28 de octubre de 2007

Un, dos, tres...toca la pared...



Una historia que refleja, de una forma totalmente dramática, el amor de una madre hacia su hijo. Una escena, en el desenlace, que toca lo más íntimo de uno mismo de una manera desgarradora. La impotencia, esa falta de control ante cualquier hecho que aparece repentinamente, en una sociedad que parece que se olvida conscientemente de que todos seguimos, en cada instante de nuestra existencia, a merced de una incertidumbre que campa a sus anchas por los recovecos de esa enorme mansión por la que nos movemos...
Magnífica interpretación, una utilización de la cámara que provoca en el espectador la sensación de estar ahí, siempre al lado del personaje o metido en ese baúl de madera, en la estantería, observándolo desde la escalera... y un final que aparece innecesariamente edulcorado quizá por su dureza.
A pesar de que en esta película se utilizan elementos muy comunes del cine de terror y de suspense, tiene algo diferente que la hace recomendable.
Ya me contaréis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola M

Anónimo dijo...

HOLA CAMPURRIANA,pUES a mi el film me gustó , sobre todo el tema macabro que hasta hace muy poco aun se daba del ocultamiento de gente con discapacidades o malformacione en cuartos o casas sin que ninguna persona ajena a la familia pudiera entrar en contacto con el.
Me recuerda mucho a los Otros de Amenabar que me gustó mucho más. En esta hay suspense y una sorpresa final pero no es una pelicula que te mantiene todo el rato en alerta salvo momentos puntuales.Muy bien los actores.

Pues nada saludos

Anónimo dijo...

Quizá Los Otros tenga un guión mucho más trabajado...
En ésta quedan cabos sueltos, o por lo menos yo no los he sabido atar, y alguna que otra incongruencia...
No entiendo ese comportamiento del niño con su madre en el baño...
No quiero mencionar mucho por si hay personas que no la han visto y sí tienen la intención...
Bienvenido al País de las últimas cosas, Noel.