17 de febrero de 2024

Salí al atardecer

Salí al atardecer porque no encontraba acomodo en casa. 
Necesitaba moverme, airearme, estirar las piernas, estrujar el último rayo de sol de un día que no había pisado. Escuchar el sordo bullicio de una terraza de verano en invierno, tan ajeno a mí últimamente. Tan envolvente, tan irreal.
No siempre regresaba la calma. A veces, una tristeza inmensa se apoderaba de mi ánimo cansado, agotado, estremecido ya desde la primera hora del día. Eran instantes solamente, pero tan intensos que se lo podían llevar todo de golpe. Y, de pronto, el vacío.
Mientras removía la taza caliente con una vieja cucharilla que ya debería estar jubilada, recordaba como uno a uno se habían ido marchando todos.
Me preguntaba entonces: ¿Qué habré hecho tan mal?

13 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Nada.
No te sientas culpable.
Es la vida... todo tiende a la soledad.
Además, no juzgues el pasado con ojos de hoy... eso no es justo.
Yo también me preguntaba eso y de hecho algunas veces sigo preguntándome dónde se fueron todos... pero resulta que un día, por casualidad, coincides con uno de esos todos y resulta que está igual de perdido.
Todavía tenemos en la memoria el cómo vivían nuestros abuelos, incluso nuestros padres, muchos hijos, hermanos, celebraciones... eso también se está perdiendo en el "primer mundo"... cada vez hay más gente viviendo sola, tanta que ya hay que programar servicios sociales para que comprueben si siguen vivos o si necesitan aunque sea una hora de visita humana... es terrible.
A ese mundo vamos en el "primer mundo"... que quizá deberíamos llamarlo el "horroroso mundo".
La gente cada vez vive más años pero en qué condiciones?
No sé yo si vamos muy bien.

Besos.

Campurriana dijo...

Es verdad, Toro. También pienso como tú.

El tema de la soledad es muy duro. Esa soledad no deseada. Siempre me he sentido bien sola. Sola en casa, sola en el monte, sola en la orilla de una playa vacía. Hasta que de repente uno se siente SOLO de verdad. Esa soledad de la que me hablaba algún amigo y yo no conocía realmente. Ahora, en estos momentos, me encuentro frente a ella y la comparo con un monstruo de las películas y pesadillas de infancia. Ese monstruo que se escondía bajo la cama en las noches más oscuras.
Mi pensamiento reciente, que me veo más consciente que en otras épocas de mi vida, es que realmente estamos solos siempre. Eso es lo que he aprendido. Porque, en el fondo, en los momentos más duros de la vida uno está verdaderamente SOLO. En el nacimiento, en la muerte, en la enfermedad seria, en la despedida de aquellos a los que más queremos.
Y no por ello menosprecio el posible apoyo que pueda tener y se me pueda ofrecer. Pero es así en el fondo porque regresamos a la soledad de una forma inevitable. Así lo siento.
Por tanto, tenemos que cuidarnos, protegernos, mimarnos. Nos tenemos a nosotros mismos y nos necesitamos fervientemente para continuar en nuestro cuerpo y, sobre todo, con nuestra cabeza en continua marcha. Y no por ello somos egoístas, como se nos ha hecho creer desde esos círculos denominados conservadores.
Estoy aprendiendo, Toro. En estos momentos, más que en ninguno.

Un abrazo fuerte desde un primer mundo que sí se encuentra perdido de verdad porque confunde el camino. Deseo que regresemos a relaciones más sanas, más respetuosas. Deseo que aprendamos con las caídas de hoy. Deberíamos. Todos. Por nuestro bien y por el bien de los que vienen.

Gracias.

María dijo...

No sé si me gusta más tu entrada o tu conversación con XAVI.Las dos:)

Creo que la vida es un proceso lleno de etapas, fases, unas son continuación de las otras o no y son un punto y seguido o final. Algunas más fáciles de transitar que otras, o bien porque no somos conscientes o porque verdaderamente nos suceden cosas duras de aceptar y digerir, pero sea lo que sea que nos ocurra, creo de verdad que todos son procesos de aprendizaje, tal cual tú comentas. Se puede aprender de lo peor, de hecho creo que es por lo que nos sucede, para que aprendamos, a veces a algo tan sencillo como valorar lo que tenemos o lo que perdimos. Realmente no creo que estemos solos, no en ese sentido existencial que tú comentas, aunque a veces nos sintamos así. Yo creo que somos un enorme puzle del que cada uno es una pieza, a veces no encontramos la forma de encajar o sentirnos cómodos y por eso nos sentimos tan mal, pero se trata de ir girando, buscando la forma, la postura que realmente existe, de eso estoy segura, porque cuando por fin damos con ella, todo cobra sentido y la paz nos invade.. Incluso cuando creemos estar solos hay alguien que piensa en nosotros, a veces sin saberlo si quiera, incluso los que se fueron que en realidad puede que no estén tan lejos como suponemos.. Creo que la soledad es un sentimiento íntimo, como la tristeza, no depende de lo que suceda a nuestro alrededor, depende de cómo esté nuestro interior o al menos eso creo yo, no sé. Sinceramente nunca me he sentido sola, quizá si algún día lo experimento lo veré de otra forma, lo que espero es aprender como haces tú CAMPU.. seguro que eres una buenísima compañía, ojalá encuentres algo que te reconforte, un beso y aunque sea sólo en letras .. existo de verdad jajaja hasta donde pueda acompañarte, al menos, aquí, estoy : )


María dijo...

Ah que lo olvidé... No has hecho nada mal. Nada. Has vivido, fin. Ahorta se trata de seguir viviendo, pero mejor : )

Campurriana dijo...

María, resaltaría en color amarillo fluorescente tantas cosas que dices. Soy de las que subrayo los libros, por cierto. Los "machaco" cuando los leo, en realidad. Y me encanta verlos "sufridos", con anotaciones en los márgenes.

También estoy de acuerdo contigo a pesar de que pueda parecer que me contradigo. Y es que verdaderamente no estamos tan solos como pensamos en esos instantes de los que hablaba, que son los más difíciles. Todos transitamos por los mismos sentimientos, las mismas emociones...en esas etapas de vida que van uniéndose con cambios bruscos o más moderados. Y es cierto que hay cambios bruscos para todos y también, casi silenciosamente, van apareciendo los moderados que al final lo terminan cambiando todo.

Uno se da cuenta de que todos nosotros viajamos en el mismo barco de alguna manera, cuando se detiene a charlar con alguien y escucha de verdad. Ahora es difícil que escuchemos de verdad. Siempre tenemos algo más importante que hacer. A mí me han sorprendido conversaciones de ésas que a priori parecería que sólo dan para hablar del tiempo (clima) en el ascensor y he salido de este cubículo realmente asombrada y encantada. Esas filosofías de las pequeñas conversaciones del día son un auténtico regalo. Las personas te pueden enseñar tanto en unos minutos... Y muchas veces no serán conscientes de ello. De que ya viajarán en los recuerdos de los otros por siempre.

Y la vida va transformándose inevitablemente en otra vida, en otras circunstancias, en otras compañías. No tiene por qué ser malo necesariamente y, desde luego, salimos más enriquecidos, como bien dices. Enriquecidos y dolidos también, no nos vamos a engañar.
Tengo personas al lado que merecen la pena, María. Sé que las tengo. Pero no es menos cierto que estamos con nosotros mismos durante todo el camino. Los demás, los que nos acompañan en este viaje, entran, salen, vuelven a entrar... Los que salen, se llevan lo vivido con nosotros. Y nosotros nos quedamos con lo vivido también cuando nos acompañaban. Para siempre. Nadie nos puede quitar lo que hemos vivido.

Es ahí donde siento que verdaderamente transitamos en soledad el camino de nuestra vida. Porque somos los únicos a los que tenemos que soportar durante todo el trayecto y todos y cada uno de los momentos.

La soledad y la tristeza, es cierto, son sentimientos íntimos. Debemos entender que están ahí para decirnos algo. La nostalgia, el cariño que uno ya no siente de la misma forma, las esperanzas y sueños que no se llegarán a cumplir...

Y este mundo interior en el que navegamos, como bien dices, es el que marca a fuego lo que sentimos y que, en diferentes estados de ánimo, aparecería frente a lo que vemos como una catástrofe hoy, un acontecimiento totalmente diferente e incluso una oportunidad.

Es tarde. Creo que empiezo a divagar... Esto da para mucho.
Me ha gustado leerte, María. Como siempre.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La vida es pérdida, pero resiste, nunca se sabe quién está a punto de llegar.
Besos.

Campurriana dijo...

Pedro, así es. Todo sorpresas varias en nuestro devenir.

María dijo...

Has interpretado de maravilla lo que me temo he expresado fatal.. justamente pensar que sólo nosotros sentimos como lo hacemos, sufrimos lo que nos toca sufrir y nos duele lo que sea que nos duela, olvidamos que en la misma situación o muy semejante han estado o están, muchísimas personas y más que lo estarán después de nosotros.. Todos somos parte de un todo intercomunicado, sólo que a veces de tanto escucharnos a nosotros mismos, olvidamos sentir la música de los demás y suena por todas partes, a poco que peguemos la oreja y da igual dónde, en el ascensor -como tú comentas- en la frutería, al lado de nuestra mesa en una cafetería, aquí mismo.. se escucha por todas partes y tú tb, sólo que no te has parado a pensarlo ¿ cómo vamos a sentirnos sólo con tanto y tantos alrededor ? como decían en aquella película.. el guerrero pacífico ¡ocurren tantas cosas mientras suponemos no está ocurriendo nada! Incluso dentro de ti misma.. Todas estas bellísimas palabras estaban dentro de ti esperando ser escritas por ti ¡hay tanto por descubrir y disfrutar CAMPU! A solas o en compañía seguirán siendo maravillosas, porque cada uno en sí mismo lo somos, sin más… bueno sí, como tu dices, con todo lo que hemos vuvido que eso nadie nos puede arrebatar ocurra lo que ocurra ...Te dejo que me reclaman, sólo venía a darte las gracias por estar, lejos cerca : ) un besazo!

Alí Reyes dijo...

En realidad, tú y yo, también nos marcharemos. Lo importante es lo que dejamos a los que se queden y así sucesivamente. Por eso es que escribimos

Nocturno Náufrago dijo...

La soledad, como la felicidad y tantos otros estados más son momentos en la vida, todo fluye.
Pero la soledad, especialmente ese estado, es algo natural en nosotros, es parte nuestra. Y creo que es absolutamente necesaria, ella nos permite esa contemplación que tan bien descrita está en tu texto. Eso tan envolvente, tan irreal, solo es posible contemplar en un estado de soledad intensa.
Llegué por casualidad a tu sitio y me atrapó tu texto.
Saludos.

Campurriana dijo...

María, lo que se expresa desde el corazón, siempre es acertado, generoso, auténtico.
Escribir ayuda, es verdad. También descubre, organiza, enseña. De hecho, duermo al lado de una pequeña libreta con un bolígrafo que un día me va a desgraciar las sábanas. Escribo cartas que nunca enviaré, aunque es cierto que muchas palabras allí reflejadas han llegado de otras formas a sus destinatarios.

Alí, aquí no quedará nadie, es verdad. Vivimos muchas veces como si esto fuese a durar siempre. Sabemos de sobra que no es así e, incluso con este conocimiento tan valioso, no llegamos a relativizar lo que debiéramos para abandonar pesos innecesarios.

Nocturno Náufrago, cierto es que la soledad es inherente al ser humano. Esa forma de contemplar la he descubierto con más intensidad en estos momentos de mi vida. Supongo que hay épocas en las que la vida te da un capón y despiertas de una forma más consciente. Entonces uno descubre tantas cosas... Desde luego, necesaria. Siempre la he visto así, la he necesitado, de hecho. Ahora también la sufro por momentos. Pero es útil. Vaya si lo es. Aun sufriéndola.

Un saludo a todos y a seguir remando. Contra las mareas, incluso.
Buen día de lunes.

Sergio DS dijo...

Iba a dar una disertación existencial, y tras leer a TORO poco puedo aportar. Suscribo sus palabras.

Un abrazo.

Campurriana dijo...

Sergio, es que Toro da en el clavo siempre.

Es la vida... todo tiende a la soledad.
Además, no juzgues el pasado con ojos de hoy... eso no es justo.

Estas frases. Pura sabiduría y razón. Se nota la experiencia de vida.
No es justo juzgarnos hoy por lo de ayer. Hoy sabemos más. A toro pasado (valga la redundancia), siempre sabemos más.
Y eso. Cada vez más solos. Supongo que es complicada la entrega cuando uno se ha entregado tanto.

Me ha alegrado verte.