Escuchaba en la radio esta mañana que Michael Jackson se ha pasado la vida deshaciendo, deshaciéndose diría yo, como las nubes que surcan los cielos intentando inútilmente encontrar su forma definitiva. No era blanco ni negro, no era hombre ni mujer. Era un ser especial y con un gran talento que finalmente pudo con él, como el gran éxito que explotaba en sus manos sin remedio. Allí estaba, moviéndose de un modo sinuoso entre la niebla de su vida, intentando salir de ella convirtiéndose en el pequeño que se desvanecía inevitablemente con el paso del tiempo a pesar de las máscaras...
Espero que en ese lugar de Nunca Jamás al que has regresado al fin, seas muy feliz...
Espero que en ese lugar de Nunca Jamás al que has regresado al fin, seas muy feliz...
He leído muchas referencias a esta noticia, pero de entre todas, me quedo con la tuya, Campurriana. Defines en cuatro líneas lo que fue la tortuosa vida de este genio, según dicen, de la música.
ResponderEliminarSigo tu singladura, aunque no deje constancia muy a menudo. Que lo sepas.
Un saludo mediterráneo.
Una pena que las personas se puedan llegar a destrozar de esta manera tan incomprensible. Se comentaba en alguna tertulia que el llevar el carrito de la compra hace a uno pisar el suelo y la normalidad está muy ligada, aunque nos cueste creerlo a veces, con la felicidad. Michael Jackson hacía mucho tiempo que volaba por encima de todos. Ahora vuela más alto...
ResponderEliminarMe alegro de verte, Fermín. Saludos a Tarragona.