
Dejo aquí el comentario aportado en la entrada de este blog amigo, que siempre me tiene al día.
Náufrago, no había visto nada relacionado con Neira y acabo de escuchar la entrevista a través del enlace de tu blog (gracias de nuevo por acercarme a la realidad que se cuece por los lares de nuestros días actuales).
Lo cierto es que me ha gustado el tratamiento que se le ha dado y el mensaje que se deja ver tras las palabras de alguien que ha aprendido aun más a descubrir lo verdaderamente importante de lo que tenemos. Lástima que tengamos que aprender así todos los humanos. Me refiero a ese aprendizaje con mayúsculas que sólo podemos conseguir viviendo en nuestros propios cuerpos experiencias realmente aterradoras.
He escuchado también críticas a todo esto y a lo que rodea este caso tan conocido. Espero que Neira no se desvíe del camino honorable, que no se ponga a la altura de muchos periodistas que ya están escarbando en su vida buscando puntos oscuros. Que no dude que aparecerán muchas críticas que pueden ensuciar su imagen y su nombre, muchos comportamientos carroñeros que acechan sin piedad en los medios. Apartarse ahora sería lo más inteligente. Veremos lo que ocurre.
Deseo añadir, y no para finalizar, una crítica a ese calificativo que repite en varias fases de la entrevista. No me parece acertado, no va con el tono del resto de sus palabras. Aunque quizá se pueda entender mejor desde su situación. Puede ser y no lo dudo pero ha sido algo que, en cierto modo, no me ha gustado escuchar, quizá porque en este mundo no todos tienen la suerte de nacer en cunas de encajes, no todos nacen con la misma ventaja (sin ánimo, por supuesto, de justificar nada).
Para finalizar, deseo que Neira se recupere pronto y que saboree esa vida que acaba de descubrir con sosiego, con cabeza y con corazón. De estos desgraciados hechos puede haber obtenido enseñanzas realmente útiles para el futuro. Enseñanzas que muchos morirán sin haberlas visto ni de lejos. Aprovecharlas lejos de flashes y de cámaras, sería una opción...