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(no digo más)
Los que se aferran a unas señas de identidad demasiado tajantes olvidan que el mundo está vivo gracias a una permanente metamorfosis. Dentro de una caracola está el mar, y los mares se mueven con voluntad de nube, y el agua de las nubes sueña con ser tierra, y la tierra procura elevarse por los anillo de los árboles, y los árboles quieren ser viento y por eso extienden sus ramas, y las ramas procuran volar como un pájaro hasta la nube que va a devolverle el agua al mar y el mar a la caracola. Extraído de “Una forma de resistencia” de Luís García Montero. Editorial Alfaguara.
2 comentarios:
Todo se mueve.
Logio, es este pensamiento el que deberían plantearse muchos...Al fin y al cabo, somos iguales...somos extremadamente diferentes pero también extremadamente iguales.
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