
Fuente: EL PAÍS
Mi homenaje de hoy es para él. Por su fuerza a pesar de todo.
He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.
Pederasta. Que palabra tan horrible. Veo a mi hija dormir, 8 años solamente, y me crece una rabia y una rabia, solo de pensar que pueda pasarle algo. No sé. Solo puedo pensar en cosas asesinas que hacerle a ese tipo de personas. Abrazo.
ResponderEliminarEricarol, siendo madre supongo que se revuelven aun más las entrañas al ver casos como éstos, si cabe.
ResponderEliminarNo logro entender cómo alguien es capaz de abusar de un niño. Imagino que se trata de alguna patología extraña sin curación, a veces mezclada con otro tipo de sustancias y sentimientos horribles.
Recuerdo, y ya se me están poniendo los pelos de punta, un anuncio en el que aparecía la imagen de la espalda de una niña sentada en una cama. La cámara iba girando lentamente y al final el espectador podía ver que su cara realmente se correspondía con la de una anciana triste y cansada.
Golpe de efecto, desde luego, el de este anuncio contra los abusos sexuales a niños.
Evitar casos como éste y como muchos otros, que ocurren en numerosos rincones del planeta, es un reto para una sociedad con una justicia lejana a su nombre todavía. Una obligación de todos y, sobre todo, de los que tienen mayor poder para cambiar las cosas.