Setenta y cinco emigrantes mueren de hambre y de sed en el camino a su particular paraíso, llamado Lampedusa, después de 20 días a la deriva. La historia se repite una y mil veces más y ya no nos sorprendemos de ver imágenes como ésta. El tema ya está machacado hasta la saciedad. Poco más que añadir a una realidad que cada día llega a nuestras costas en forma de desesperación y esperanza. Una esperanza que quizá ya no ilusiona pero es mejor que quedarse en casa.
Mientras tanto, los directivos de las cadenas ya están devanándose los sesos para encontrar qué es lo que puede enganchar ahora a la gente. Lo tienen difícil. Muy difícil.
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Siento que tenga que ser así.
Gracias.