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6 de mayo de 2016

De la tele como entretenimiento (Bertín y Cuéntame)



Disculpad mi vena con Bertín y con la tele de últimamente. No tengo demasiadas ganas de tocar otros temas en el saloncito ahora. Soy consciente de este protagonismo concedido a sabiendas y con intención.

Es que el otro día vi el programa dedicado a Fran Rivera y esposa y quería escribir, sin mayores pretensiones, sobre él. Con esto de la tele a la carta, puedo elegir momento y, como no tengo ganas de ver (mientras como o ceno) nada de política y crítica política en general, pues decido ahora apretar el botoncito de las entrevistas (un género que siempre me ha atraído, como ya sabéis de sobra los que me conocéis un poco). 
Y otro de los botoncitos habituales que suelo apretar, es el de la serie Cuéntame; ya como una tradición ésta última (igual que sigo viendo, aunque me pese, las películas de Almodóvar o Woody Allen, cada vez que se les ocurre soltar alguna de "sus" ocurrencias al espacio exterior)...

De Cuéntame no os digo nada nuevo. He seguido esta serie desde sus inicios de una manera más o menos fiel. Ha pasado por momentos maravillosos y por momentos horrorosos. Ahora se encuentra en una nueva etapa, en la que la relación amorosa de Antonio y Merche es un poco tontorrona de más, dado el tiempo pasado por encima de ambos y todo lo demás. Quizá sea yo, que no soy demasiado romántica depende de para qué y para quién y, por supuesto, depende del momento y del lugar... También es menos creíble esta relación matrimonial, que antes parecía de carne y hueso y ahora se encuentra totalmente enlatada. Lo hacen peor entre ellos y no sé por qué motivo (supongo que por cansancio o hastío). En otras temporadas lo bordaban, y mira que es difícil bordar una relación de amor y matrimonio en la televisión. DIFICILÍSIMO.

Por otro lado, la historia de nuestro país ya ha pasado a segundo o tercer plano en la serie porque, claro, no da más de sí a este nivel. Tenemos que detener el relojito para evitar que pase a ser futurista. Creo que andamos ya por 1984...
Ha mejorado la niña (María) y ha empeorado la abuela, que antes era el alma de la familia y ahora un payasete más de la función, con aventuras un tanto desafortunadas gracias a los guionistas.
Siguen siendo buenos los que son buenos (y hay unos cuantos en Cuéntame) y, a veces, algo brilla en los capítulos. Y cuando hablo de brillar, hablo de brillar de forma especial. Esos ramalazos debieran ser más prolongados pero... ¡Qué difícil es brillar!

La guinda de Cuéntame la pone su continuación, el espacio Ochéntame otra vez, en el que se tocaba esta semana el tema de la programación televisiva infantil, cuando los niños eran tenidos en cuenta en la televisión. Penita de "desevolución".

En cuanto a Bertín, le he vuelto a ver sonreír en este último programa grabado en Ronda. Más naturalote, más campechano si cabe... Sí. Se nota que con Fran Rivera se ha sentido más cómodo que con la tiesa de los corazones sonrosados. 
El entorno, desde luego, una delicia que ayudó y mucho. Preciosa esa casa que ahora alquilan los Ordóñez. Ya hay gente criticándoles por ello...

Bastante más natural esta entrevista con Fran y su mujer, que muchísimas otras. Fran, ya lo sabemos y no lo esconde, es un chico formado en lo suyo pero no en el resto. No le culpo. Su familia ha sido tan peculiar y complicada... "Yo soy yo y mis circunstancias", y lo que pesan las circunstancias ¿verdad?
Y su mujer Lourdes, que siempre me ha parecido sosísima, pues me resultó más maja, dadas ésas mismas: las circunstancias del momento. Y por eso entiendo también a Fabiola y su permanente afectación.
Es verdad que nos falta empatía...
También es verdad que no dan ninguna pena porque tienen dinero y bla bla bla...
¿Y lo es todo el dinero?

De lo contado hasta ahora, me quedo con esa Ronda maravillosa. Esa Ronda que quiero pisar de nuevo, allá por algún mes de mayo venidero.

26 de abril de 2016

Bertín, otra vez...




Soy consciente de que ya ha aparecido algunas veces por el saloncito. Ayer, debo decirle, le puse los cuernos con La Embajada. Me daba pereza escuchar a la -antes moderna- Ágatha Ruiz de la Prada. Y bueno...a Pedrojota ya le he escuchado unas cuantas veces también... 

Vaya, que no me interesaba el programa recién estrenado de Bertín en Tele5 y, como no tenía ganas de hacer cosas provechosas de verdad, me tiré a la piscina con el folletín de buenos actores y no tan buenos... Así, para no pensar demasiado en estos tiempos en los que pensar no se lleva demasiado, de cara a la galería al menos... 

Iba de corrupción. Va de corrupción este folletín. De corrupción inevitable...como inevitable es librarnos de ella con la impronta de ser humanos y no divinos. Tan lejos estamos de esa divinidad que ya no la espero. Aprendamos a vivir en medio de la mierda si queremos llegar a rozar con los dedos esas porciones de felicidad, de bienestar al menos...con nosotros mismos, con nuestras cabecitas complejas y puñeteras tantas veces...

Lo siento, Bertín. Me aproximaré a ti si me interesa el personaje o coincide que paso por allí. Ya sabes cómo es la tele. La tele, como la vida, es una casualidad de casualidades, y cada vez menos maravillosas por la edad; por el paso del tiempo que cada vez pone más difícil el éxito porque el éxito es de las cosas sencillas. A las cosas sencillas pertenece, y sólo a ellas. Se nos olvida tantas veces...

Espero tengas éxito, espero también te lo ganes. 

¡A por ellos, Bertín! ¡A por los personajes que tengan cosas que decir!

29 de noviembre de 2015

El hombre ha vuelto. El éxito (actual) de Bertín Osborne.


Nunca me ha gustado Bertín. Digo sexualmente, vaya. No es ni ha sido mi tipo de hombre y, además, me pillaba ya un poco mayorcito en mi primera época de revolución hormonal. Cuando yo era una niña, recuerdo a muchas señoras como locas por tener al Osborne de yerno o de amante ibérico. Yo nunca lo comprendí pero...para gustos, los colores.

Bertín me gusta de otra manera. Ya lo he dicho en alguna ocasión. Es de esas personas a las que no te importaría tener de amigo porque es divertido y parece fácil abrirse con él. Un cachondo que ahora, con cierta lógica, se toma la vida de distinto modo

Le perdono esa cierta simpleza que emana y el toque rancio de un programa que ha tenido éxito, precisamente por haber respetado a cada uno de los entrevistados que han pasado por allí. Se ve que los espectadores están ya cansados de tanto seudoentrevistador con el arma cargada. Queremos entrevistas tranquilas, señores de la tele. ¡Estamos agotados de tanta agresividad!

Yo valoro a Bertín por varias cosas. Por su naturalidad, por su valiente sinceridad en estos tiempos donde lo políticamente correcto fulmina tanto. Por una bondad que se le nota y por haber sabido sacar lo bueno de esta vida, a veces tan puñetera. Él reconoce sin tapujos que su problema más importante ahora, es menos problema porque tiene recursos. No todo el mundo habla así pero él sí lo ha pensado y lo dice porque, efectivamente, es justo también decirlo.  

Bertín ha vivido momentos muy difíciles a nivel personal, además de la enfermedad de su hijo, y sigue adelante con una sonrisa. Su situación es más fácil pero el sufrimiento no lo quita nadie. Fabiola, su mujer, también ayuda y mucho. Una buena compañera para Bertín. Eso pienso. Ambos son un apoyo para muchas personas que puedan tener un problema similar. El papel de las "celebrities" implica una responsabilidad y debiera ser aprovechado para intentar, al menos, mejorar un poquito este mundo. Es de agradecer, sin duda, si se consigue algo desde esas posiciones tan "célebres", tan visibles.

Sin más, dejo aquí el enlace a una entrevista que le han hecho recientemente. Una lectura de domingo sin mayores pretensiones. Aunque, todo hay que decirlo, alguna miga tiene. Porque analizar la vida, conlleva aprender continuamente. Y somos seres pensantes que debemos obtener algo positivo de todos estos análisis existenciales que salen en las conversaciones de café. Tienen más importancia de lo que parece. Mucha más.

Aquí dejo una frase de la entrevista que quiero subrayar por estar totalmente de acuerdo con ella, a propósito del tema Franco. Si queréis ver el hilo de la conversación, pinchad en el enlace.

Bueno, es que hay muchos que se la cogen con papel de fumar. Nadie tiene los huevos de salir y decir: «Señores, esto es una gilipollez, se acabó la discusión», que es lo que diría yo. Van todos ahí con pinzas. Venga, por dios... Es ridículo.

Pues eso. Así es Bertín. 
O así parece...

23 de octubre de 2015

Bertín Osborne con Carlos Herrera ("En la tuya o en la mía")


Pues ¿qué quieres que te diga, Bertín?

Es cierto que me caes muy bien y, además, en muchas ocasiones estoy de acuerdo contigo.

Es también cierto, que un programa de entrevistas es un buen reclamo para la pobre televisión de hoy, que tiembla de auto-asco. Y estoy hablando de entrevistas íntimas, tranquilas; aquéllas que, más bien, podrían denominarse, como tú bien dices, charlas para darse a conocer como persona y no como personaje. Olvidemos entonces ese tipo de no-entrevistas agresivas que terminan no aportando nada, salvo desazón a todos los protagonistas de las mismas, incluidos los "escuchantes".

El éxito de un programa como éste, puede aumentar si añades elementos novedosos como "tu casa o la mía", que me parece, por cierto, muy acertado. Luego tu forma de ser...campechana, "naturalota", simpática...es una guinda perfecta, un as en la manga que, si sale en el momento adecuado, es puro oro. Por ello, mereces todo el éxito del mundo, Bertín. Lo mereces porque, al menos, lo intentas. Intentas contarnos algo diferente en medio de tanta masa aburrida, letal, empobrecedora hasta la desaparición de la última neurona. Algo diferente y, a la vez, tan igual... según se mire. Los programas de entrevistas, es verdad, son más viejos que el catarro (viejunos, se dice ahora). 
Pero, si las entrevistas se hacen bien, siempre SIEMPRE atrapan. De eso estoy segura. Segurísima.

Debo reconocer, sin embargo, que sólo he visto una de tus entrevistas y un trocito de otra. El trocito: el de Pablo Motos. La que he visto completa: la de Carlos Herrera.

Y ahí voy, Bertín. Ya he recordado para qué te estaba escribiendo... No todo van a ser alabanzas porque, con alabanzas, uno no se motiva. Se apoltrona como los apoltronados y luego pasa lo que pasa.

Pues lo que te quería decir es que NO me ha gustado la entrevista de Carlos Herrera. No me ha llegado por algún motivo o por varios. Es verdad que el "momento receta", el "momento mesa y mantel", el sexo oral (me refiero al sexo "que hablamos") y la supuesta molestia de Fabiola con Mariló y venganza incluida, podrían ser unos ingredientes maravillosos para coronar el Everest de las entrevistas. Pero no, Bertín. NO porque, sencillamente, no se os veía relajados. Estabais los tres tensos, fingidos en vuestras risas.  

Carlos se enrolló demasiado con esa anécdota familiar y sobreactuó. También pienso, por otro lado, que sobreactúa todas las mañanas y se le nota, pero ése es otro cantar que ya no va contigo... Me estoy refiriendo a que no lo considero un periodista "diez" porque se nota que se ha vendido. No lo culpo. Supongo que será casi imposible andar sin venderse por esos medios tan grandes que todo lo solucionan pagando. Y ya no sólo vendido por los medios sino por otra de sus vertientes que tantas satisfacciones le da también: la gastronómica. Se le ve el plumero a Carlos y el plumero, en estas cosas, no tiene que verse tan claramente.Con la intuición ya llega e, incluso con ella, puede llegar la desconfianza.

Vaya, que lo de venderse parece casi como la inevitable desembocadura de los ríos que van a dar a la mar...

No me gustó la entrevista. Por lo que sea, porque no fluye de una forma natural y continua... Y soy consciente de que es muy difícil.
Sólo quiero que tomes nota y que lo mejores, Bertín. Que mejoréis. Podéis hacerlo. Carlos también en lo suyo.
Sobre todo, no caigas en el espectáculo fácil. No lo necesitas.
Ninguno de vosotros lo necesitáis.