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Campurriana sigue observando el mundo desde arriba. Es como si durante estos días dejase el cuerpo descansando en algún rincón del planeta y volase libremente sobre los escombros de un lugar que se indigna ante situaciones indignantes.
¿Será una señal todo este revuelo? ¿es cierto que se avecina un cambio? ¿es simplemente una ilusión como otras que quedaron en nada en épocas anteriores de nuestra historia?. En caso de que se avecine un cambio, ¿qué tipo de cambio?...
Mientras tanto, se siguen disputando torneos, los políticos continúan con sus bailes, la prensa rosa se sigue alimentando de sangre, algunos ojos se fijan con interés en el ombligo de La Esteban y todos, o casi todos, nos preocupamos por cómo sobrevivir ante un futuro incierto.
Os dejo con una de las enseñanzas de ese Principito que tanto emociona:
- Ah! Ah! He aquí la visita de un admirador ! - exclamó de lejos el vanidoso en cuanto divisó al principito.
Porque, para los vanidosos, los demás hombres son admiradores.
- Buen día - dijo el principito. - Tiene usted un extraño sombrero.
- Es para saludar – le respondió el vanidoso. – Es para saludar cuando me aclaman. Lamentablemente no pasa nunca nadie por aquí.
- Ah sí ? – dijo el principito sin comprender.
- Golpea tus manos una contra la otra – sugirió entonces el vanidoso.
El principito golpeó sus manos. El vanidoso saludó modestamente levantando su sombrero.
- Esto es más divertido que la visita al rey – se dijo el principito. Y siguió golpeando sus manos una contra la otra. El vanidoso volvió a saludar levantando su sombrero.
Después de cinco minutos de ejercicio, el principito se cansó de la monotonía del juego:
- Y para que el sombrero se caiga – preguntó – qué hay que hacer ?
Pero el vanidoso no lo escuchó. Los vanidosos nunca escuchan más que las alabanzas.
- Me admiras realmente mucho ? – le preguntó al principito.
- Qué significa admirar ?
- Admirar significa reconocer que soy el hombre más hermoso, mejor vestido, más rico y más inteligente del planeta.
- Pero si estás solo en tu planeta !
- Dame ese gusto. Admírame de todos modos !
- Te admiro – dijo el principito encogiéndose de hombros – pero para qué te puede eso interesar ?
Y el principito se fue.
Los adultos son decididamente muy extraños, se dijo simplemente a sí mismo durante su viaje.
2 comentarios:
Es verdad, el principito siempre emociona. Al menos, a mí, sí.
Gracias por recordarlo.
Un libro de cabecera...cuantos más años tengo, más cercana me siento a sus filosofías...
Gracias a ti por pasar, Anderea.
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