25 de marzo de 2012

Sostiene Pereira y otra despedida...


Parece que es día de despedidas en este saloncito. Me entristece que se vayan personas que, de alguna manera, también han formado parte de mi vida sin saberlo siquiera. Recuerdo la lectura de este libro titulado "Sostiene Pereira". La he recordado muchas veces por lo bien escrito que está, por cómo relata los hechos cotidianos y no tanto...por esas escenas que deja en la memoria enriqueciéndonos un poco más a lo largo de los días. 

Hasta siempre, Antonio Tabucchi.

SOSTIENE PEREIRA que le conoció un día de verano. Un magnífico día veraniego, soleado y aireado, y Lisboa resplandecía. Parece que Pereira se hallaba en la redacción, sin saber qué hacer, el director estaba de vacaciones, él se encontraba en el aprieto de organizar la página cultural, porque el Lisboa contaba ya con una página cultural, y se la habían encomendado a él. Y él, Pereira, reflexionaba sobre la muerte. En aquel hermoso día de verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles y un sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una nitidez que casi hería los ojos, él se puso a pensar en la muerte. ¿Por qué? Eso, a Pereira, le resulta imposible decirlo. Sería porque su padre, cuando él era pequeño, tenía una agencia de pompas fúnebres que se llamaba Pereira. La Dolorosa, sería porque su mujer había muerto de tisis unos años antes, sería porque él estaba gordo, sufría del corazón y tenía la presión alta, y el médico le había dicho que de seguir así no duraría mucho, pero el hecho es que Pereira se puso a pensar en la muerte, sostiene. Y por casualidad, por pura casualidad, se puso a hojear una revista. Era una revista literaria pero que tenía una sección de filosofía. Una revista de vanguardia quizá, de eso Pereira no está seguro, pero que contaba con muchos colaboradores católicos. Y Pereira era católico, o al menos en aquel momento se sentía católico, un buen católico, pero en una cosa no conseguía creer, en la resurrección de la carne. En el alma, sí, claro, porque estaba seguro de poseer un alma, pero toda su carne, aquella chicha que circundaba su alma, pues bien, eso no, eso no volvería a renacer, y, además, ¿para qué?, se preguntaba Pereira. Todo aquel sebo que le acompañaba cotidianamente, el sudor, el jadeo al subir las escaleras, ¿para qué iban a renacer? No, Pereira no quería nada de aquello en la otra vida, para toda la eternidad, y no quería creer en la resurrección de la carne. Así que se puso a hojear aquella revista, con indolencia, porque se estaba aburriendo, sostiene, y encontró un artículo que decía: “La siguiente reflexión acerca de la muerte procede de una tesina leída el mes pasado en la Universidad de Lisboa. Su autor es Francesco Monteiro Rossi, que se ha licenciado en filosofía con las más altas calificaciones; se trata únicamente de un fragmento de su ensayo, aunque quizá colabore nuevamente en el futuro con nosotros”.

4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Lo he leído y casi no lo recuerdo.
Recuerdo a la persona que me lo recomendó, recuerdo que me gustó mucho, recuerdo que lo recomendé y sin embargo apenas recuerdo a los personajes.

Mal síntoma.

Besos.

Campurriana dijo...

Toro, recomiendo su re-lectura. De verdad...
Luego me cuentas.

Lilith dijo...

Siempre me acuerdo de esta lectura por el personaje tan tierno que despierta de su vida l´gubre para acercarse a la realidad , de lo que pasaba en Portugal o podía ser cualquier lugar en donde hubo una gran represión, y contribuir a que cambiar las cosas, arriesgando mucho
( y habiendo estado apegado a su pasado inmutable..) Gozaba con las delicias de sus descripciones y reflexiones. Una de mis lecturas favoritas. Me gustó mucho también la película interpretado por Marcelo Mastronniani.
Me gusta mucho tu blog

Campurriana dijo...

Yo también he gozado con la sencillez de sus descripciones, Lilith. En momentos transmite una serenidad deliciosa...aún la recuerdo ahora después de tantos años...

Agradezco tus amables palabras.

Por cierto, no he visto la película...la apunto.