12 de octubre de 2011

..."primero a la conciencia y después al Papa"...


Acabo de leer esta columna y la dejo en el saloncito expuesta por si alguien desea añadir alguna reflexión. 

El asunto de Dios siempre genera polémicas, dudas, incertidumbres, miedos, esperanzas, luces y sombras, apoyos, temores, sorpresas, contradicciones, búsqueda de respuestas, alivio y todo lo contrario...

Indiferencia a algunos. Eso también.

Sin más, la columna:


¿Se vive mejor sin Dios?

JUAN ARIAS 12/10/2011

Me pregunta un amigo por qué en tiempos de crisis, incluso las económicas como en la actualidad, el ser humano se refugia más en la fe en Dios. Difícil responder a esa pregunta, ya que para mí si Dios sirve para algo debería ser para los tiempos de alegría y felicidad, no para los tiempos del miedo.
Los padres del científico y escritor Leonard Mlodinov se salvaron de las garras del Holocausto. Él mismo salvó su vida el fatídico 11 de septiembre, en los bajos de una de las Torres Gemelas de Nueva York cuando se hundió. En una entrevista reciente le preguntaron en Brasil qué sentía al saber que Dios había salvado milagrosamente su vida y la de sus padres. Respondió: "No fue Dios, sino el acaso". Y añadió: "¿Qué Dios sería ese que salva a mis padres del nazismo y deja morir a seis millones de otros judíos?". "¿Qué Dios sería ese que me salva del atentado terrorista de Nueva York y deja morir a otras 3.000 personas?".
Difícil encontrar a Dios en los escombros de la muerte.
Lectores que no conozco suelen preguntarme, unos con respeto, otros, menos, si pienso que sin Dios se acaba viviendo mejor. Escribí hace 40 años un libro que se titulaba El Dios en quien no creo. Había sido el título de un artículo publicado en el desaparecido diario Pueblo de Madrid. Se les había colado a los censores franquistas. Quizás porque pensaron que si hablaba de Dios no podía ser nada subversivo. Lo era para la España católica y cerrada de entonces.
Me citó a su despacho el entonces arzobispo de Madrid, Casimiro Morcillo. Me dijo que el artículo estaba ayudando a los españoles a hacerse ateos porque afirmaba entre otras cosas que si Dios existe no podía existir el infierno y que no podía curar a unos y dejar morir a otros. Le mostré la carta que acababa de recibir de un matrimonio joven, en la que me decían que habían recortado el artículo y conservado para cuando sus dos hijos pequeños fueran mayores. "Nosotros no somos creyentes, pero si nuestros hijos un día quisieran creer, nos gustaría que creyeran en ese Dios irreconciliable con el infierno", decían.
No sirvió de nada. Desde aquel día, además de la censura franquista, la Iglesia de Madrid me impuso otro censor para mi columna de Pueblo, que se titulaba Las cosas claras. Sobre aquel libro, nacido de aquelartículo y traducido hoy a 10 idiomas, dos señoras encopetadas, cuando volvía en tren de Asís, donde había sido publicado, mirando con recelo la portada, me preguntaron: "¿Ese libro es a favor o en contra?" "Eso depende, señoras", les respondí.
Cada vez que hoy me preguntan si creo que es mejor o no creer en Dios suelo responder que eso no tiene importancia, ya que si existiese Dios, lo importante sería que él creyera en nosotros, como me había dicho monseñor Romero, quizás en su última entrevista antes de ser asesinado a tiros mientras celebraba la Eucaristía.
¿Se es más feliz sin Dios? Depende, señores. Difícil sentirse libres y realizados con el Dios al que aman y adoran los dictadores -con los que, por cierto, la Iglesia siempre se ha entendido mejor que con los demócratas-; difícil con el Dios absolutista incompatible con la democracia o con el Dios que recela de la sexualidad.
Es difícil que las personas, jóvenes o adultas, no lleven dentro de sí la sombra de un Dios castrador, aquel del que en un colegio de religiosas la madre superiora había escrito en los retretes de las alumnas: "Dios te está mirando".
El famoso poeta brasileño João Cabral de Melo Neto, cuando estaba para morir, quiso hablar con un sacerdote de la Teología de la Liberación. Le confesó que era ateo, pero que en aquella hora final lo asaltaba el miedo de "aquel infierno del que me hablaban de niño en la Iglesia". El teólogo le dijo que, además de no existir el infierno, un poeta nunca tendría lugar en él. Aquel teólogo era Leonardo Boff, condenado al silencio por el entonces cardenal Ratzinger y hoy papa Benedicto XVI.
El Dios del miedo es el Dios que no merece existir. El miedo es argamasa humana, es el arma de todos los poderes de la Tierra, no tiene nada de divino. Es tirano. Solo la felicidad es liberadora. El miedo es usado y abusado por las Iglesias institucionales. Jesús nunca impuso miedos a los que le seguían. Se los quitaba. Él los tuvo también. Tuvo miedo de morir, sudó sangre ante la inminencia de su muerte, pidió explicaciones a Dios de por qué dejaba que lo mataran si era inocente. Y de él tuvieron miedo los hipócritas y los poderosos, nunca los arrinconados o indignados.
Aquel profeta tenía solo un pecado: no creía en el sufrimiento ni en el dolor ni en la muerte como armas de redención. No soportaba ver sufrir a nadie. No le gustaban los muertos y los resucitaba. Nunca pidió a sus apóstoles que hicieran ayunos y penitencias, ni que fueran héroes o vírgenes. Estaban todos casados, como él.
Y no fue un profeta fácil: exigió, con naturalidad, algo que nos parece locura: devolver bien por mal. Sabía que la felicidad -que era su única teología- se engendra en la paz y no en la guerra, en el perdón y no en la venganza.
¿Se vive mejor sin Dios? "Depende, señores". Sin el que ofrecen las iglesias que no te permite morirte en paz, ni hacer el amor sin que te espíe como un policía, se vive mejor. Se vive mejor sin el Dios que pretende adueñarse de lo más sagrado del ser humano: su libertad y su conciencia. Por lo menos, sin él, se vive sin menos miedos, que no es poco.
¿Y con el Dios en el que creía monseñor Romero cuando lo acribillaron a balas en el altar por defender a los pobres contra el poder, se vive mejor?, se preguntarán algunos. ¿Se vive mejor con el Dios que apuesta siempre por los que pierden, el Dios de aquel Jesús que no solo perdonó en la cruz a los que blasfemaban contra él, sino que hasta los excusó: "Perdónales, porque no saben lo que hacen", expresión máxima del amor supremo que no humilla ni cuando perdona?
Creo que como mejor se vive es siendo fiel a la voz de la conciencia, más severa que las leyes porque no es posible burlarla, y que constituye la única fuente de libertad. El cardenal Newman, convertido del protestantismo al catolicismo, fue un defensor del primado de la conciencia sobre la ley. En la Carta al Duque de Norfolk cuenta que, si se viera obligado a hacer un brindis, lo haría "primero a la conciencia y después al Papa". Newman tiene una frase que aún hoy, después de dos siglos, sigue poniendo los pelos de punta a la Iglesia y a los teólogos tradicionales: "Prefiero equivocarme siguiendo a mi conciencia, que acertar en contra de ella". La Iglesia defiende, al revés, que la conciencia debe ser antes formada. Por ella y con el miedo, claro.
¿Se vive mejor sin Dios? Depende. Quizás se tenga a veces la tentación de creer en alguien más que humano, capaz de exorcizar la crueldad que siembra de muertos inocentes el planeta, la que pisotea a los que no tienen poder, la que exalta a los aprovechados, la que discrimina a los diferentes, la que violenta a los niños, la que quiere imponer a su Dios, la que humilla a la libertad. Pero ese, ¿no será más bien el Dios de nuestros sueños?
Se podría vivir mejor solo con el Dios -si existiese- capaz de quitarnos a los mortales el miedo supremo de la muerte, sin la cual, curiosamente, dejarían de existir las religiones, como afirmaba Saramago. Se viviría mejor con el Dios que no nos prohibiese soñar. ¿Existe?

9 comentarios:

Dean dijo...

El artículo es extraordinariamente bueno. Yo fuí creyente durante la mayor parte de mi vida, y comprometido a fondo, no de los "creyentes pero no practicantes", y de tanto buscar, conocer y sobre todo caminar con creyentes de todo el mundo llegué a conclusiones como las que acabo de leer en el artículo anterior, un artículo imprescindible que ojalá fuera meditado a conciencia por todo el mundo.
Un saludo.

Douce dijo...

Difícil, muy difícil cuestión la que ofrece/s. Partimos de un ‘ser’, con minúscula al que se le ha puesto el nombre de Dios. El simple nombre es ya una ‘limitación’, hasta lo han ‘representado’ de mil maneras. Hablamos de un ‘dios’ creado o ignorado como si fuera ‘algo’ que cada cual lo interpreta de una manera: la que le han enseñado, la que genera sus miedos, la que le ayuda a vivir, la que le abre una ‘luz’, la que completa su finitud…

Creo entender en ese artículo que de quien habla de verdad es del ‘No dios’ – y sigo escribiéndolo en minúsculas – porque si existiera no sería perceptible a través de nuestra mente. Si existe algo que se pareciera a ese ‘ser’ que ‘imaginamos’, al que rezamos cuando estamos en apuros, el que nos enseñara a aceptar nuestra muerte, el que nos ayudara a resolver los problemas que nosotros no sabemos resolver, no sería ‘dios’, sería un ‘otro’ que viviera por nosotros.

De lo que sí estoy bastante seguro es que el ‘dios’ que me han enseñado no es en el que yo podría creer, pero tampoco tengo la suficiente conciencia para poder asegurar categoricamente que nada existe, sería yo un mini-dios. Si algo pudiera aproximarse a ese ‘ser’ al que le ponemos nombre son sentimientos íntimos que no podemos definir, sólo sentir: amor, alegría, belleza, creatividad, paz interior… Todo eso no son ‘palabras’, ni tienen cuerpo, lo tenemos o no lo tenemos…

Soy consciente que a lo mejor no he dicho nada, que sólo he balbuceado pero sólo hasta ahí llego.

Gracias, Campu

Carla dijo...

Hola Campu!
Sólo dos apuntes:
Mi brindis sería a la conciencia, y descartaría al Papa por completo.
Y me encanta la frase de Newman. Completamente de acuerdo con él!
Un abrazo y muchas gracias por este texto!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Como siempre, estas cosas pertenecen al ámbito personal de cada uno. Lo malo es cuando se quiere imponer la presencia del propio dios al contrario...

Angel Corrochano dijo...

"Creo que como mejor se vive es siendo fiel a la voz de la conciencia, más severa que las leyes porque no es posible burlarla, y que constituye la única fuente de libertad"

Para mi esto lo define todo.

Las religiones son el método perfecto de opresión. Los actos de fe, son la antesala de las actitudes irracionales. En nombre de algún diós la humanidad ha realizado las peores tropelías posibles.

Es momento de que vuelva el hombre consciente

un abrazo

Ripley dijo...

yo soy catolico no practicante pero mis raices son judias. ya se que esto que voy a decir a muchos puede parecer una barbaridad pero yo admiro al pueblo judio. me siento muy identificado con ellos y me gusta su historia. Todos mis apellidos hasta donde sé son judios. me gusta el idioma sefardie. me parece bellisimo.

en cuanto al tema en sí, una cosa es creer en Dios y otra en la Iglesia, cosa al fin y al cabo de hombres. la iglesia es tecnicamente el pueblo de Dios pero como dice angel las religiones son castradoras de libertad, tambien se menciona en el articulo.

yo he salvado la vida milagrosamente en 4 ocasiones, nada más nacer, en una mesa de operaciones, en un accidente de trafico en una autopista y en un tren de cercanias solo 7 horas antes del 11-m. ahora tengo una enfermedad sin cura. ¿está Dios de mi parte o no? es una pregunta recurrente ante cualquier situacion limite.

el ser humano siempre ha buscado dioses y esto ha de ser por necesidad. dsd el principio de los tiempos. Quiza por la idea de un padre benefactor que cuida de nosotros ó por simplificar la propia existencia sin hacerse demasiadas preguntas.

Ocurre sin embargo que en nombre de Dios se ha venido matando durante toda la historia. ¿como se explica esto si en teoria todas las religiones son buenas?

por cierto Dios te va a querer más si llevas el cuerpo tapado?

porque las religiones prohiben los placeres?

porque las religiones te dicen lo que puedes comer?

porque algunas religiones reglamentan todos los ordenes de la vida diaria?

porque no evolucionan?

porque viven tan alejadas de la gente?

porque pese a todo pedimos ayuda a Dios?

en mi caso recurro mucho a él directamente, sin intermediarios.

un beso y perdona la parrafada

Campurriana dijo...

Antes de nada, tenéis que perdonar pero durante unos días tengo que comunicarme con vosotros con esta tableta y no aparecerán tantas tildes como debieran y si que aparecerán erratas varias. Los post los tengo también limitados por este motivo y porque no conozco aun las infinitas aplicaciones de este aparato tecnológico. No creo que llegue nunca a conocerlas, la verdad...

Gracias a todos por compartir tantas cosas. Respecto a Dios, me quedo con ese brindis por la conciencia de cada uno de nosotros y su existencia únicamente será útil si sirve de apoyo a la existencia humana, a veces tan complicada...

Ojalá pudiese reconfortar a tantos, ¿Verdad?...

alfonso dijo...


· Tal vez pudiera vivir mejor con un Dios que admitiera que ha sido creado por el Hombre.

· bicos

CR & LMA
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Campurriana dijo...

Ñoco, siempre me sorprenden tus comentarios...
Gracias.