20 de abril de 2010

La Duquesa de Alba


A raíz de la serie de Telecinco "La Duquesa" (debo reconocer), he aprovechado para leer algo más sobre esta familia que ha dado tanto que hablar a lo largo de la historia. Un inmenso patrimonio artístico, amoríos, extravagancias, matrimonios sin amor... Mitos y realidades que se mezclan para crear un entorno que parece recién salido de un cuento de niños para los que no son tan niños ya; un cuento de duquesas envenenadas, reinas malvadas, pintores enamorados, guerras, huidas, arte y más arte, chismorreos, bailes tradicionales, vida social, lucha por mantener grandes colecciones...

A veces pienso que es una desgracia tener tanto. Parece que se relaciona, en muchas ocasiones, con no tener lo más importante.


Si hoy día la aristocracia ocupa las portadas de las revistas el corazón, en el siglo XVIII los denominados "Grandes de España" copaban el protagonismo de los retratos. Un elemento común a las gentes de recio abolengo es que, tanto hoy como entonces, centraban gran parte de las habladurías del pueblo.

María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo es el interminable nombre de la protagonista de este lienzo. Esta mujer, hija de destacados personajes de alta alcurnia, heredó por derecho propio, tras la muerte de su marido, el Ducado de Alba y que precede en cinco generaciones a la actual Duquesa. Considerada la primera dama española tras la Reina, Francisco de Goya la retrató al poco tiempo de haber sido elegido Director de la Academia de Pintura de Madrid. En este primer cuadro —en 1797, dos años más tarde volvería a pintarla— quiso representarla como correspondía a su destacada posición social.
Posando sobre un fondo difuso, con un perrito faldero a sus pies y un inmaculado vestido blanco, la figura de la duquesa centra toda la atención del observador. Unos pendientes de oro, la banda de seda roja ciñendo la cintura, un brazalete con las iniciales S y T (Silva y Toledo, sus apellidos) y el collar de doble coral son los lujosos pero discretos detalles que completan su atuendo. Tan sólo un gesto distrae la mirada de quien contempla esta obra y es la mano derecha de la protagonista, que señala directamente al suelo de arena donde se puede ver la firma con el nombre del artista y la fecha de realización. Una tímida señal que ha dado lugar a lo largo de la Historia a innumerables habladurías acerca de la relación entre el pintor y la aristócrata. Y que fue alimentada cuando dos años después volvió a retratarla en una postura similar, esta vez vestida de negro, a la manera goyesca, y señalando el mismo suelo en el que añadió la expresión "Siempre Goya".
Lo cierto es que el retrato lo ideó Goya para ser expuesto en pareja junto al que también realizó al Duque de Alba, esposo de Teresa Cayetana y que moriría un año después. Se calcula que pudo pagar por él unos 15.000 reales ya que ésta era la cantidad que solía recibir el que fuera pintor de la Corte por sus encargos, que suponían su principal fuente de ingresos. El lienzo pasó desde entonces a formar parte de la colección de arte particular del Ducado de Alba —la segunda más importante tras la de los Reyes de España— y cuelga actualmente de las paredes del Palacio de Liria, una de las residencias de esta familia en Madrid. Por comparación, se puede afirmar que en la actualidad la Duquesa de Alba tiene un valor de 25 millones de euros, cantidad que el Estado desembolsó en el año 2000 por el cuadro de la Condesa de Chinchón, también de Goya y propiedad de los Alba.
Pero quizá lo más valioso de esta tela es algo tan inmaterial, y difícil de tasar, como los secretos y leyendas que se han ido forjando en torno a la relación entre la imponente dama y el pintor aragonés. Tras la muerte del Duque de Alba los rumores y las malas lenguas se desataron. Al parecer, y como mandaba la tradición española, la reciente viuda se retiró a su residencia estival de Sanlúcar de Barrameda donde el artista pasó con ella algunas semanas.
Lo que se puede denominar coqueteo había comenzado unos años antes, en concreto a principios de la década de 1790, cuando ambos fueron presentados por la Duquesa de Osuna. Ilustrativa es una de las cartas que Goya escribe a su amigo Martín Zapater, funcionario local y la primera persona que coleccionó con desmesurado interés sus obras. Al parecer, la Duquesa se colaba en el estudio del pintor para que éste, en vez de pintarla sobre un lienzo, le maquillara la cara: "Por cierto —relataba al respecto de esta curiosa afición un Goya fascinado— que me gusta más esto que pintar en lienzos".
No es de extrañar que el ya por entonces cincuentón artista se sintiera atraído por esta mujer. De ella se han escrito ríos de tinta. Sobre su personalidad, adelantada para la época, su interés por la cultura como protectora y mecenas de artistas, sus extravagantes maneras y, sobre todo, se ha hablado de su belleza. Diversos testimonios de la época lo avalan. En primer lugar las palabras de la viajera inglesa Lady Holland demuestran la buena reputación popular de la dama. De ella comentó al volver a su Inglaterra natal que "poseía belleza, popularidad, gracia, riqueza y nobleza". Más explícito es el testimonio de Fleuriot de Langle, en este caso francés y que tras visitar nuestro país dejó escrito sobre la joven duquesa: "No tiene en la cabeza un cabello que no despierte el deseo".
Por el contrario, sus constantes devaneos con caballeros y sus extrañas manías también dieron lugar a una corriente de opinión opuesta a su figura. La reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, encabezaba esta cruzada, se dice que ambas competían por los favores del apuesto Juan Pignatelli. En una misiva al primer ministro Godoy la soberana española se refería a ella como "la Alba, tan loca como en sus verdores primeros".
Con buen o mal recuerdo, el asunto es que la mujer que posó para esta tela no dejó indiferente a ninguno de sus contemporáneos. El mito siguió alimentándose con el paso del tiempo y todavía se publican numerosos libros sobre su biografía amorosa, su castigada personalidad por el hecho de ser estéril e incluso sobre su muerte (historiadores quedan que aseguran que fue envenenada a raíz de una conspiración de la reina). Duquesa, amante, mecenas o madre frustrada, Francisco de Goya vio en ella todas esas facetas y muchas otras que nacieron del sentimiento de admiración, convertido a veces en idolatría, que tenía por ella.
Fuente: MAGAZINE DE "EL MUNDO"

8 comentarios:

Jota Ele dijo...

Muy documentada entrada, Campurriana.

A ésto añadiré que la Duquesa de Alba es la noble más nobles de cuantas nobles existen en el mundo.

De hecho, según el protocolo, hasta la Reina de Inglaterra debiera cederle el paso.

Curiosidades de este mundo.

Saludos.

Campurriana dijo...

Entre títulos y patrimonio, Jota Ele, me deja anodadada.

Ya sólo en Galicia posee tantísimo...

Por cierto, me encantaría encontrar más fuentes fiables. No te creas que he visto demasiado...

Feliz noche de martes. Dentro de poco el segundo capítulo...jeje (no es muy buena la serie pero una idea por lo menos deja)...

Douce dijo...

Campu,

Me parece muy bien tu interés por esa historia,esa Casa, esas posesiones,los valores personales que hayan podido tener y tantas cosas como pueden derivarse de ese complejo e influyente Ducado. Todo lo que es 'saber' resulta provechoso.

Mis cánones de belleza femenina no deben de ser muy ortodoxos, pero a la tal María del Pilar Teresa Cayetana etc... no le veo la belleza por ninguna parte. Quizá tuviera otros secretos atractivos y una fuerte 'personalidad'

Lo que más me ha gustado, es la documentación y el análisis del cuadro.

Todo sirve, nos interese o no, para conocer la historia y las paradojas que nos brinda la vida.

NOTA (¿Por cierto, por qué no dejan un poco tranquilita a la actual Duquesa?)

Amio Cajander dijo...

sabes una cosa?... por una sucesión de coincidencias... hace unos 15 años visité el Palacio de Liria. Guardo esa visita en el recuerdo porque fue la que hizo que me interesara por este linaje... historia viva de España (con mucho bueno, mucho malo).

No soporto como tratan los medios rosas a la actual duquesa... bueno no soporto como tratan a nadie.

Campu dijo...

Amio, seguro que aprovechaste la oportunidad. No lo dudo en absoluto por ese interés que tienes por la historia y por los sucesos que la forman, más allá de lo que buscan los medios rosas o amarillos. A mí tampoco me gusta cómo tratan a la Duquesa. Nadie, efectivamente, merece eso.

Douce, seguiré investigando...se dicen tantas cosas...se contradicen...Bueno, supongo que de todo ello se compone la historia escrita...¡cuántas cosas no serán como nos las cuentan!

El capítulo de hoy fue bastante flojillo. No esperaba más tampoco.

Felices sueños, navegantes.

Campu dijo...

Por cierto, respecto a su belleza...pues seguro que era más atractivo que "guapura" sin más...

Sylvia Otero dijo...

Y yo seguiré leyendo desde el otro lado del Atlántico, pero al Sur.

Felíz día de miércoles!

Campurriana dijo...

Feliz día a ti también, Sylvia. Que sea muy provechoso.