8 de abril de 2007

La otra Semana Santa

4 comentarios:

Campu dijo...

"Pero donde el espectador escéptico llenaría el ojo es en Ferrol. Debido a la pasión por el orden y la organización, según el antropólogo Felipe Senén, o quizás por las influencias gaditanas o cartageneras importadas por la Armada, la Semana Santa departamental cumple todos los estándares. Decenas de cofradías, pasos (aquí tronos) que necesitan un centenar de costaleros para su transporte, el negro azabache de las mantillas y los blancos, azules y dorados de los uniformes marinos.

Incluso una técnica propia y depurada de llevar las andas, como por encima de las olas, y de hacerlas "bailar" o "moquear" (levantarlas a pulso, con los brazos estirados a la vez), un alarde que se realiza en lugares concretos, los más solicitados por el público conocedor.

La Semana Santa ferrolana tiene incluso su anécdota profana. Es, o era costumbre, que los penitentes ferrolanos repartiesen estampitas a los conocidos, a modo de recordatorio. Según recuerda el periodista Juan Barro, a finales de los años 60, un grupo de cofrades del Cristo de los Navegantes procesionaba repartiendo alfileres, seguido de otro grupo que entregaba minchas o caramuxos. Sin relación causa-efecto con ese episodio celebrado por unos y muy criticado por otros, alrededor de la década de los 70 se vivieron tiempos de penuria, en los que incluso hubo que llamar a militares de reemplazo para que hicieran turno de costaleros".

Del reportaje de El País, "El turismo impulsa la Semana Santa en Galicia". 3 de abril de 2007.

Mendiño dijo...

Me da asco.

Ferrol es una ciudad que me da asco.

Me parece muy propio que saquen los santitos de paseo.

Érase una villa a una base naval pegada...

Las penitencias siempre han sido muy del gusto de los criminales.

Campu dijo...

Ferrol es una ciudad que resurgirá entre sus cenizas, se abrirá al mar y el clima que se presenta favorecerá, en este caso, el acercamiento a la zona...

En estos momentos, entiendo totalmente que muchos ferrolanos se sientan impotentes ante tantísima dejadez. Un claro ejemplo es el estado actual de la Plaza de España, que es un cúmulo de despropósitos.

La Semana Santa es un homenaje a las celebraciones de antaño. Yo, personalmente, me quedo con la cultura y la tradición de un país, y con eso me basta para valorarla. Escuchar a nuestros abuelos o a nuestros padres, cuando recuerdan todo lo relacionado con las procesiones y sus costumbres, me parece muy interesante, más allá de la supuesta finalidad religiosa que cada uno vive a su manera...

Una vez me comentó un ferrolano, refiriéndose ahora a la ciudad, que ojalá viniese una ola y se lo llevase todo...con el fin, por supuesto, de que se volviese a empezar de nuevo...

Campu dijo...

Por cierto, realmente merece la pena conocer la zona, pero lo digo en voz baja, para que los especuladores no sigan alimentándose del suelo sin crear nada que merezca la pena...