Me he paseado por esa carpeta de viajes y he llegado al año 2003, en el que visité de nuevo la isla en la que viví algún tiempo. Si agudizáis la vista, a lo mejor podéis verme en estas aguas que recuerdo con tanto cariño. Es ésta una de esas playas que regala paisajes bajo el mar dignos de los mejores documentales marinos. Por eso tengo cariño a esta fotografía, que está hecha con la primera cámara digital que tuve. He aquí un claro ejemplo de un recuerdo paralizado en el tiempo.
Y qué mejor que unos versos salados para su aderezo:
Y qué mejor que unos versos salados para su aderezo:
Pensé que era broma pero no, si amplías la foto parece que hay dos personas en el agua, ja,ja.
ResponderEliminarLanzarote, por lo que veo, ¿no?
Efectivamente, Logio. Y una de esas dos personas soy yo.
ResponderEliminar;)
Lanzarote y Fuerteventura han sido dos de mis islas refugio en algunos momentos en los que la presión llegó al límite. Las adoro. Me reviven.
ResponderEliminarAmio, es cierto que tienen algo especial. En este viaje también visitamos Fuerteventura y sus casi vírgenes playas...
ResponderEliminar¡Ay, Lanzarote!
ResponderEliminarTimanfaya, los Jameos, la cueva de los Verdes, el Mirador del Río, Playa Blanca, La Geria, Yaiza...
¡Qué recuerdos!
Besos.
Pues sí, Jota Ele. Los míos se endulzan además con los momentos de la infancia en la isla...
ResponderEliminar:)