Parece que seguimos sin ponernos de acuerdo entre tanta diversidad, ya que es complicado aunar tantas formas de vida diferentes, tantas culturas distintas. Y aunque se intente hacer creer que dentro de este fenómeno globalizador se defiende a capa y espada a la región más pequeña, el euroescepticismo sigue ahí pisando fuerte con razón o sin ella.
Tengo sobre la mesa las versiones consolidadas de los dos textos fundamentales de la UE que son modificadas por el ya conocido Tratado de Lisboa, firmado el pasado 13 de diciembre de 2007 y aun a día de hoy sin entrada en vigor por la falta de ratificación, si no me equivoco, de la República Checa, la República de Finlandia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Los dos textos fundamentales a los que me refiero son los siguientes:
El Tratado de la Unión Europea
El Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea que pasará a llamarse Tratado de funcionamiento de la Unión Europea
Empiezo a leer páginas plagadas de buenas intenciones y de expresiones realmente biensonantes:
Libertad, democracia representativa, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y Estado de Derecho, solidaridad entre los pueblos, funcionamiento democrático y eficaz de las instituciones, progreso social y económico, desarrollo sostenible, protección del medio ambiente, libre circulación de personas, prevención y lucha contra la delincuencia, diversidad cultural y lingüística, principio de cooperación leal, buena vecindad, diálogo abierto con las asociaciones representativas y la sociedad civil por parte de las instituciones, coherencia y transparencia de las acciones de la Unión, amplio acceso a la educación, eliminación de las desigualdades entre el hombre y la mujer y promoción de esta igualdad, nivel de empleo elevado, protección social adecuada y protección de la salud humana, lucha contra la discriminación por razón de sexo, raza, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, protección de los consumidores, respeto a los Estatutos reconocidos en los Estados miembros de las iglesias y asociaciones o comunidades religiosas, diálogo abierto con éstas, protección por parte de autoridades diplomáticas y consulares, derecho para formular peticiones al Parlamento Europeo, derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones al mismo y en las elecciones municipales del Estado miembro en el que se resida, derecho para recurrir al Defensor del Pueblo Europeo...
Hay una que tampoco suena mal y que aparece entre sus líneas: La Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles, respetando al mismo tiempo las disposiciones legales o administrativas y las costumbres de los Estados miembros relativas, en particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional....
Sin duda, no todo es tan fácil y detrás de cada una de las intenciones se esconden problemáticas difíciles de solventar. Quizá algún día nos pongamos de acuerdo. Quizá no.
Tengo sobre la mesa las versiones consolidadas de los dos textos fundamentales de la UE que son modificadas por el ya conocido Tratado de Lisboa, firmado el pasado 13 de diciembre de 2007 y aun a día de hoy sin entrada en vigor por la falta de ratificación, si no me equivoco, de la República Checa, la República de Finlandia, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Los dos textos fundamentales a los que me refiero son los siguientes:
El Tratado de la Unión Europea
El Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea que pasará a llamarse Tratado de funcionamiento de la Unión Europea
Empiezo a leer páginas plagadas de buenas intenciones y de expresiones realmente biensonantes:
Libertad, democracia representativa, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y Estado de Derecho, solidaridad entre los pueblos, funcionamiento democrático y eficaz de las instituciones, progreso social y económico, desarrollo sostenible, protección del medio ambiente, libre circulación de personas, prevención y lucha contra la delincuencia, diversidad cultural y lingüística, principio de cooperación leal, buena vecindad, diálogo abierto con las asociaciones representativas y la sociedad civil por parte de las instituciones, coherencia y transparencia de las acciones de la Unión, amplio acceso a la educación, eliminación de las desigualdades entre el hombre y la mujer y promoción de esta igualdad, nivel de empleo elevado, protección social adecuada y protección de la salud humana, lucha contra la discriminación por razón de sexo, raza, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual, protección de los consumidores, respeto a los Estatutos reconocidos en los Estados miembros de las iglesias y asociaciones o comunidades religiosas, diálogo abierto con éstas, protección por parte de autoridades diplomáticas y consulares, derecho para formular peticiones al Parlamento Europeo, derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones al mismo y en las elecciones municipales del Estado miembro en el que se resida, derecho para recurrir al Defensor del Pueblo Europeo...
Hay una que tampoco suena mal y que aparece entre sus líneas: La Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles, respetando al mismo tiempo las disposiciones legales o administrativas y las costumbres de los Estados miembros relativas, en particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional....
Sin duda, no todo es tan fácil y detrás de cada una de las intenciones se esconden problemáticas difíciles de solventar. Quizá algún día nos pongamos de acuerdo. Quizá no.
¿Qué opináis vosotros sobre la construcción de la futura Europa?
Campu, ¿Me permites que vuelva a Escala en Hi-Fi y oiga a Karina?
ResponderEliminar"¡Qué poco significan las palabras! Uh uh uh, si cuando sopla el viento se las lleva tras él: Uh Uh!"
¡Hala! Vamos a la cama que hay que descansar!
Boas noites
Ahora que vuelven a estar de moda los cursos para desempleados, me acuerdo de cuando hace 10 años hice yo uno que me habilitó nada más y nada menos que como "experto en Comunidades Europeas". Salí horrorizado de la experiencia. Nada más traumático para mí que ver esa inquebrantable adhesión a (chachán) EUROPA que sentían todas las chicas que impartían el curso. Lo que podían enseñarme sobre la UE me queda claro cuando recuerdo un debate que tuve con la directora del centro que impartía el curso, que me discutía que Solbes había dejado el testigo a Rato sin cumplir ni uno de los requisitos del Tratado de Maastricht para entrar en la UE. La prueba de que Solbes como yo decía no hizo bien sus deberes es que ahora que repitió curso ha conseguido la proeza de que España vuelva a incumplir otra vez esos requisitos, de modo que debería ser expulsada del euro sin miramientos, cosa que yo como absoluto inexperto que me declaro en Comunidades Europeas celebraría con gran alborozo.
ResponderEliminarLo que opino yo se parece más a esto que sale en este vídeo que a esas adhesiones convencidas de quienes se declaraban "creyentes en Europa".
Ojalá que sigan llegándoles subvenciones a esas muchachas que tan bien adoctrinadas estaban y tanto interés se tomaron en convertirnos a unos simples desempleados, porque si hay algo que no está bien pagado en el mundo es seguir creyendo en algo.
http://www.tu.tv/videos/el-marronazo-de-lisboa
http://www.tu.tv/videos/el-marronazo-de-lisboa
Realmente lo de Europa aun no nos lo creemos por la dificultad de la convergencia actual entre tantas diferencias, por otro lado también enriquecedoras.
ResponderEliminarPensaba mientras paseaba por París, que ésta me recordaba a Estambul y a su vez Estambul a Londres...Por favor, seamos iguales en derechos pero no nos convirtamos en copias simples de lo más simple. Mantengamos la cultura que enriquece y la memoria que también enriquece. Sólo ésas. Las demás se las puede llevar el viento...
Partimos de unos límites marcados también por esta "Constitución a gran escala". Me parece muy bien y es un acertado punto de partida para tener una base de defensa. A partir de ahí, mucho trabajo por hacer y eso es lo que me preocupa. Intereses e interesados los hay en todas partes, pero no haciendo referencia precisamente a los denominados intereses generales o comunes.
Perdonen mi ingenuidad.