Sinceramente, no sé de quién es este pensamiento. Si es que los pensamientos pueden pertenecer a una persona en concreto. Éste, precisamente, parece que podría haber surgido en la mente de cualquiera que haya vivido ya unos ciertos años.
Nos despedimos no sólo de personas. Nos despedimos continuamente de etapas, de lugares, de momentos que parecían eternas rutinas, de sueños incumplidos y que nunca llegarán a cumplirse.
Sufrimos duelos innumerables a lo largo de nuestra vida. Los más difíciles son los duelos que sufrimos por las personas que se han ido. Y no precisamente los muertos. Los vivos pueden marcharse con un portazo que deja temblando al más impasible.