16 de febrero de 2011

Fotografías que hablan...

Anita Rojas con la maleta de su hijo Alfredo Rojas, desaparecido el 4 de marzo de 1975. Santiago de Chile, Chile. Marzo 2000. Cortesía del autor (MUSAC).

Gervasio Sánchez, testigo constante de las desapariciones forzosas

En 1984, cuando Gervasio Sánchez estudiaba periodismo en Barcelona, un responsable de Amnistía Internacional le pasó un informe sobre los desaparecidos en las guerras de Centroamérica. Como siempre tuvo poca fe en este tipo de documentos, decidió comprobar su veracidad en el lugar de los hechos. Viajó a Guatemala y comprobó que los estragos del conflicto eran más salvajes sobre el terreno que sobre el papel. Ahí empezó su peregrinación por medio mundo retratando el drama de la víctimas ocultadas en fosas comunes, en el fondo del mar, en campos de concentración... Irak, Nicaragua, Perú, los Balcanes, Colombia y Afganistán han sido algunas de sus escalas en los 28 años que lleva entregado a documentar esta tragedia. Ahora sus fotografías se expondrán en tres centros simultáneamente, la Casa Encendida, el MUSAC y el CCCB, incluidas las del epílogo dedicado a los cadáveres enterrados clandestinamente durante la guerra civil española.


Pues sí, tantas cosas nos dicen las fotografías de una forma silenciosa, casi tétrica a veces...

Y con ésta hoy he desayunado y he querido compartirla con vosotros sin ánimo de hacer propaganda política ni mucho menos. Los que me conocéis un poquito lo sabéis. Me centro sólo en ese sentimiento de una madre que se descubre ante la maleta abierta sobre la cama.

El sufrimiento íntimo que existe detrás de todos estos momentos de tensiones políticas, de guerras, conflictos o como queramos denominar a esta lacra que desnuda al ser ¿humano?. Ése es el sufrimiento que no debemos olvidar nunca. Ni siquiera los que no hemos llegado a sufrirlo en nuestras propias entrañas.

4 comentarios:

Angel Corrochano dijo...

Toda la desolación reflejada en una sóla instantánea. Tremendo documento.
Un abarzo

The Doll dijo...

Barbaridades que se escapan al entendimiento humano, a la razon, y paradojicamente, en pleno Siglo XXI perseguimos aquellos que luchan contra los delitos de lesa humanidad, triste e incompresible.

Un saludo

Goyo dijo...

Por desgracia, es tan triste como real.

Campurriana dijo...

Pues sí, Ángel. A veces no nos detenemos a pensar en el sufrimiento provocado.

The Doll, no lo había pensado pero es totalmente cierto. Interesante aportación.

Goyo, me sobrecogió esta fotografía el día que la vi. Imaginaba a tantas madres sufriendo...