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12 de junio de 2013

Una noticia que me entristece (mucho)




Y así es como va desapareciendo todo lo que me gusta; aquellos lugares acogedores que conservan el contacto de las gentes de antaño.
Lo sentirán los que iban al cine sobre sus pies; caminando tranquilamente después de ir a recoger los zapatos a la tienda de arreglos de las galerías, o después de comprar la lechuga y los tomates para la cena en el ultramarinos de la esquina de la señora María, amiga de mamá. 
No tiene tan cómodas las butacas pero sí tremendamente cálidas; como el momento dulce que se vive en una pequeña sala de cine situada en el centro de una pequeña gran ciudad.

Creo que estamos destruyendo un modo de vida que echaremos de menos pronto.
Yo ya lo echo de menos sin haber desaparecido aún del todo...

23 de julio de 2010

De cines abandonados...

Una noche, recién llegada a esta ciudad compostelana, descubrí entre unos arbustos un edificio que llamó mi atención por su ubicación, por su estado, por su magia a pesar de tratarse de una especie de nave sin mayores pretensiones.
Me fijé mejor y allí, a la luz de una generosa luna que le ofrecía una ligera belleza misteriosa, aparecían las letras que fácilmente desnudaban el pasado de esta vieja construcción, actualmente en ruinas. Se trata de lo que queda del antiguo cine Avenida, que antes de denominarse así se llamaba Rayola y en un principio albergó una fábrica.

Como todos los cines, ha tenido una vida romántica, guerrera, pasional, peligrosa, dramática, dulce a veces... aunque sólo sea por lo que ha enseñado a través de su pantalla a aquellos vecinos que aun lo recuerdan con cariño desde sus comienzos.

Nació en 1950 y, como casi todo en esta vida, tuvo épocas buenas y no tan buenas, convirtiéndose en una sala X antes de desaparecer para siempre. En 1989 llegó la redacción del Plan Xeral de Ordenación Urbana y una década después de su aprobación cerró sus puertas definitivamente. Ya no había lugar para los cines en la zona, que buscaba ahora horizontes más cercanos a la frialdad de las salas de los grandes centros comerciales (reconozco que soy una nostálgica).

El edificio sufrió un incendio en 2005, quizá provocado por los que lo habitaban para cobijarse del clima duro de Santiago cuando ya no había taquillas. Actualmente se encuentra rodeado de maleza; una maleza que bajo la luz de las estrellas se convierte en un bello traje para quien algún día fue alguien.
Incluso, dicen que los restos de butacas siguen dando fe de lo que fue en otros momentos más dorados...

Fuentes de información:
El Correo Gallego
La Voz de Galicia

8 de agosto de 2009

La magia del cine abandonado...


Fuente de la fotografía: El cine de mi pueblo

Fuente de la fotografía: Flickr

Paso muchas veces por la carretera que conduce a Esmelle y, desde que lo vi por primera vez, me dejó impresionada al recordarme a aquella película tan bonita sobre la vida de un cine que nace y que muere y que pasa por multitud de acontecimientos a lo largo de ella. Es una pena que edificios como éste, tan hermosos, se encuentren hoy en semejante estado de decadencia. ¿Cuántas historias nos ha contado el cine Adriano a través de su pantalla y fuera de ella? ¿cuántas dejará de contar?...

Hoy, curiosamente, ha salido esta noticia en el periódico:

Cuatro años antes de que Marguerite Yourcenar publicase sus memorias del emperador romano, abría por primera vez en el municipio de Fene el cine Adriano. Y a pesar de su fastuosidad, el nombre no hacía referencia al antecesor de Marco Aurelio, sino al padre de Antonio Fernández (de nombre Adriano), vecino que después de hacer las Américas en Cuba financió con el sudor de su frente el único cine que queda en pie en el municipio, a orillas de la ría de Ferrol.
Desde entonces, en la parroquia de Barallobre a la que pertenece se conoce a su familia como los Adrianos, y son ahora sus nietos quienes ponen a la venta el inmueble «porque no queremos que esto se destruya», relata otro Adriano que vivió parte de su infancia entre esas cuatro paredes.
El cine se inauguró en 1947. Y algunos vecinos aún recuerdan la primera película que se estrenó: «Dillinger, enemigo público número uno». La misma historia que ahora protagoniza Johnny Depp en la gran pantalla con sello de Michael Mann.
La máquina de proyección se apagó en 1969. Y ahora, curiosidades de la vida, los Adrianos buscan comprador al precio «simbólico» de 150.000 euros.
El Concello ya mostró su interés por el edificio, pero carece de fondos suficientes y busca ayuda de otras Administraciones para su rehabilitación.