Pues sí. He llegado a esa edad en la que las alegrías son más comedidas.
En mi caso, las tristezas nunca llegarán a ser comedidas por mi extrema sensibilidad. O sí. Dicen que también se sufre de otra manera cuando ya se llevan unas cuantas encima. Podría ser... No digo que no.
Sobre eso, os iré contando...
Sigo aprendiendo. Como seguimos aprendiendo todos, en estos caminos tortuosos de la existencia sin sentido.
Y continúo sin comprender la muerte. Continúo no tomándola como algo natural y sereno.
No puedo. No pertenezco a esa clase de personas que aguantan el tipo. Me derrumbo sin más.
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5 de noviembre de 2016
23 de abril de 2013
17 de marzo de 2012
Tan relajada, tan relajada....
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...tan relajada vine de mi primera clase de yoga que parecía, con perdón, que me había fumado alguna sustancia prohibida...
Caminaba hacia casa como si flotase, como si levitase por la fría acera de la ciudad en una noche que a mis ojos estaba siendo tan hermosa, tan tranquila, tan imperturbable...como mi estado de ánimo en aquel momento.
La sonrisa seguía ahí perenne. Nada que me dijesen en esos dulces instantes me afectaría. No iban conmigo ni los discursos políticos de recortazos, ni el canturreo de la radio de aquel coche gris que pasó a mi lado, ni la discusión de esa pareja que, obviamente, no había estado conmigo en la clase de yoga.
Lo mejor de todo...llegué al día siguiente a la oficina con esa sonrisa que había decorado mi cara durante toda la noche anterior. Pensaba, además, que mi cuerpo era esa mañana más hermoso que nunca, más ligero, más sano, más apetitoso...
RECOMENDADO.
CLARO QUE SÍ.
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