Fuente de la fotografía: Flickr
Sus calles mojadas recuerdan el baile de los fantasmas que algún día se movieron sobre ellas con gracia, con altanería incluso. Ahora la ciudad escucha sus propios pasos en el silencio de una noche que parece no acaba nunca. Algunos escaparates muestran el esplendor de una época que se marchita sin remedio. De las tabernas huyen los gritos desesperados de las gentes que tienen que irse a otros lugares para poder seguir viviendo, existiendo...
La ciudad se queda sola. Sin remedio.
Campu,
ResponderEliminarEs curioso cómo cada cual, coincidiendo en algunas sensaciones, en otras se ve reflejado:
- Unos ven tranquilidad, donde otros subrayan soledad.
- Unos ven noche, cuando otros sienten la mañana 'regada' por la lluvia.
Quizá otros se pierdan en esas líneas que convergen en un final indefinido.
En la técnica no entro, porque no soy especialista, sino simple aficionado que 'dispara' por instinto.
Para mí es la historia de muchas ciudades que se quedan solas...
ResponderEliminarFeliz tarde, Náufrago. Gracias por tus aportaciones.
Solitaria y pensativa. Es la tristeza de las ciudades que se convierten en sombras de lo que fueron.
ResponderEliminarLo más triste, Goyo, es la resignación...
ResponderEliminarEs una pena que las ciudades pierdan vida, porqué donde se va esa vida que dejan? A ningún sitio, se pierde por todas partes. Pero no quiero acabar triste, pensaré que puede ser la imagen preciosa de una calle después de la lluvia y que en poco volverán a abrir las puertas de las casas, que así sea! un abrazo!!
ResponderEliminarRosana, faltan dirigentes buenos que quieran hacer algo por su ciudad. El problema, como siempre, son los intereses particulares.
ResponderEliminarEsperemos que aparezca alguien que desee moverse, que desee hacer de nuevo brillar las calles sombrías...
Encantada de conocerte. Gracias por tus aportaciones, Rosana.