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26 de junio de 2016

Rajoy contra todos (con actualización)



Es así. Las Elecciones Generales 2ª parte, que se presentan ya a la vuelta de la esquina, tienen sólo dos partidos posibles: A (Rajoy) ó B (todos los demás).

No tengo ni idea de qué ocurrirá ni nadie la tiene. Lo que tengo muy claro es que, o votas a Rajoy o votas al resto. Ciudadanos no se sabe si va o si viene... Personalmente, considero que Albert tiene buenas intenciones pero muy poca experiencia y muchas dudas y cagadillas varias, que le han hecho retroceder y con razón. Que si centro, que si centro-izquierda... Oh...la derecha mala-malosa ya no, que perdemos muchos votantes buenistas
Y en este país, lo sabemos perfectamente, sobran buenistas por todas partes.
Albert puede que llegue a apoyar a Rajoy para formar Gobierno. No sé cuál es su última opinión al respecto. Y tampoco me importa porque del dicho al hecho, ya lo conocemos de sobra, un largo camino en política.

No veo presidentes de peso en ninguna de las alternativas, la verdad. En realidad, hace tiempo que no veo a personas de peso en los puestos que debieran ocupar personas de peso... Veo, en cambio, mucha inmadurez, poca formación, escasa educación básica en algunos, poca visión de país, conocimientos cero en economía, y muchas ganas de espectáculos de baratillo y de escaño. No olvidemos, por cierto, la sonrisa profidén, que de eso estamos que lo tiramos.

Unos salen de la Uni con discursos elaborados para seducir a jovencitos con ganas de cambio pero con poca visión crítica a nivel global. Otros, salen de trabajos dignos de recién licenciados con ganas de no sé qué porque no lo saben ni ellos. Y luego están ésos que llevan la bandera de izquierdas por doquier aunque se dediquen a dar pasta a los que tienen y a los que no tienen... sin tino y con sólo una intención, y no precisamente honesta con el pueblo. Pedro Sánchez se mete hasta la cocina de sus potenciales votantes para conseguir el voto, cual ave carroñera, con la palabra izquierdas tatuada en la boca y el canto Sanidad y Educación, que ya estamos cansados de escuchar por los sinsentidos que hay detrás del mismo. 
Ojalá en este país pudiésemos ser de izquierdas... de esas izquierdas que reparten justamente y que no existen desde la creación del concepto... Y no dudo que existan buenas intenciones en algunos. Pero esos algunos serán buenos pero no tontos. No querrán repartir sus dineros con los que abarca el gran paraguas de los de izquierdas actuales.

Y no. No voy a defender a Rajoy aunque lo parezca. Aunque reconozco que, de todos ellos, es el que más confianza me da de cara al futuro de España. Su gran error, sin duda, el nulo castigo a la corrupción que concedió a sus corruptos del partido. Lo ha pagado y lo seguirá pagando muy caro.
Y, por cierto, muy loable su comportamiento de cara a la investidura. De sentido común aunque otros quieran venderlo como otras paridas.

Lo que más miedo me da de esas alternativas nuevas es la falta de respeto que tienen hacia las leyes, hacia nuestra Constitución (que es la ley de leyes), hacia las personas que no piensan como ellos.

También me producen vértigo los comportamientos que veo hacia los nacionalismos; hacia Cataluña y lo que venga después... 

Esa falta de rotundidad, ante asuntos que considero trascendentales para España, me da un empujón a las urnas.

Puede llegar a ser Presidente cualquiera a estas alturas, es cierto.  
También creo que, posiblemente, no sea tan importante como creemos el resultado de estas elecciones.
Mandan los de fuera y no hay tu tía. Ésos que no se presentan pero que están ahí permanentemente dando por el mismísimo.

¿Hacemos una porra?

27 de abril de 2016

Otras elecciones o como llamarnos tontos


Fuente de la imagen



S.M. el Rey

Comunicado de la Casa de S.M. el Rey una vez finalizada la ronda de consultas de los días 25 y 26 de abril

Palacio de La Zarzuela, 26.04.2016
1. Su Majestad el Rey ha concluido las consultas que, en cumplimiento del artículo 99 de la Constitución, se han desarrollado durante los días 25 y 26 del presente mes de abril.
2. Su Majestad el Rey, tras valorar la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria que han comparecido en las consultas, ha constatado que no existe un candidato que cuente  con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza.
3. En ese sentido y de acuerdo con lo expuesto el pasado 12 de abril en la convocatoria de estas consultas, Su Majestad el Rey ha comunicado al Sr. Presidente del Congreso, Don Patxi López Álvarez, que no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno. Todo ello a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución.



Pues ¿qué queréis que os diga? A mí esto de tener que votar de nuevo me toca las narices, la verdad. Sinceramente, no he seguido los dimes y diretes, los teatros para el pueblo y demás monsergas de todos estos iluminados que pretenden (o pretendían) dirigir nuestro país. Eso que he ganado de vida, de calidad de vida...

Y ahora que se repiten las elecciones, seguiré sin escuchar semejantes discursos vacíos, repetitivos y tremendamente desesperanzadores. No quiero ni verlos. Por querer, no me quedan ganas de coger otra papeleta más. Aun así, seguramente iré a votar de nuevo; a perder mi valioso tiempo para repetir lo que ya les dije una vez y les diría mil veces; cada vez más convencida a pesar de los pesares.

Y sí, Rajoy. Creo que, al haber sido tú el más votado (algunos lo olvidan fácilmente), deberías gobernar o sí o sí. Con acuerdos o sí o sí. Ésa es tu obligación y tendría que serlo en un futuro si fuese el caso; si se repitiese este resultado, que deseo que no. Espero, sinceramente, que nos pronunciemos más rotundamente contra los elementos.

Este país no es de izquierdas porque no puede serlo. No está preparado para ello.

19 de octubre de 2015

Jugando a ser políticos (Debate Iglesias-Rivera)



Ya sabemos cómo es la televisión. Ya sabemos que prima el espectáculo sobre todas las cosas (úsease, la forma frente al fondo). Ya sabemos también que somos seres manipulables hasta la saciedad, aunque nos creamos muy listos y muy bien informados. Lo peor de todo, es que les estamos dejando el juego muy fácil a los dirigentes de masas; ya sean políticos, banqueros o lo que denominamos con gracia y salero "personas poderosas e influyentes", que finalmente son las que verdaderamente planifican y ejecutan los cotarros a su antojo. Terminamos enfrentados unos con otros, que es lo que se busca. Lo hacemos, evidentemente, fenomenal.

Es obvio que Pablo Iglesias dio mucho juego en su momento, sobre todo a nivel televisivo. Por su ingenuidad con coleta, su ceño fruncido y su desparpajo ante lugares en los que anteriormente nadie se atrevía a decir otra cosa que no fuese la de siempre. Por si bajaba el peso del bolsillo, más que nada. Por "respeto" también. Supongo que es lo normal por esos lares de a mil euros el minuto de silencio o el minuto de "sí, bwana". ¿Para qué complicarse?
Pero, claro, a Pablo se le fue acabando el tiempo; un tiempo ya programado previamente para él y su Podemos. Es aquí donde el silencioso e, incluso sosete, Albert Rivera, al que llaman "El yerno perfecto" (y eso me da cierto pánico) toma el turno de palabra. Vaya si lo toma, que ni debajo del agua se calla este chico. Un turno, también previamente concedido desde los despachos ovales interesados.

Efectivamente, nada es casualidad en esto de los medios. De repente, el éxito arrollador del discurso populista de Pablo Iglesias ha dejado de escucharse. Ahora, como si hubiese un entusiasmo tremendo en la calle, parece que Rivera apunta hacia Moncloa con fuerza. Disculpen mi falta de ilusión pero es que no lo veo. No lo creo tampoco. Es una sensación personal, claro. Una sensación que comparto y nada más. 
Lo subo y lo bajo cuando me da la gana, y tú, pobre ignorante, bailas al son que tocamos con nuestras manos hasta el depósito de la papeleta. Después ya se verá. Después, otro circo en el que las boquitas insolentes darán pistas sin apenas pretenderlo.

Respecto al debate de Salvados, lo vi porque tenía una ligera curiosidad aunque no es, ni mucho menos, esa curiosidad inmensa e ilusionante que teníamos casi todos cuando los primeros debates de la televisión comenzaron a existir. Ese concepto viejuno de la política tenía su gracia, su seriedad al menos; esa imagen distante y fría que provocaba un dulce misterio y que ahora se intenta eliminar con políticos de metro y bici. Quizá, sólo éramos diferentes nosotros y nuestra percepción sobre lo mismo era otra percepción. Eso también puede ser...

En resumidas cuentas...vi a un Pablo cansado, desganado. No se molestó ni en preparar el discurso de turno, que no precisaba de grandes profundidades, dado el formato. Vi a un Rivera más espabilado y con un discurso aprendido aunque sin gran peso tampoco. ¿Para qué? La televisión no busca eso. La televisión busca espectáculo aunque, en este caso, fue apagadillo por la desgana de Iglesias principalmente. Tristeza, quizá. Cansancio, seguro.

Conclusión: Si no tuviese NADA que perder, yo, incluso, me plantearía votar a Iglesias a pesar de la pobreza de su discurso. No dudo de sus buenas intenciones, la verdad. Creo que, en el fondo, casi todos los "mareantes" las tienen, a pesar de lo que pueda parecer. El problema más gordo: la falta de conocimiento, que es mucha falta. Pero, sin tener nada que perder, pues ¿qué queréis que os diga?
Respecto a Rivera...Rivera me escama.

27 de octubre de 2013

De eso que llaman "Movimiento Ciudadano"

Me acabo de meter ahora en su página. Por primera vez.
Ha sido, debo confesar, por Ripley. Ya sabéis que tengo a Ripley por una persona valiente y que habla sin tapujos de sus ideas.  Eso, en los días que corren, se agradece. Se agradece mucho. Podré estar de acuerdo o no con él en los temas que han ido saliendo a debate pero agradezco su sinceridad.

Pues eso. He dedicado algo de tiempo para informarme, en la medida de lo posible, sobre lo que se cuece detrás de este nombre, de esta plataforma. Quería saber de qué iba todo esto aunque, debo decir, he entrado con cautela y mi entusiasmo es comedido, bastante comedido. Supongo que es lógico por todo lo que estamos viviendo. La sociedad se desmorona a nuestro lado y parece que no hay remedio, que estamos abocados a un final desastroso salvo para unos cuantos, que son los que organizan el cotarro sin conciencia, sin control.

No sé en qué acabará este proyecto, que aún está desarrollándose, pero lo que está claro es que hay que moverse de alguna manera como ciudadanos y esto necesita de una organización. No digo que sea ésta ni otra concreta pero, sin duda, es necesaria una organización de la que partir. 

Ojalá os pudiese decir que estoy ilusionada. Necesito mucho más para estarlo pero agradezco la intención si es buena; si cabemos todos.

Reconozco, y más tal día como hoy, que a mí me cuesta acudir a manifestaciones de todo tipo porque, al final, una se encuentra en estos "eventos" al lado de gente con la que no tiene absolutamente nada que ver. Nuestro problema, creo, es que no nos centramos. En este país, no nos centramos. La envidia por un lado, el rencor  por otro, la corrupción a todos los niveles -y digo TODOS por pequeños que sean- los colores, los odios a veces totalmente desinformados...

El primer paso sería la unión. Esa unión necesaria.
El segundo, una mayor implicación de TODOS en los problemas reales de la sociedad; sobre todo los más cercanos.
¿A quién no le gustaría participar en las decisiones que le tocan cerca?
O ¿a quién no le gustaría votar personas y no sólo partidos?... 
Por cierto, ¿estáis de acuerdo con la figura de Juez que existe hoy en día?
¿Deberían tener formación en áreas específicas?
¿Sólo formados en materia jurídica o ésta de apoyo para formaciones y experiencia más concretas?...
Escupo ideas sin más. Meditadas en muchas ocasiones pero desordenadas.

¿Qué podemos hacer para cambiar el sinsentido que nos rodea?
¿Alguna sugerencia?

Dejo aquí el compromiso del que habla Movimiento Ciudadano.
Ya se verá qué ocurre.
Podemos decir, al menos, que algo se está moviendo...
Pues ya es "algo".

El Compromiso Ciudadano


Nos enfrentamos a varias graves crisis superpuestas: la económica, la institucional, la territorial, la ética. Como resultado, grandes segmentos sociales han desarrollado una preocupante desconfianza hacia nuestro sistema democrático.Necesitamos una reforma profunda de nuestro país que garantice la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos, y tal reforma sólo podrá llevarse a cabo reforzando nuestros principales valores civiles: la libertad, la igualdad, la solidaridad y la unión.

Los problemas de la democracia se resuelven con más democracia.


La mayoría de ciudadanos ha dejado de confiar en los políticos y en las políticas inmovilistas y decadentes que nos han conducido a esta situación. No podemos permitirnos caer en el optimismo ingenuo ni en el catastrofismo. Y lejos de aportar soluciones, los populismos sólo traerían problemas añadidos. Ni el futuro está escrito, ni vamos a dejar que lo escriban por nosotros. España será lo queramos los españoles.

La voluntad de la mayoría es la única que puede lograr los cambios requeridos.


Las reformas que proponemos reforzarán los pilares de nuestra democracia y de nuestra nación. Son objetivos urgentes: democratizar los partidos políticos, abrirlos a la sociedad, someterlos al principio del mérito, hacerlos transparentes e implacables con la corrupción, generalizar el mecanismo de las elecciones primarias; conseguir un sistema de representación que devuelva el poder a los ciudadanos, pudiendo los representados escoger a partidos y también, directamente, a sus representantes a través de listas abiertas, de acuerdo con una ley electoral justa y proporcional; asegurar una efectiva división de poderes, alejando a los partidos del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, de los órganos reguladores y de supervisión del sector financiero y de los medios de comunicación.

Reformar las administraciones públicas poniéndolas realmente al servicio de los ciudadanos y las empresas, asegurando los servicios públicos esenciales y suprimiendo burocracias y duplicidades.


Como base de las grandes reformas, defendemos la aprobación de un Pacto Nacional por la Educación que mire a una generación -no a una legislatura o a un gobierno-, y que garantice un sistema educativo de calidad para todos. Por encima de cualquier otra consideración, la educación se dedicará a formar buenas personas, buenos ciudadanos y buenos profesionales.

Los españoles vamos a abrir una nueva etapa política. La Constitución de 1978, que ha garantizado 35 años de estabilidad, libertades y progreso económico y social, seguirá siendo, con las actualizaciones necesarias, marco y garantía de nuestros derechos y libertades. Todo cambio es posible desde la Constitución; ningún cambio es democrático fuera de ella:

En un Estado de derecho, lo legítimo es lo legal.


La nueva etapa exige cerrar y enterrar el capítulo de las dos Españas, así como las luchas territoriales, para que crezca sin cortapisas la nación de ciudadanos libres e iguales ante la ley. Una España diversa que reconoce su historia, sus lenguas y su cultura como patrimonio de todos, sin hacer de esa riqueza lastre o arma política que ponga en riesgo nuestro futuro unidos.

Lamentablemente, los partidos políticos representados hasta ahora en las Cortes Generales no han sido capaces de articular ni de vertebrar un proyecto común español que mire hacia el futuro sin prejuicios. Ha llegado el momento de convertir indignación y preocupación en acción e ilusión. Se ha acabado el tiempo de la resignación, de los súbditos; es la hora de la esperanza, de los ciudadanos. Nos veremos en las calles, en las redes y en las instituciones.