Sigo en contacto con la naturaleza. Y la naturaleza también es la humana, aunque no lo parezca ni por asomo en muchos casos.
Me relaja escaparme. Me siento relajada ahora.
En un segundo, mi cuerpo puede empezar a revolucionarse de nuevo. No canto victoria.
De hecho, últimamente son pocos los instantes de relajación TOTAL. Los tuve en su día pero actualmente son tan escasos que se han convertido en un dulce recuerdo de "juventud". Se elevan mis hombros y me doy cuenta del movimiento que no me gustaría advertir en mi propio cuerpo agotado. Imagino entonces a esa gacela que ha detectado a la hambrienta leona entre las hierbas altas.
Veo leonas por todas partes.
Es algo humano sentirse cansado. Te mando un beso.
ResponderEliminarEsa comprensión. Esa empatía. Cuando el vuelo es bajo y a trompicones.
EliminarGracias, J.P.
Escaparse de la manada es una buena decisión.
ResponderEliminarYo lo hago a diario.
Incluso en la ciudad.
Busco sitios y horarios donde apenas haya nadie.
Leonas, leones, buitres, cuervos, reptiles, cerdos, asnos y todos armados con un smartphone.
Besos.
Estaba empezando a leerte, Toro, y pensaba todo lo contrario: Hay que permanecer en el grupo para protegerse de mejor modo de los depredadores.
EliminarLuego ya me he dado cuenta de algo más, al continuar leyéndote; ¿Y si los depredadores se encuentran en la propia manada? Yo también lo pienso, claro.
¿Comprendes ahora mi elevación casi continua de hombros?
Ya sabes que yo también disfruto de esa calma de los lugares tranquilos. Curiosamente, el otro día conseguí el mejor sitio en un pequeño bar de un pueblo precioso. Pregunté a la dueña, porque me pareció tan extraño el logro, y me respondió sonriendo: "Hoy son las fiestas más importantes del año y TODOS están en la plaza".
Le sorprendía que no tuviese ni la menor idea...
Soy rara.
Relajarse y dejar el cuerpo flotante, es un principio de complacencia personal, muy agradable.
ResponderEliminarBesos.
Y necesario, Alfred. Tú conoces bien esos beneficios de la naturaleza sin artificios. Lo sé.
EliminarBesos y me alegro mucho de verte, de veros. De regresar después de un verano que he aprovechado a mi manera. Intentando disfrutar de los lujos que nos rodean. Esos lujos plenos de naturalidad y naturaleza en estado casi original. Deseo que algunos lugares no sean descubiertos apenas. Mi pequeño gran egoísmo.
Muchos beneficios nos da la naturaleza. Pasear por ella, es un placer que no se puede describir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonia, es lo que siento; el placer que no se puede describir. Ese placer ahora lo disfruto en silencio, con mi compañía. Lo necesito y me gusta. Siempre me ha gustado pasear con esa soledad dulce que se amarga por instantes, incluso en los lugares más bellos. Pero lo necesito con las amarguras, con las nostalgias, con la hermosura de lo vivido y del aprecio que se siente por lo que se vive y por lo que nos rodea. Un regalo de precio incalculable.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Y cuánto se aprende de la naturaleza... Correr cuando apremia la supervivencia, volar si hace falta... Las señales de estar vivo y querer seguir estándolo...
ResponderEliminarGracias por esos pensamientos desde el "observatorio de aves". Interesante.
Saludos. (Me quedo por aquí, observando... 🌞)
Clarisa, eres bienvenida al saloncito. Lo tengo presente y os tengo presentes aunque no haya aparecido por aquí demasiado en estas últimas semanas.
EliminarDesaparecida en un verano que he aprovechado con calma y con innumerables paseos bajo el sol y también bajo frescos aguaceros.
Deseo que haya sido provechoso para vosotros también.
Encantada de conocerte.
Un abrazo.