22 de octubre de 2016

Después de Nosotros (película)


Pongo en el saloncito películas que me hacen sentir.
A veces, náuseas positivas; es decir, me gustó la película pero se criticaba en ella algo que me producía náuseas.
A veces, náuseas negativas; ésas que me dan ganas de pedir indemnización al salir del cine.
A veces, felicidad, serenidad, optimismo por la vuelta a las cintas inocentes del cine de los ochenta, de los noventa...
Y lo peor de todo: a veces, indiferencia... Ésas son las que peor llevo. Incluso, las llevo peor que las nauseabundas negativas.

Ésta me produjo tristeza. Es positivo también. Mucho, en mi caso, porque yo soy de las que disfruto del cine REAL. Me interesan bastante más las desgracias y alegrías cotidianas de la gente normal que las guerras entre bichos verdes o los sueños pasados de rosca de alguno que no descansaba bien.

Una tristeza infinita por una familia rota. Un amor roto. Un imposible encuentro que tira vidas por la borda. Y digo "vidas" en plural. Peor aún, si son más de dos...
¿Cómo se puede llegar a este desamor tan brutal?

Lo más triste de todo: la realidad que pisamos está ahora en la pantalla. Quizá, en nuestra habitación.

Digna de ver.
Ya me diréis.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Se llega. Y duele en las tripas.
Besos.

Campurriana dijo...

Ay Pedro...vaya si tiene que doler. Son tristezas que todos tenemos muy cerca; ya sea en primera persona, ya sea por un familiar o un amigo...
Vaya si duele.