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9 de marzo de 2025

Días brillantes azul oscuro y blanco


Hoy ha sido uno de ellos.

Me gusta acercarme al mar y saborear lentamente esas crestas de las olas que parecen coronas de Reinas. Sus idas y venidas como baile de vivos sobre lo que ya no respira. Su aroma intenso pero, sobre todo, ese sonido que se encuentra con las rocas; Que estalla a veces contra ellas y llega con ímpetu a la arena de las orillas inmensas. 

He ido, he probado la salitre de mis labios resecos por la costa y por el paso del tiempo. He recordado las olas que han pasado cerca de mi cuerpo y he imaginado las olas que están por venir. Las que también están llegando en momentos en los que sigo viviendo en una película, la de mi vida, sin ser la protagonista. 

He regresado al mar porque me permite fácilmente divisar su horizonte y relajar la vista. Mirar a lo lejos y disfrutar de un espectáculo que ofrece los colores de una paleta infinita. 

Un domingo que ya decae y con él toda una semana de vivencias detenidas pero profundas. 

¿No es la vida profunda siempre? Incluso, detenida.



12 de octubre de 2024

Túneles del tiempo


 

Túneles del tiempo.

Que me llevan a ti.


Sigo caminando entre la vegetación cercana a la costa.

Continúo añorando y creo que añoraré hasta el final de los días. 


Es curiosa la mirada que surge con la edad. Con los años vividos.

Esas experiencias que ahora parecen sueños. 

Incluso, las más recientes.

Estoy viviendo en un sueño y no logro despertar. 

¿Debo preocuparme?


12 de agosto de 2024

Desde el observatorio de aves


Sigo en contacto con la naturaleza. Y la naturaleza también es la humana, aunque no lo parezca ni por asomo en muchos casos.

Me relaja escaparme. Me siento relajada ahora.

En un segundo, mi cuerpo puede empezar a revolucionarse de nuevo. No canto victoria.

De hecho, últimamente son pocos los instantes de relajación TOTAL.  Los tuve en su día pero actualmente son tan escasos que se han convertido en un dulce recuerdo de "juventud". Se elevan mis hombros y me doy cuenta del movimiento que no me gustaría advertir en mi propio cuerpo agotado. Imagino entonces a esa gacela que ha detectado a la hambrienta leona entre las hierbas altas.

Veo leonas por todas partes.

28 de julio de 2024

Rompiendo rutinas

Cuando se rompe la rutina con estas noches de lectura y verano, entre el silencio tranquilo de un pueblo que convive con la playa geométrica y la montaña de piedras con formas de historia de nuestros ancestros, recuerdo tus besos en estos lugares de ensueño. Recuerdo tu mano recogiendo la mía. Recuerdo el cariño de un hombre que ha desaparecido como el castillo de arena que arrolla el mar del fin del mundo.

Entre estas dunas, mi piel desnuda se pegó al sudor de la tuya para siempre, incluso en la lejanía de tiempo y de vida. Pegados éramos invencibles y valientes. Valientes por la magia que un día se vio envuelta de niebla y dudas. 

Me pregunto si las dudas pueden estar alguna vez equivocadas.

9 de julio de 2024

Hoy me siento como Lina


 Agradecida y emocionada


Gracias por formar parte de mí.

Sabes que eres historia de mi vida para siempre.

Aunque nuestras pieles no lleguen a rozarse nunca más, seguiré sintiendo el calor. 

Y también el frío.

Aunque ya no pueda perderme en el interior de tus ojos profundos, esa mirada ya es mía.


Sigo echada junto al mar. 

Escondida, incluso.

Agazapada.


¿Dónde se está mejor?


23 de junio de 2024

Desaparecida


 

Desaparecida y encontrada.

Luz del día que me acerca a ti con una sonrisa de nostalgia. 

Noches eternas que vagan entre los recuerdos que nunca se marcharán NI QUIERO.

Aprender a vivir con heridas abiertas es lo que más se aproxima a la madurez, al verdadero sentido.

Ahora sé que no se cerrarán nunca. Ya lo he asumido.

Sigo caminando con menos peso en la mochila.

FELIZ, a pesar de TODO.


4 de junio de 2024

Tirada bajo el sol


Tirada bajo el sol, este me recordó que aún mi cuerpo podía recibir calor.

De repente, abro un ojo, giro mi cabeza hacia la derecha y me quedo observando ese tronco que un día fue húmedo, fresco, lozano.

Pienso entonces: ¿Seré yo otro tronco de esta playa desierta cuando todas las luces se hayan apagado?

20 de abril de 2024

Tumbada bajo los pinos


Me dediqué la tarde del viernes. Salí de la oficina y arranqué hacia una de mis costas. Me invité a comer en mi restaurante favorito y escuché las conversaciones de turistas recién llegados. Deseosos del sabor a mar de los platos, del clima fresco, de los carajillos, de los buenos caldos, por no decir vinos, como se ha dicho toda la vida. 

Con su disfrute, el mío. Desde una mesa con la compañía tan maravillosa de uno mismo, se pueden descubrir tantas cosas... Las miradas que se cruzan en mesas aledañas, la amabilidad de los camareros, las prisas también. Las relaciones de parejas de toda la vida y las recién estrenadas. Los padres, los abuelos que siempre pagan, y los nietos que piden helado casi desde antes de los entrantes. Grupos grandes de familias, discusiones triviales que parece que arreglarán el mundo y vaya si lo arreglan. Veo a padres con yernos. A abuelas que observan orgullosas la escena. Veo a un hijo maduro con su anciana madre disfrutando de una buena fuente de cigalas. A un senderista que, como yo, se entretiene observando toda la película que pasa por delante de sus ojos. Veo apatía también. Veo de todo...

Antes yo formaba parte de esa película. Ahora me siento espectadora de mi mundo de antes. Y, os lo aseguro, tiene su punto también.

El camarero vuelve a pasar y me pregunta con ternura si me han gustado los longueirones. Dice que me traerá en breve la lubina a la brasa. Sonríe al irse. 

Me hace gracia. Aún sigue llamando la atención ver comer a una mujer sola en un restaurante de mantel como Dios manda. Si tiene una copa de vino sobre la mesa, todavía más. Y si además es con buen apetito, ni os cuento!


Ahora, acostada bajo esos pinos. Escuchando el sonido de las olas y el canto de las gaviotas. 

Feliz.

29 de marzo de 2024

Después de la resaca...


Después de una resaca de migrañas y sin una gota de alcohol a la que echar la culpa de mis males, he decidido mover mi cuerpo entumecido tras días y días, que me han parecido eternidades, metida en la cama y mirando hacia el techo blanco, impoluto. En contraste con ese limpio y vacío contenido, han cabalgado pensamientos continuos por mi mente caótica y agotada. Estar en la cama despierta, es lo más parecido a una tortura para mí ahora. No lo era antes... En la otra vida que siento cada vez más lejana.

Hoy he podido, en medio de este temporal que nos asola, tocar al fin la luz del sol, dejar que me acaricie su calidez. Es el único calor que siente mi piel desde hace muchísimo tiempo: el calor del sol, del fuego... Y he aprendido que la naturaleza puede mecernos como si fuésemos bebés entre sus brazos. Y no sólo con su tacto dulce; también con su aroma y su arrullo.

17 de marzo de 2024

Anochece cerca del mar

 

Pensaba ayer que todo lo había soñado. Mi vida, mi gente, mis recuerdos cada vez más borrosos, más etéreos.

Estoy poco inspirada para escribir y, sin embargo, ¡Cuánto tengo dentro de mí! ¡Tanto que decir! 

Nunca antes me había costado tanto expresarme. 

Sigo caminando entre mar y montaña. Aquí me siento feliz, libre, cercana a esa naturaleza que nos alumbró y nos alumbra. En estos escenarios imagino relatos, leyendas. Recuerdo vivencias. Inspiro, espiro. Intento centrarme en el Presente. 

Observo el paisaje y me creo un paisaje dentro. El aroma del bosque, del mar, el sonido crujiente de las hojas, el canto de los pájaros que huelen ya la primavera... 

La vista desde la cumbre de algún pico cercano. Todos los problemas se hacen pequeños desde allí arriba. Estiro las piernas sobre las grandes rocas e intento observar a lo lejos, lo más lejos posible. Me tumbo, miro hacia el cielo. Esta vez, nubes negras que presagian tormenta.

Llueve y lo agradezco. Las gotas por la cara resbalan como si fuesen las lágrimas que no suelto. Después, un rayo de sol que calienta fugazmente mi espalda mientras bajo por el camino de piedras.

Me cruzo con dos solitarios que buscan la comunión. Quizá ya la hayan encontrado.

Con el paseo recupero fuerza. Me siento más ligera, más plena. Me siento viva. Formo parte de ese Todo. Ahora ya tiene más sentido. 

Anochece.

¿Será un sueño
o es real?

25 de febrero de 2024

Caminos


 

Caminos siempre en la vida.

Recuperando fuerzas para las subidas y frenando con las rodillas sufridas en las bajadas. 

Curvas que llevan al giro inesperado.

Lamentos al perder a uno en el CAMINO.

Risas enlatadas.

Y me imagino la vida como eso que queda después de desnudar de LIVE a las fotografías de antaño.

Lo verde brillante se vuelve gris y, cuando observo tu imagen, me doy cuenta de que has sido REAL. De que podía tocarte.


17 de febrero de 2024

Salí al atardecer

Salí al atardecer porque no encontraba acomodo en casa. 
Necesitaba moverme, airearme, estirar las piernas, estrujar el último rayo de sol de un día que no había pisado. Escuchar el sordo bullicio de una terraza de verano en invierno, tan ajeno a mí últimamente. Tan envolvente, tan irreal.
No siempre regresaba la calma. A veces, una tristeza inmensa se apoderaba de mi ánimo cansado, agotado, estremecido ya desde la primera hora del día. Eran instantes solamente, pero tan intensos que se lo podían llevar todo de golpe. Y, de pronto, el vacío.
Mientras removía la taza caliente con una vieja cucharilla que ya debería estar jubilada, recordaba como uno a uno se habían ido marchando todos.
Me preguntaba entonces: ¿Qué habré hecho tan mal?

9 de febrero de 2024

Cielo rosa que ahora es negro (en cuestión de segundos)


 

He querido sacar otra fotografía y ya no he encontrado ese color rosáceo de un cielo después de la lluvia. Así que os tendréis que conformar con estas gotas que resbalaban por mi ventana hace solamente un instante. Las gotas sobre ese fondo claro y perturbador. Ahora son las mismas pero parecen diferentes sobre la recién estrenada noche. 

Ausencias en las presencias y presencias en las ausencias. Ésa es mi vida AHORA. Pensaba en esto mientras observaba la ordenada colocación de todas ellas sobre el cristal. En el correr de los segundos que, por suerte, guardan con ellos todos esos momentos que se han vivido, que se han sufrido, que se han vivido. Porque a veces creo que en el sufrimiento me siento más cómoda últimamente, más cercana a todo aquello que he amado con MÁS fuerza.

Es curioso. Abajo, un montón de vehículos amontonados que se dirigen hacia el centro de la ciudad buscando quién sabe qué.


3 de febrero de 2024

Últimamente, todo lo hago a trozos


Veo películas a trozos, leo libros a trozos. Incluso, dejo el bizcocho del café a medias, las conversaciones que debieran ser infinitas, y los pensamientos... 

Yo misma, estoy hecha de trozos superpuestos, mal pegados, con pequeñas grietas por las que se puede colar la luz en ocasiones, pero también la humedad más fría.

Es difícil centrarse cuando lo que una observa alrededor no tiene nada que ver con ella. 

Hoy he pensado en esos cuerpos abiertos, que realmente somos todos, y que albergan en su interior a personas que ya no están. A los difuntos que han formado parte de nuestra vida y a los vivos que han desaparecido de ella y quizá de ellos mismos. Los llevamos para siempre con nosotros y a veces llegamos a confundir nuestra identidad con la suya. 

Caminamos a su lado, imaginando conversaciones nuevas por los acontecimientos recientes que ya no vivimos juntos, discutiendo incluso. Agarrándoles de la mano para no caernos por los precipicios.

Lo vamos recogiendo todo. Lo transformamos al antojo de una fuerza a la que no sé poner nombre y seguimos adelante. Cada vez más llenos, más rotos. Más vacíos también. 

26 de enero de 2024

Hoy me siento especialmente triste


 

Rompen las olas sobre la costa de flores.

Suena el silencio de antaño pero con voz de gritos.

Ya no somos los mismos. 

Las vivencias arañan nuestra piel cada vez más delicada, más fina. 

Como fina es la piel del final de una vida. 



13 de enero de 2024

Pensamientos en sábado de invierno

 

Come, Reza, Ama.

Quizá se resuma en esto la vida. Tres verbos. Tres placeres. 

Expresaban en ella que a veces es necesario el caos para conseguir el equilibrio. No era exactamente así, casi seguro, pero con esto me he quedado y es con lo que he formado ya mi recuerdo para los restos.

Continúo paseando entre paisajes de agua salada o dulce. Con el azul o verde como protagonistas de fondo de la película que pasa por mi cabeza. A veces, son pensamientos tan detenidos que creo que moriré en ellos. Otras veces, galopan a tales velocidades que me doy cuenta de verdad de lo maravilloso que puede ser el organismo que nos sostiene, y al mismo tiempo, lo increíblemente duro de una naturaleza que no suelta, que se aferra con tal fuerza a lo que ha hincado el diente, que terminará también flotando entre ese sentido de pertenencia a perpetuidad.

¿Nuestro cerebro lucha por iluminar aquello a lo que debemos prestar atención o simplemente ilumina lo que debiera quedar sólo en una simple distracción?

12 de enero de 2024

Muchos paseos


Os deseo muchos paseos.

Cerca del mar, con flores en el camino, con luz de amanecer tardío, con desayunos antes de ponerse en marcha, con fresco en la cara y calor en el pecho. 

Siento que no soy la misma cada segundo que transcurre entre estos paisajes trotados. El mismo paisaje, que nunca lo es, con una persona diferente dentro de mí, que también sigue siendo la misma. 

Porque las cosas son así; Somos diferentes por las circunstancias vividas. Incluso, podríamos llegar más lejos; ¿Cómo seríamos en otros entornos, en otras familias? 

Vulnerabilidades. 

26 de diciembre de 2023

Blanca Navidad

Nunca he sabido si esta Navidad se escribe o no con mayúsculas. Quizá, nunca me he preocupado lo suficiente por saberlo. Como tantas y tantas cosas que no sabemos por falta de tiempo que, a su vez, es realmente falta de interés. 

Yo sigo hundiendo mis pies en estas finas arenas blancas. Tras las montañas me encontraréis, tomando un bocata de lomo ibérico con una cerveza fresca. Incluso, en los inviernos de esta tierra, ahora soleada y cálida para la época. 

Si el clima está loco, ¿cómo estaremos nosotros?


10 de diciembre de 2023

Todo está aquí grabado. A fuego.


Absolutamente todo lo que nos ha ocurrido, está registrado. Quizá en su momento, no le dimos mayor importancia de una forma consciente, y años después salta con fuerza como un poético, e incluso dramático resorte, que surge desde las profundidades de nuestra mente. 

Últimamente, cuando paseo por los rincones de mis escenarios de vida, cada uno de ellos me recuerda lo vivido allí. Una conversación, una mirada, un ligero acercamiento de manos excitante y fugaz.


¿Es o no mágico?



2 de diciembre de 2023

No logro captar la luz


 

No logro captar la luz de lo vivido realmente. Sufro y disfruto a partes iguales. Vivo. VIVO. 

Agradezco ser así porque, de lo contrario, moriría de asco, de aburrimiento.