24 de octubre de 2011

Un libro: Hay alternativas.

A todas las personas, y especialmente las más jóvenes, que a partir del 15M han salido a las calles para rechazar las políticas neoliberales que recortan los derechos sociales
y para reclamar otras medidas alternativas y más justas para salir de la crisis.

PRÓLOGO DE NOAM CHOMSKY

En 1978 el presidente del sindicato más poderoso de Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores de la industria del automóvil United Auto Workers (UAW) condenó a los "dirigentes de la comunidad empresarial" por haber "escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases (class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores de las clases medias de nuestra sociedad". Fraser también los condenó por haber "roto y descartado el frágil pacto no escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que había existido previamente durante el periodo de crecimiento y progreso" en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial conocido comúnmente como la "edad dorada" del capitalismo (de Estado).

El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes estaban constantemente dedicados a una siempre presente guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.

Mientras Fraser se lamentaba el conflicto de clases se iba recrudeciendo, y desde entonces ha ido alcanzando unos enormes niveles de crueldad y salvajismo en Estados Unidos que, al ser el país más rico y poderoso del mundo y con mayor poder hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en una ilustración significativa de una tendencia global.

Durante los últimos treinta años el crecimiento económico ha continuado −aunque no al nivel de la "edad dorada"−, pero para la gran mayoría de la población la renta disponible ha permanecido estancada mientras que la riqueza se ha ido concentrando, a un nivel abrumador, en una facción del 1 por ciento de la población, la mayoría de los ejecutivos de las grandes corporaciones, de empresas financieras y de alto riesgo, y sus asociados.

Este fenómeno se ha ido repitiendo de una manera u otra a nivel mundial. China, por ejemplo, tiene una de las desigualdades más acentuadas del mundo.

Se habla mucho, hoy en día, de que por el hecho de que "Estados Unidos esté en declive" hay un cambio en las relaciones de poder a nivel global. Esto es parcialmente cierto, aunque no significa que otros poderes no puedan asumir el rol y la supremacía que ahora tiene Estados Unidos.

El mundo se está convirtiendo así en un lugar más diverso en algunos aspectos, pero más uniforme en otros. Pero en todos ellos existe un cambio real de poder: hay un desplazamiento del poder del pueblo trabajador de las distintas partes del mundo hacia una enorme concentración de poder y riqueza. La literatura económica del mundo empresarial y las consultorías a los inversores súper ricos señalan que el sistema mundial se está dividiendo en dos bloques: la plutocracia, un grupo muy importante, con enormes riquezas, y el resto, en una sociedad global en la cual el crecimiento −que en una gran parte es destructivo y está muy desperdiciado− beneficia a una minoría de personas extraordinariamente ricas, que dirigen el consumo de tales recursos. Y por otra parte existen los "no ricos", la enorme mayoría, referida en ocasiones como el "precariado" global, la fuerza laboral que vive de manera precaria, entre la que se incluye mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.

Estos desarrollos no se deben a leyes de la naturaleza o a leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado de decisiones específicas dentro de estructuras
institucionales que los favorecen. Esto continuará, a no ser que estas decisiones y planes se reviertan mediante acción y movilizaciones populares con compromisos dedicados a programas que abarquen desde remedios factibles a corto plazo hasta otras propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad ilegítima y las instituciones opresivas entre las que reside el poder. Es importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas.

Las movilizaciones del 15M son una ilustración inspiradora que muestra qué es lo que puede y debe hacerse para no continuar la marcha que nos está llevando a un abismo, a un mundo que debería horrorizar a todas las personas decentes, que será incluso más opresivo que la realidad existente hoy en día.

NOAM CHOMSKY
Boston, agosto 2011


Éste es su prólogo y la primera noticia que tuve de él fue a través del blog del Mendigo.

Ahora se habla de este libro en muchos lugares de esta red de redes. Yo le estoy echando un ojo. Si os interesa descargarlo gratuitamente, pinchad aquí.

6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Siempre hay alternativas: debe haber, también, ganas de luchar por ellas.

Juan Carlos dijo...

Noam Chomski tiene análisis muy lúcidos... muchas veces.
Salu2

El Náufrago dijo...

Lo siento, Campu

Tengo la cabeza como una chocolatera, a tope.

Alternativas y teorías debe de haber muchísimas - no entiendo ni papa de economía- Dar con quién las lleve a cabo parece ser que es más complicado.

Agradezco la oferta, pero este mundo me supera.

El Náufrago

Juan Nadie dijo...

Pues muchas gracias por el enlace. Lo bajaré y lo echaré un vistazo.

Goyo dijo...

Gracias por el enlace. Suena interesante. Habrá que leerlo con calma.

Campurriana dijo...

Gracias a vosotros.
Debo reconocer que a veces también este mundo me supera...(muchas veces).

Intentaremos sacar algo en limpio pero, como dice Pedro, hay que luchar.