Infinidad de escenas, de enseñanzas, de una imaginación que se deja influir por otras épocas, por otras vidas, por esa historia de nuestro mundo representada a través de cuentos, de leyendas, de sueños o pesadillas. Esa mirada que juzga con apenas conocimiento, ese niño que escucha con atención a sus padres en el museo, ese hombre que critica los trabajos que no llega a comprender. Una mujer que sonríe. Otro que recuerda. Algunos que, incluso, pueden llegar a entender a ese pintor infeliz que se desahoga frente a un lienzo.
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Siento que tenga que ser así.
Gracias.