26 de noviembre de 2022

Vivir es aprender a despedirse



Sinceramente, no sé de quién es este pensamiento. Si es que los pensamientos pueden pertenecer a una persona en concreto. Éste, precisamente, parece que podría haber surgido en la mente de cualquiera que haya vivido ya unos ciertos años. 

Nos despedimos no sólo de personas. Nos despedimos continuamente de etapas, de lugares, de momentos que parecían eternas rutinas, de sueños incumplidos y que nunca llegarán a cumplirse.

Sufrimos duelos innumerables a lo largo de nuestra vida. Los más difíciles son los duelos que sufrimos por las personas que se han ido. Y no precisamente los muertos. Los vivos pueden marcharse con un portazo que deja temblando al más impasible.


8 comentarios:

Alfred dijo...

Con la edad vamos acumulando duelos, es así de simple.

Besos.

Campurriana dijo...

Es verdad, Alfred. Así de simple y así de difícil también.

Pero hay que aprender a gestionarlo de la mejor manera posible. Nuestra estabilidad es lo más preciado que tenemos. Cuidarnos es cuidar.

La vida... Maravillosa y muy dura.

Un abrazo.

Joselu dijo...

Ha habido tantos amigos que han marcado las etapas de mi vida, y que se han desvanecido en la niebla como si caminara por las losas de un cementerio, que ciertamente, la vida es un duelo que hay que asumir olímpicamente.

María dijo...

es verdad CAMPU!

nos pasamos la vida diciendo adiós! a veces para siempre, otras como tú dices, sin serlo, duelen más o son más difíciles de digerir. Supongo que no acabamos de aceptar que estamos todos de paso, olvidamos que esto es un regalo que se pasa volando y hay que aprender a agradecerlo y disfrutarlo de principio a fin, con sus sin sabores y alegría, con lo bueno y malo de todas las etapas, la vida siguen siendo el más precioso regalo... aunque se nos parta el corazón cada vez que vemos partir un tren, con un ser querido dentro.

Un besito CAMPU y que tu domingo esté cuajado de ¡Holas! ; )

El tejón dijo...

Hago mío el pensaminento pero necesitaría unas clases para aprender a ir renunciando.
Saludos.

Campurriana dijo...

Joselu, no lo podría describir mejor. El duelo de los vivos... Hay algunos que regresan mucho más tarde y en momentos más oportunos. Otros no regresarán jamás. Hay veces que la química entre dos personas se desvanece para siempre. Ni la más larga explicación podría acercar de nuevo y de la misma manera cuando se ha compartido tanto.

María, vaya si duele. Y, a mí, me resulta extremadamente difícil asumirlo. Aunque me mimo como si no hubiese un mañana. Intento hacerlo. Ésa es la clave fundamental para no perderse.

Yo también, Tejón, necesitaría y necesito muchas clases. En ello estamos. Hemos venido aquí a aprender. Y, lo que es más complicado, a desaprender también.

Feliz domingo a todos. Por aquí, lluvioso.
Bendita lluvia sobre los cristales.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Y saber despedirse, sobre todo, de lo que ya no somos.
Besos.

Campurriana dijo...

Pedro, ¡cómo lo sabes! Nos vamos descubriendo y, de repente, esa persona que creíamos ser, queda muy lejos de nosotros mismos. Para bien... o para no tan bien.