"Inventó un personaje que no era el que estaba escrito. Era un actor de tripas pero su precisión era sorprendente. Componía los personajes hasta en los mínimos detalles, en su forma de andar, de ponerse la chaqueta... Se pueden contar con los dedos de una mano los que son capaces de eso".
Álvaro de Luna
...en esta hora tan triste para cuantos aman nuestra cultura y saben de la magnitud de su pérdida, quienes tanto le hemos debido y admirado sólo podemos añadir que, sobre todo, le queríamos, le queríamos mucho. Y añoraremos esos ojos burlones, esa media sonrisa sobre las corbatas a la última que a menudo le regalaba Carolyn, haciéndonos un guiño cómplice, entre admonitorio y divertido, al tiempo que decía: "Yo en realidad tendría que estar muerto". Pero los elegidos como él nunca perecen, su rastro es perdurable y fecundo. Su ejemplo, irrepetible.
Juan Luis Cebrián es miembro de la Real Academia Española.
Ésta es mi entrada-homenaje a la palabra tranquila de Ayala y a la mirada inquietante de José Luis López Vázquez. Un aplauso para ellos dondequiera que se encuentren.
Hola,Campu
ResponderEliminarComparto el homenaje que dedicas a ambos personajes. Cada uno en su ámbito, son dos personas de las que marcan una época, dejan huella.
Los dos, por vías diferentes,forman un poco parte de nuestras vidas.
Buenas noches
Eso mismo pienso yo, Julio. Algo de nosotros también se va con ellos. Con las personas que, de alguna manera, dejan huella en el mundo.
ResponderEliminarHe de decir que tuve una experiencia poco agradable, si se puede denominar así, con López Vázquez. Lo vi un día a la puerta de un teatro en Madrid y mi tía le felicitó con una sonrisa. Él nos respondió con una mirada fría e indiferente. Me quedo con esta experiencia y con las positivas.
Un saludo a todos.