Observo desde mi habitación miles de vidas imaginadas, tras las pequeñas e innumerables ventanas de la ciudad de mar.
¿Qué estás mirando?
¿Yo?
Pensando en lo iguales que somos todos. ¡Y qué diferentes somos también!
20 de noviembre de 2022
5 comentarios:
He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.
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Todos somos iguales en cuanto a ser diferentes.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué verdad más grande, Alfred!
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando abrí mi blog, debajo de mi perfil, a parte de otras tonterías escribí... "igual de diferente que todos. Más o menos parecida, a nadie.." ; ) a algunas personas les resultó chocante, pero es que lo pienso de verdad, todos somos semejantes sentimos, anhelamos, nos desilusionamos e intentamos remontar el vuelo...todos hacemos esto, luego, cada uno con su toque personal ; )
ResponderEliminarAyer , es verdad fue un día de mantita y pelis.. a tu gatito solo le falta la mantita ; )
Un beso CAMPU y mil gracias por asomarte allí...
No me viste, pero cuando apareciste en letras... sonreí ; )
Hoy luce el sol!!
Eso es lo mejor de la vida.
ResponderEliminarMaría, pienso que todos buscamos como fin último lo mismo en la vida. Puede ser a través de la soledad deseada, la compañía, la naturaleza, una casa con piscina o un buen libro de tarde de invierno y manta. Esa "felicidad" o serenidad que se pueden encontrar de modos muy diferentes pero siempre con ese fin en mente. Unos somos más sociables, otros lo somos menos. Más seguros, más inseguros, más pragmáticos, más sensibles... La mezcla de los medios para llegar a ese fin será diferente según forma de ser y posibilidades, pero TODOS buscamos lo mismo al final.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, María.
Pedro, lo mejor de la vida es... esa serenidad.