Se ve que tienes también tu corazoncito.

2 de mayo de 2012

Aznar sabía lo que hacía...

 


Cuando Aznar decidió participar en la guerra de Irak junto a Bush y Blair sabía perfectamente lo que hacía. Por primera vez España tenía la oportunidad de jugar con los mayores, de aliarse con los líderes del mundo libre en lugar de continuar naufragando en el pelotón de los idiotas. Luego pasó lo que pasó y este "intratable pueblo de cabreros", que tan pocas veces usa la inteligencia, culpó increíblemente al Gobierno del PP de los atentados de Atocha, Zapatero llegó al poder, nos vestimos de mariachis con los ponchos y las plumas y nuestros aliados pasaron a ser esta auténtica banda de trileros y de farsantes tercermundistas que son buena parte de los líderes sudamericanos.

Nos sólo nos aliamos con lo peor del planeta sino que encima ofendimos gravemente a los que cuando estás en un aprieto te resuelven el problema. No sólo caímos en todas las trampas de los que basan su política internacional en la demagogia, el hurto y el engaño sino que dejamos de ser amigos del primo de Zumosol, de modo que ahora cualquier vendedor de pócimas sabe que puede humillar y atracar a España del peor modo y sin que tener que sufrir ninguna consecuencia remarcable. Evo Morales, mariachi por antonomasia, ha expropiado la filial de Red Eléctrica Española en Bolivia, y más allá de la espuma de declaraciones más o menos amenazantes que les vamos a escuchar a Rajoy y a sus ministros en las próximas horas, aquí no va a pasar nada y España no tendrá el menor margen de maniobra.

España lo ha hecho muy mal. Lo ha hecho fatal. El impero británico perdió las colonias y nacieron los Estados Unidos; España perdió las colonias y nació el circo. Cuando el Reino Unido tiene problemas, no duda en mandar a su flota; pero de todas formas sólo los tíos más imbéciles del mundo se atreven a entrar en conflicto con el Reino Unido precisamente porque saben que no se andan con bromas y que resuelven sus conflictos de un modo eficaz y expeditivo. And here's to you, Mrs. Thatcher.

España ni tiene flota, ni está en disposición de mandar nada a ninguna parte; ni tiene alianzas internacionales de peso que le permitan intimidar a quien quiera perjudicarla ni tiene la habilidad política o comercial de tener un plan B por si vienen mal dadas. Hay que reconocer, de igual modo, la precariedad del plan A: que te expropien, o sea, que te roben, es lo mínimo que te puede pasar si tratas de hacer negocios en semejantes repúblicas bananeras. Ni lo de Cristina ni lo de Morales se puede decir que sea ninguna sorpresa.

Aznar sabía lo que hacía y muchos le insultaron y casi nadie comprendió nada. El buenismo de Zapatero tuvo en cambio un éxito considerable. El antiamericanismo sigue siendo un tic característicamente español y tanta pasión sudamericana a lo único a lo que nos va a llevar es a pedir caridad tocando El Cóndor Pasa. Es lo que sin duda merece un país con tanta gente que todavía cree que un Estado no tiene que interferir en defensa de sus empresas en el exterior cuando son saqueadas.

A ver cuánto tarda en salir el primer memo que le llame a estos atracos "la primavera sudamericana". A ver cuánto tarda en organizarse la primera manifestación en favor de la supuesta y falsa libertad que líderes como Chávez, Castro, Morales y Cristina dicen representar, tan supuesta y tan falsa como la que teníamos que hallar derrocando a Hosni Mubarak, y esto ya lo dije entonces y lo digo ahora que están a punto de tomar el poder los Hermanos Musulmanes.

Nos habría ido mucho mejor, muchísimo mejor, si en lugar de ensuciar las plazas hubiéramos protegido y confiado en la geopolítica norteamericana y hubiéramos recordado que el principal enemigo de la libertad es siempre el caos.

Nos habría ido mucho mejor si en lugar de culpar a Aznar de los atentados de Madrid hubiéramos culpado a quien realmente los cometió. Nos habría ido mucho mejor si en lugar de acusar a Acebes de mentir nos hubiéramos dado cuenta de la infinita mentira que eran Rubalcaba, Moratinos y Zapatero.

Nos estaría yendo mucho mejor si en lugar de permanecer sentados al paso de la bandera americana nos hubiéramos puesto en pie para defender nuestros intereses con inteligencia y con sentido de la Historia y de la estrategia, en lugar de esta ensoñación de corrido y de milonga de la que estamos despertando humillados, expoliados y a hostias. 

Salvador Sostres


A perro sarnoso, ya sabéis...

14 de marzo de 2012

No me siento motivado (también de Sostres) y algo de cine...Shame

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De las múltiples excusas que el empleado ha ido encontrando para no trabajar, una de las más escandalosas es el no sentirse motivado. ¿Motivado? ¿Qué mayor motivación podría existir que tu sueldo a final de mes? ¿Qué otra motivación necesitas para hacer tu trabajo y hacerlo lo mejor que puedas, que el contrato que libremente firmaste con tu empresa? Ahora resulta que no te sientes motivado. Vaya por Dios. Igual te motiva más el paro, cuando te echen por caradura y por vago.

A fuerza de consigna sindical, los empresarios se han ido acomplejando, se han ido acostumbrando a esperar cada vez menos de sus empleados. El listón de exigencia, cada vez más bajo. Tal vez tendríamos que recordar que sin empresarios no hay riqueza, ni trabajadores, ni derechos. Tal vez tendríamos que recordar que la mano de obra es intercambiable y que, si unos no trabajan como es debido, trabajarán otros.

Puedo compartir y comparto la estrategia empresarial de tratar de motivar a tus trabajadores, pero es de una jeta infinita que un empleado justifique su mediocre rendimiento con el pretexto de la supuesta falta de motivación. El cinismo que ha promovido el sindicalismo es tan extraordinario que ahora resultará que no basta con pagar lo acordado para que un trabajador cumpla con su deber de un modo satisfactorio.

¿Te imaginas que lo planteáramos al revés? ¿Te imaginas que un empresario esperara sentirse motivado por sus trabajadores para cumplir con sus obligaciones salariales? ¿Te imaginas que, ante la falta de productividad o de ventas, un empresario dijera no sentirse motivado para pagar las nóminas y se lo gastara todo en caviar y champán, que, desde luego, motivan más? ¿Dónde iríamos a parar?

Somos adultos y somos responsables, y tenemos que llegar al trabajo motivados, aseados y a la hora exacta. Tu empresario no es tu padre, aunque paga por tu sanidad y tu jubilación como si realmente lo fuera, y en algunos casos incluso más. Pero no, no es tu padre, ni tiene que motivarte para que cumplas con tu obligación, porque su parte consiste en garantizar tu seguridad, darte un trato correcto y pagarte tu salario y tu Seguridad Social.

¿Qué más quieres, camarada? ¿Qué más necesitas para motivarte? Muchos españoles se han olvidado de lo que es pasarlo realmente mal, y no es que lo desee, pero todo parece indicar que los duros tiempos volverán. Recordaremos la farsa de la motivación y de los días personales como algo inconcebible, recordaremos a los sindicatos y a sus liberados sindicales como el abuso que precedió a la gran debacle. Ni nuestros abuelos darían crédito si escucharan a un obrero quejándose de la motivación que le falta, ni lo darán nuestros nietos dentro de 20 años, cuando tengan que volver a trabajar como auténticas bestias de carga para que pueda volver a florecer el erial que les habremos dejado.

Nada atonta tanto como vivir sin tener que pagar el precio y nada espabila tanto como la necesidad. Se esperaba de nosotros que tuviéramos la lección aprendida y que administráramos la bonanza con moderación y serenidad. Pero no somos más que unos insufribles nuevos ricos que de todo nos hartamos sin pensar en nada más. Ahora dices que no te sientes motivado y acudes con displicencia a tu trabajo: lamentarás tu arrogancia cuando te echen por vago, no puedas encontrar otro trabajo y sólo te quede vivir de la realmente desmotivadora caridad.

Que nadie crea que está definitivamente a salvo.



Para cambiar un poco de tema (reconozco que Sostres es difícil de digerir), recomendaros una película: SHAME.
Es una historia de soledad, de sexo, de familias rotas, de la soledad en ciudades grandes, de sexo, de sexo sin amor, de más soledad y obsesión por el sexo...
Me recordó a American Psycho aunque, por lo que me viene a la mente, Shame gana con considerable ventaja.
Ya me contaréis.
Por cierto, el actor protagonista está de toma pan y moja.
(disculpen la ordinariez)
 




13 de marzo de 2012

Irse de fin de semana

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 Unas palabras de SALVADOR SOSTRES (por jo***, supongo)

La reacción ante los primeros días de buen tiempo fue masiva en Barcelona: la Diagonal, saturada de familias que se iban de fin de semana. En sólo 10 días, los barceloneses han colapsado la Diagonal en dos ocasiones: para quejarse de los recortes que provoca la crisis y para irse unos días al campo. Una mezcla letal de barbarie e inconsistencia. Son tiempos inciertos, son tiempos trágicos, pero llega el buen tiempo y la gente no piensa en nada más que en su asueto cálido y soleado.

Me pregunto, si no, en qué pensaban los padres de familia que atestaron el viernes la calle principal de mi ciudad. Me pregunto cuál fue su reflexión y cómo llegaron a la conclusión de que lo mejor que podían hacer era montar a su familia en el auto y marcharse dos días a no hacer nada.

Me pregunto si pensaron en la fragilidad del mercado laboral o si eso lo dejan para la sobremesa con los compañeros y para las asambleas del comité de empresa. No se plantearon si era el mejor modo de proteger su puesto de trabajo porque todavía creen que no tienen ningún deber que vaya más allá de reclamar sus derechos. No barajaron la posibilidad de llamar a su patrón para ponerse a su disposición, por si podían ir el sábado a terminar algún trabajo atrasado, porque son de los que todavía no se han dado cuenta que sin empresa no hay trabajadores, y que sin empresarios que los paguen no hay ni derechos adquiridos ni prestaciones sociales.

Ahí estaban, atascados, inconscientes, con la soga en el cuello y dispuestos a marcharse de fin de semana.

Me pregunto con qué pachorra, con qué cinismo se quejan luego de lo que les pasa si son tan débiles de mentalidad que sólo pueden pensar en clave de fin de semana. ¿Cuánta angustia tendrán que pasar para ser al fin capaces de reaccionar? ¿De verdad que a ninguno de ellos se le ocurrió ofrecerse a su jefe para ir a trabajar completamente gratis el fin de semana? ¿Cómo puede un hombre de 2011 sentirse tranquilo marchándose un viernes por la tarde? ¿Qué contribución, qué esfuerzo, qué sacrificio has hecho para favorecer el milagro de la recuperación de tu empresa, que es la que te paga el sueldo y los derechos?

¿No te has dado cuenta de que estamos todos al borde del abismo? ¿Cómo te sentirías si tu empresa cerrara definitivamente mientras tu estás viendo el fútbol en tu segunda residencia, con su correspondiente hipoteca a 30 años? ¿No ves que todo cae y que si tú caes también nadie va a poder salvarte? Piénsalo, excursionista de fin de semana. Piénsalo cuando vayas a contratar tus vacaciones veraniegas o cuando estés pintando la pancarta para acudir a la próxima huelga general.

Y cuando te quedes sin nada y te preguntes cómo ha podido ser, recuerda este fin de semana, recuerda todas las veces que despreciaste tu trabajo, que intentaste estafar a tu empresa o que no te ofreciste con cuerpo y alma para intentar salvarla. Recuerda cada vez que te marchaste a casa porque ya habías cumplido con tu horario, pero sin haber terminado tu trabajo.

Estoy convencido de que la misma gente que el viernes salía alegremente de Barcelona hará huelga el próximo 29 de marzo, y tal vez algunos de ellos organizándose en piquetes coercitivos y violentos. La cuestión es no trabajar. E insultar a los empresarios que luchan contra la inundación, siempre bajo sospecha y siempre pagándotelo todo, como si en lugar de tu patrón fueran tu madre. Siempre solos, mientras tú te vas de fin de semana.

8 de febrero de 2012

La más guapa de la ciudad (también de Sostres)


Campurriana ya está más animada y prueba de ello es que se ha puesto a buscar como loca una de hombres negros desnudos. De paso ha leído a Sostres y se ha comido un cocido de ésos que quitan el hipo con morcilla y todo.

Pues, sin más, os dejo con la columna y esta fotografía.

Feliz noche, navegantes.
:)



FUE la chica más guapa y más rica de la ciudad. Continúa siendo la más rica pero el tiempo ha pasado con su inevitable sentencia. Cuando la conocí tenía 20 años y supe al instante que si la tocaba me volvería de sal. La belleza, cuando más pura, más trasfondo tiene de atrocidad. Fuimos amigos hasta ese límite en que uno tiene que salir corriendo o entrar a matar. Opté por la estabilidad, en una de mis pocas decisiones sensatas. Al cabo de algunos meses un chico al que no conocía de nada llamó a mi portero automático. «Ella siempre me habla de ti, tal vez puedas ayudarme», y me contó que se conocieron pocos días después de que yo le dijera que no podía verla más. Él no tuvo mi miedo -quizá pueril- y la relación empezó y prendió, y cuando le regaló un anillo ella dijo que sí. Eso fue un jueves y el viernes se fueron a Londres a celebrarlo. Cenaron en Nobu, Park Lane. El resumen de la ciudad latiendo en la sala, camareras y camareros que te hacen dudar de tu condición sexual; en cada plato un punto angelical. Princesa tuvo, a media cena, necesidad de ir al baño, y al ver que tardaba en regresar, el prometido aprovechó para ir él también a vaciar. Mientras se desbebía escuchó unos gemidos que venían de uno de los compartimentos. El primero le hizo gracia pero el gesto se le torció cuando fue reconociendo el sonido y la respiración. Se quedó paralizado mirando a la puerta.

Después de la eclosión, el camarero negro que les había atendido durante lo que llevaban de velada salió con lo suyo todavía al fresco, «como una de esas gruesas butifarras negras con que mi madre le da gusto al caldo». Se la guardó, se subió la cremallera, un sorry, man para salir del paso, y volvió a su trabajo. Él también regresó a la mesa y se quedó callado el resto de la cena. Cada vez que quería decir algo le venía a la memoria la imagen negra y desmesurada. Pensó en quejarse al restaurante pero se sintió ridículo imaginando lo que tendría que contar.

Ella le lloriqueó, alegó locura transitoria, ese vulgar «no sé qué me ha pasado», y juró que jamás volvería a pasar. «Ya sé que es un disparate pero estoy demasiado enamorado para dejarla. Desde aquel día mi vida es un infierno. Pero tú me entiendes, ¿verdad?, no puedo dejarla». No supe qué decirle y sólo pude abrazarle como se abrazan dos hombres vencidos por una misma mujer. La respuesta exacta me la dio al día siguiente mi amiga Nuria Bermúdez. Entonces trabajábamos juntos en Crónicas Marcianas, y cuando el chófer que nos llevaba al plató pasó por delante de donde vivía Princesa le dije: «Aquí vive la chica más guapa y más rica de la ciudad». «No, Salvador», me corrigió, «si es la más guapa no es la más rica: es la más cara».

6 de febrero de 2012

Marchando una de Sostres...


Me pregunto cuándo fue la última vez que Rubalcaba o Chacón cobraron un sueldo trabajando y no medrando en el partido o en el gobierno. ¿Y Chaves, y Montilla, y Griñán, y Zapatero?

Después de lo de la gasolinera, ya no pregunto por Pepiño Blanco.


El socialismo en España ha sido un sistema de colocación, una manera como otra de vivir sin trabajar. Ésta, si cabe, un poco más cínica que cualquier otra, porque mal puede llamarse obrero un partido soviético y orgánico en el peor sentido de ambas palabras. ¿Qué obrero hay en los cuadros del PSOE, quién fue el último que dio un palo al agua?


La desvergüenza es inconmensurable. El PSOE no es un partido, es una trama elitista y sectaria. Eso por no hablar de la UGT. La familia Redondo, obrera ¿de qué? ¿Y a qué viene la pose descamisada de Cándido Méndez? ¿Cuándo fue tu última vez, Cándido?


La izquierda en España ha sido un compendio de excusas para no trabajar. Para cobrar lo que no está escrito sin poner ni el huevo. Días personales, vacaciones pagadas, bajas por cualquier disparate, liberados sindicales. La cantidad de excusas que se han inventado da para preguntarse si no habría sido menos complicado ponerse a trabajar.


Por eso desprecian al empresario, que es quien crea puestos de trabajo y paga los supuestos derechos de los trabajadores. Por eso se llenan tanto la boca con lo de la solidaridad (que cuando es obligatoria es un robo): porque es nuestro dinero y ellos no tienen ni puñetera idea de lo que cuesta ganarlo.
Pero lo que socialistas y sindicalistas tienen que asumir es que mucho más pronto que tarde les tocará ponerse a trabajar. Tendrán que ganarse la vida según su talento y no según su carné. Tendrán que pelear por su prosperidad con esfuerzo y ya no les bastará la militancia, ni la conspiración, ni el servilismo orgánico tan genuinamente sociata.

Muchos socialistas, y muchos sindicalistas, hace tanto tiempo que no trabajan que la primera vez que vuelvan a intentarlo hasta les va a pacer exótico. Será como vivir una experiencia nueva. Si además Rajoy no se duerme fumándose un puro, o leyendo el Marca, y hace la reforma laboral que tiene que hacer, también a socialistas y sindicalistas les va resultar una total novedad pagarse las vacaciones si es que quieren tomárselas, cobrar según el beneficio que sean capaces de generar, y un control mucho más severo contra tanta baja ridícula y fraudulenta.


Un sector de la población española está poco acostumbrado a trabajar, muy poco acostumbrado a trabajar, y menos aún a trabajar bien, y este sector estaba especialmente representado en el congreso socialista, y aplaudía con especial rabia.


A ellos me dirijo para decirles: ya no nos queda más para que podáis continuar viviendo del cuento. Hemos trabajado todo este tiempo para manteneros la solución socialdemócrata, pero habéis abusado tanto que habéis acabado por matar a la gallina de los huevos de oro. De tan solicitada, al final, la pobre, ha infartado. Sois una pandilla de jetas y de cafres. 
Pero da igual: vuestra hora se acerca. La hora en en que la última excusa se extinguirá y tendréis que volver a trabajar. La hora de los dirigentes socialistas, la hora de los dirigentes sindicalistas, la hora de los liberados sindicales. La hora de los que están de baja por estrés, estos son los peores.
¿Cuándo fue vuestra última vez? Supongo que ni os acordáis. No pasa nada. Vuestro gran día está a punto de llegar.


Sigo sin tener ideas alegres para el saloncito. Tenéis que disculparme, navegantes. Quizá sea la sonrisa de Chacón o el aburrimiento que me produce Rubalcaba con sus discursos y esa monótona voz de la mujer que provoca un bostezo cada vez que abre la boca.

Buffff
¡Qué panorama!
(quizá sean los días grises)

8 de enero de 2012

Nunca te dije


Se trata de una columna de Sostres que leí en su día y me enganchó desde la primera línea. A ver qué os parece.


NUNCA te dije que el doctor nos dio las peores noticias y ninguna esperanza, y que a partir de aquella tarde todo fue una larga despedida. Nunca te dije cómo desde aquel instante te empecé a echar de menos y a notar cómo mi vida menguaba y se quedaba incompleta para siempre. Nunca te dije lo feliz que me habías enseñado a ser: al principio porque pensaba que ya tendría tiempo para decírtelo, y luego porque temía que notaras que algo raro sucedía si de repente y sin más te lo decía. Nunca te dije cómo todo mi ser empezó y terminó en ti desde el día en que te conocí.

Nunca te dije que te estabas marchando porque te horrorizaba resultar una carga y todavía más un estorbo, nunca te dije que algo de mí moría mientras tú morías, y aunque en cada frase y en cada gesto de aquellos últimos días intenté decirte que te quería, soy plenamente consciente de que, exactamente, nunca te lo dije.

Nunca te dije que de ti aprendí mucho más de lo que pudiera enseñarte, nunca te dije cómo presumía de ti con mis amigos, ni cómo ellos me envidiaban y me repetían lo afortunado que había sido encontrándote. Nunca te dije que en muchas cenas y reuniones en que no me acompañabas pensaba casi todo el rato en ti y sin que nadie lo notara me ponía a escribir sobre algo que habías dicho o hecho, acariciándote con cada palabra, aunque luego no lo utilizara para ningún artículo.

Nunca te dije que te solía hacer rabiar porque me divertía verte exaltada, tan luminosa y tan radiante, y nunca te dije que muchas noches me despertaba, te miraba mientras dormías y eras La Belleza hecha carne, echada y dormida. Nunca te dije que siempre tuviste razón aunque me costara dártela y reconocer que fueras tan perfecta. Nunca te dije que siempre me hiciste sentir el hombre más afortunado del mundo, que nunca dejaste de sorprenderme ni de gustarme más cada día y que aprovechaba todos tus consejos aunque me riera de ellos y en ocasiones de ti. Nunca te dije que muchas veces pensé en marcharme contigo.

Nunca te dije adiós porque no quería asustarte ni provocarte tétricas visiones de la muerte, pero también porque nunca fui lo suficientemente valiente para asumir que te perdía. Nunca te dije que me moría de miedo de quedarme sin ti. No sé si te protegí de algo no diciéndote nada, o me protegiste tú a mí siguiéndome el juego porque en realidad lo sabías todo y no querías asustarme ni que me desmoronara. A fin de cuentas nunca supe disimularte nada.

Sólo sé que daría lo que fuera por tener una última escena contigo y poderte decir cuánto te quise y te quiero; y que están locos como yo lo estuve los que se aman mucho y, ellos que pueden, no se lo dicen.