Fuente de la fotografía: Flickr
Paso muchas veces por la carretera que conduce a Esmelle y, desde que lo vi por primera vez, me dejó impresionada al recordarme a aquella película tan bonita sobre la vida de un cine que nace y que muere y que pasa por multitud de acontecimientos a lo largo de ella. Es una pena que edificios como éste, tan hermosos, se encuentren hoy en semejante estado de decadencia. ¿Cuántas historias nos ha contado el cine Adriano a través de su pantalla y fuera de ella? ¿cuántas dejará de contar?...
Hoy, curiosamente, ha salido esta noticia en el periódico:
Cuatro años antes de que Marguerite Yourcenar publicase sus memorias del emperador romano, abría por primera vez en el municipio de Fene el cine Adriano. Y a pesar de su fastuosidad, el nombre no hacía referencia al antecesor de Marco Aurelio, sino al padre de Antonio Fernández (de nombre Adriano), vecino que después de hacer las Américas en Cuba financió con el sudor de su frente el único cine que queda en pie en el municipio, a orillas de la ría de Ferrol.
Hoy, curiosamente, ha salido esta noticia en el periódico:
Cuatro años antes de que Marguerite Yourcenar publicase sus memorias del emperador romano, abría por primera vez en el municipio de Fene el cine Adriano. Y a pesar de su fastuosidad, el nombre no hacía referencia al antecesor de Marco Aurelio, sino al padre de Antonio Fernández (de nombre Adriano), vecino que después de hacer las Américas en Cuba financió con el sudor de su frente el único cine que queda en pie en el municipio, a orillas de la ría de Ferrol.
Desde entonces, en la parroquia de Barallobre a la que pertenece se conoce a su familia como los Adrianos, y son ahora sus nietos quienes ponen a la venta el inmueble «porque no queremos que esto se destruya», relata otro Adriano que vivió parte de su infancia entre esas cuatro paredes.
El cine se inauguró en 1947. Y algunos vecinos aún recuerdan la primera película que se estrenó: «Dillinger, enemigo público número uno». La misma historia que ahora protagoniza Johnny Depp en la gran pantalla con sello de Michael Mann.
La máquina de proyección se apagó en 1969. Y ahora, curiosidades de la vida, los Adrianos buscan comprador al precio «simbólico» de 150.000 euros.
El Concello ya mostró su interés por el edificio, pero carece de fondos suficientes y busca ayuda de otras Administraciones para su rehabilitación.
Fuente: La Voz de Galicia
Me ha parecido muy curioso, y me han entrado ganas de ir a verlo. Seguro que he pasado cerca, pero no recuerdo haberlo visto.
ResponderEliminarCon lo que nos gusta todo lo viejo y decadente....