5 de noviembre de 2016

He llegado a esa edad...

Pues sí. He llegado a esa edad en la que las alegrías son más comedidas.
En mi caso, las tristezas nunca llegarán a ser comedidas por mi extrema sensibilidad. O sí. Dicen que también se sufre de otra manera cuando ya se llevan unas cuantas encima. Podría ser... No digo que no.
Sobre eso, os iré contando...
Sigo aprendiendo. Como seguimos aprendiendo todos, en estos caminos tortuosos de la existencia sin sentido.

Y continúo sin comprender la muerte. Continúo no tomándola como algo natural y sereno.
No puedo. No pertenezco a esa clase de personas que aguantan el tipo. Me derrumbo sin más.

3 comentarios:

esteban lob dijo...

No te derrumbes Campurriana. Mañana volverá a salir el sol.

Chaly Vera dijo...

La muerte es la única amiga fiel que tenemos desde nuestra entrada a la vida y de la mano nos lleva a su hogar, dulce y pacifico hogar.

Campurriana dijo...

No me gusta aparecer aquí para quejarme. Los dolores de la vida son compartidos por todos. Porque todos estamos en el mismo camino, si nos fijamos en lo relevante.
Bueno, es cierto que hay caminos y caminos... Pero todos comprendéis a qué me estoy refiriendo ahora.

Ayer fue un día triste para mí. Hoy regresa el sol. Siempre regresa...

Un abrazo a todos los navegantes. No os olvido. Me olvidan a mí las musas del saloncito.