2 de febrero de 2014

Si de mí dependiera habría seguido siendo director de EL MUNDO

No había leído nada sobre este asunto de Pedro Jota hasta esta mañana. 
Hoy escribe una carta; su última carta como director del periódico. 

No sé qué tipo de artimañas hay detrás de todo esto. Demasiados poderes, financiaciones, intereses de todo tipo en este moribundo "mundo" de la prensa escrita, por otro lado, merecedora de estas grandes caídas en las ventas por falta de credibilidad.

No me gusta este hombre porque se mueve de una forma demasiado "especial" en este entorno plagado de manipulaciones y oscuras intenciones. Últimamente era patética su lucha por los lectores. Importaba más la noticia sensacionalista en portada que la información calmada y meditada con una almohada por medio.

Este "todo por la audiencia" nos está matando a muchos y alimentando a otros tantos.
Me pregunto algo...¿quién destapó lo de Bárcenas? ¿quién fue el que dio el chivatazo?...
Se admiten apuestas. 




PEDRO J. RAMÍREZ-Actualizado: 02/02/2014 03:27 horas


Esta es mi última Carta como director de EL MUNDO. Y este número 8.808, el último en el que mi nombre aparecerá encabezando la mancheta. Así ha sido desde que hace 25 años fundé este periódico junto a mis compañeros. Y si a estos 8.808 días les sumamos los 3.151 de 'Diario 16', son 11.959 días dirigiendo periódicos. Multiplíquese la cifra por una conservadora tirada media de 250.000 ejemplares y el resultante son nada menos que 2.989.750.000 copias a lo largo de 34 años. Casi 3.000 millones de periódicos distribuidos con mi firma durante más de la mitad de mi vida. Si contamos, también por lo bajo, 4,5 lectores por ejemplar, estamos hablando de al menos 13.500 millones de lectores. Unas cifras como para marear y baldar a cualquiera. No a mí.

Voy serenamente camino del vientre de la ballena pero, a diferencia de Jonás, yo no me he ofrecido como víctima propiciatoria. Han sido los propietarios del periódico quienes, en uso de sus legítimas atribuciones, han decidido poner fin a esta etapa. No estaba, no estoy cansado. Si de mí dependiera habría seguido siendo director de EL MUNDO no ya este año, no ya los tres años más que me quedaban de contrato, sino toda la vida. Así se lo dije, mirándoles a los ojos, a quienes tomaron la decisión. Y si hoy me volvieran a ofrecer el puesto, lo aceptaría de nuevo sin parpadear.

No niego que en muchas ocasiones -y especialmente durante estos durísimos años de crisis económica y putrefacción política- he tenido la sensación de estar atrapado por el deber de actuar en contra de mi propia conveniencia. Pero si eso era una cárcel de agobios y tensiones, yo quería cadena perpetua. No por ambición ni afán de poder -de sobra ha quedado demostrado que son los domadores de tigres de papel quienes prevalecen en España- sino porque, como explicaba Arthur Miller, «un periódico es una nación hablándose a sí misma» y ni uno solo de esos casi 12.000 días he dejado de sentir la preocupación por mi país, la adrenalina de los titulares y el cierre, el hormigueo de la información exclusiva, la pasión cívica por transmitir a los lectores cuanto se les oculta y les concierne. Lo he dicho siempre: el periodismo es una forma de vida que adquiere valor en sí misma. La forma de vida más digna y emocionante a la que cabe dedicar el tiempo de cada uno sobre esta tierra.

En tiempos y circunstancias distintas me han destituido dos veces como director. Hace 25 años bajo un Gobierno del PSOE, ahora bajo un Gobierno del PP. Al final, la ballena es la ballena. Ya lo dijo John Adams: «Las fauces del poder están siempre abiertas para devorar y su brazo siempre extendido para destruir, si puede, la libertad de pensamiento y de palabra hablada y escrita...». Ahora ya saben a qué me refería el domingo pasado cuando hablaba del espejo arrojado contra el suelo mientras se derrite el «rey de nieve» y suena la canción de Alaska y Dinarama: «¡Vete de aquí, no me supiste entender! (...) Ni tú, ni nadie, nadie puede cambiarme».

Prefiero que sean otros los que interpreten la secuencia de los acontecimientos desde que volví a ser reportero por un día y reflejé las revelaciones de Bárcenas sobre la financiación ilegal del PP y los sobresueldos de sus jefes; desde que publicamos los SMS de Rajoy instando a «resistir» al ex tesorero aun después de que se descubriera su fortuna en Suiza; desde que el presidente acusó en el Parlamento a EL MUNDO de «manipular y tergiversar las denuncias de un delincuente para generar una calumnia»; desde que pocos días después demostramos que quien había «manipulado y tergiversado» había sido él, reproduciendo la suculenta nómina de Bárcenas cuando «ya no estaba en el partido»; desde que descubrimos que la Fiscalía investigaba las percepciones del marido de María Dolores de Cospedal en el banco resultante de la fusión con Caja Castilla-La Mancha; desde que ella declarara poco después en sede judicial, sin venir a cuento, que «no leía» EL MUNDO y desde que el Gobierno y la cúpula del PP en pleno boicotearan con ostentación e infamia un acto del significado de la entrega de los Premios Internacionales de Periodismo -con Vargas Llosa entre los receptores-, instituidos en memoria de tres compañeros que dieron la vida por la libertad de prensa. El poder había convertido a EL MUNDO en un apestado y las grandes empresas del Ibex -salvo honrosas excepciones- actuaron en consecuencia.

Nunca sabremos si yo continuaría siendo el director de EL MUNDO de no haber sucedido todo esto y de no haberse entreverado tales episodios con los de Botsuana, Corinna, Urdangarin y la Infanta. Debo admitir que lo anómalo no es que el propietario de un periódico decida cambiar al director, sino que haya mantenido durante 25 años al mismo. De ahí que mi gratitud hacia los sucesivos dirigentes del grupo RCS -desde el legendario Cesare Romiti hasta el actual consejero delegado Pietro Scott Jovane pasando por el gran Vittorio Colao- por la confianza depositada tan larga y reiteradamente supere con creces el disgusto actual.

Todo administrador debe velar por los intereses de sus accionistas y es innegable que las relaciones con el Gobierno y las demás instituciones del Estado forman parte del marco en el que desarrolla su actividad una empresa periodística e inciden en la marcha del negocio. En un momento tan difícil para el sector como éste, el Ejecutivo de Rajoy podía haber tomado medidas que paliaran el impacto del desmoronamiento de una inversión publicitaria que -se dice pronto- ha caído en los periódicos desde los más de 2.000 millones de 2007 a los apenas 700 de 2013.

No estoy hablando de ayudas directas sino de planes de reconversión tecnológica, formación de periodistas, digitalización o fomento de la lectura, análogos a los de otras democracias. En lugar de ello se nos ha obligado a pagar el error administrativo del anterior Gobierno en la adjudicación de las licencias de la televisión y se mantiene el IVA del 21% para los diarios digitales frente al 2,5% de Francia. Está claro que Rajoy apuesta por el mito de «un Gobierno sin periódicos» -en realidad sueña con un Gobierno sin país- y ha optado por convertir la crítica y la denuncia en una mercancía cada vez más onerosa para los editores. No es extraño que en Unidad Editorial la cuerda se haya roto por mi cintura.

Hay tres cosas que, como les dije el jueves a mis compañeros, siento como punzadas en el hígado: dejar de ser director mientras Javier Espinosa -símbolo de todo lo mejor de este periódico- continúa secuestrado, no poder encabezar el desfile del próximo 23 de octubre cuando EL MUNDO cumpla su primer cuarto de siglo y no haber tenido tiempo para recoger los frutos del salto adelante que ha supuesto el cambio de piel de nuestro diario. Orbyt cuenta hoy con más de 127.000 suscriptores, 91.000 de los cuales corresponden a EL MUNDO. Tenemos, pues, más abonados digitales que todos los demás diarios españoles juntos y los orbyteros son la sal de la tierra.

Además, nuestra edición electrónica mantiene el liderazgo en internet, nuestras aplicaciones para móviles y tabletas crecen exponencialmente y lo mismo sucede con nuestras descargas de vídeo. En el canal tradicional, EL MUNDO es uno de los dos únicos diarios nacionales con más de un millón de lectores acreditados por el EGM -aventaja en 500.000 al tercero- y mantiene con claridad el segundo puesto en difusión pese a que la fuerte contracción del mercado distorsiona la perspectiva.

Cada uno podrá interpretar como quiera las miserias del presente, pero coincido con el diagnóstico que Miguel Ormaetxea hacía esta semana en su influyente blog Media.tics: no hay mejor garantía de supervivencia para una empresa periodística que conseguir que en el plazo de tres años el 50% de sus ingresos sean digitales. Ahí están los desafíos, ahí están las oportunidades e, inevitablemente, los riesgos. Recordad a Tácito.

Por encima de todas las cifras me siento fieramente orgulloso -y este es un patrimonio que nadie podrá arrebatarme- de haber sido durante estos 25 años fiel a los principios fundacionales de EL MUNDO, plasmados en esta misma página el 23 de octubre de 1989. Prometí que «EL MUNDO no servirá jamás a otro interés que el del público» y así ha sido. Prometí que «EL MUNDO no utilizará jamás la información como elemento de trueque u objeto de compraventa en el turbio mercado de los favores políticos y económicos» y nunca lo hemos hecho. Prometí que «toda noticia de cuya veracidad y relevancia estemos convencidos será publicada, le incomode a quien le incomode» y reto a que alguien aporte un solo ejemplo de que no haya sido así. Prometí que «toda investigación periodística será culminada, le pese a quien le pese» y en la medida de nuestras posibilidades -con éxitos históricos como los GAL, Filesa o las actas de ETA y asignaturas pendientes de la dimensión del 11-M-, nunca ha dejado de ocurrir. Prometí que «en este periódico no habrá tabúes, ni cotos vedados, ni zonas de sombra, ni sanctasanctórums» y no los ha habido.

Advertí por último: «Si alguien pretende hacernos pasar por el aro, como a tantos otros, que abandone desde hoy toda esperanza». ¿No es un milagro que dentro de la más bien lúgubre historia de la libertad en España hayamos podido mantener desafiante y enhiesto este estandarte durante todo un cuarto de siglo?

Mi último acto antes de dimitir como miembro del Consejo de Administración de Unidad Editorial ha sido apoyar con entusiasmo el nombramiento de Casimiro García-Abadillo como nuevo director de EL MUNDO. No tengo ninguna duda ni de su excepcional talento profesional, ni de su integridad personal, ni de su compromiso con todos estos valores. Bajo su batuta y con la misma orquesta -siempre he dicho que el director representa y coordina al elenco pero quienes tocan son los músicos- la continuidad de nuestro proyecto está asegurada. Casimiro tiene muchas de mis virtudes y pocos de mis defectos. Aunará la firmeza con la templanza y eso creará espacios de distensión sin que el periódico renuncie a ninguna de sus señas de identidad. El hecho de que el presidente ejecutivo de la compañía continúe siendo Antonio Fernández-Galiano -imbuido como pocos editores de la percepción del periódico como proyecto intelectual y ágora de debate- garantiza además que el nuevo director va a seguir teniendo la misma protección y cobertura con la que siempre he contado yo.

Por todo ello he preferido continuar ligado a Unidad Editorial y agradezco a sus directivos y accionistas que me permitan hacerlo en términos razonables.

Mientras EL MUNDO siga siendo EL MUNDO me sentiría incapaz -máxime tras lo sucedido el jueves- de hacer la competencia en ningún terreno a quienes siempre consideraré mis compañeros. Si las circunstancias cambian me tendrán, claro está, a su disposición.

Mientras sigue incubándose la crisis tremenda que de un modo u otro conmoverá todos los pilares de la España que conocemos, a mí me toca ahora dar un paso atrás. El 2 de marzo reanudaré mis cartas dominicales, auxiliado por el genio de Ricardo Martínez, bajo un nuevo epígrafe y en una ubicación distinta. Prepararé además la publicación de mi próximo libro -cuando me lo autorice la editorial revelaré su contenido-, me ocuparé de la revista 'La Aventura de la Historia' y dedicaré algo más de tiempo a mis amigos tuiteros.

Esta segunda vez el 'One Brief Shining Moment' de Camelot ha sido bastante menos breve y ha brillado mucho más que la primera. Hasta nuestros más enconados enemigos reconocen que la España de este último cuarto de siglo habría sido distinta, y probablemente peor, sin un diario como EL MUNDO. No sabemos lo que nos deparará el futuro, pero es la hora de pedir perdón a quienes dentro y fuera de la redacción se hayan sentido injustamente tratados por mis decisiones, la hora de dar las gracias de corazón a todos esos españoles que han abierto casi catorce mil millones de veces un periódico con mi firma, la hora de aprender las reglas de urbanidad del manual del buen ex director, la hora de colgar en el vientre de la ballena el lema de Juvenal -'Vitam impendere vero'- que me acompañará allí donde yo vaya.

pedroj.ramirez@elmundo.es

Otra noticia relacionada con este tema, en cuyo vídeo Pedro Jota hace un personal resumen de los hechos ocurridos en nuestro país en los últimos años.

11 comentarios:

Ripley dijo...

obsesion por los lectores que gracia, ya veo que no soy el unico.

a mi me parece que España no sería la misma sin estos 25 años de Pedro J. al mando del mundo.

los poderes establecidos han acabado una vez mas con alguien molesto e incomodo al sistema que nos pretende ignorantes, van camino de conseguirlo, no se si como dice Losantos, el rey tendrá algo que ver pero no me cabe duda que los partidos políticos sí. lo dire de otra forma ¿quien sale ganando con esta operacion? Ellos tres.

ya pasó con antena3 de radio y felipe gonzález.

la prueba definitiva es cuando los politicuchos hacen ruedas de prensa sin preguntas. Si por ellos fuera estaríamos como en cuba con el Granma y todos contentos en la estulticia del regimen de turno.

soy de los que piensa que los tics autoritarios siguen presentes en nuestros politicos, sindicatos incluidos y empresrios naturalmente, han cambiado los nombres por ley de vida pero en lo esencial somos una dictablanda con traje de democracia. nada comparable a la inglesa o estadounidense, ni siquiera a la alemana, ni a Francia el pais mas centralizado de Europa con 10 lenguas en otras tantas regiones y con apenas problemas de cohesión. Lo nuestro es mas no se como decirlo ¿siciliano?, ¿cainita?

en fin. siento la marcha de Pedro como uno de los nuestros.

besos

Campurriana Campu dijo...

¿Se puede publicar todo? ¿es legal colgar los correos personales de Urdangarín o de cualquier otro así sin más?
¿Se puede obviar la presunción de inocencia a golpe de portadas?
¿Quién es el que está detrás de las duras acusaciones a la Monarquía? (supongo que algún pez gordo con mucho poder)
¿Es más importante la exclusiva rápida entre las riadas tuiterianas o la información contrastada y meditada?
Siempre hay alguien detrás de las desinformaciones de cada día, Ripley.
Y, desgraciadamente, Pedro Jota se mueve también por dinero; el dinero que financia a estos panfletos que hoy siguen denominándose periódicos. Es cierto, no le importa si viene de un lado u otro pero él no es el independiente que dice ser.
El periodista independiente en nuestro país, a día de hoy, se muere de hambre. Y él está bien cubierto porque lo tendremos ahí para rato y también lo ha estado a lo largo de su carrera.

Estoy de acuerdo con lo que dices. Lo echan porque es molesto. Pero una cosa no quita la otra y Pedro Jota tiene su historia detrás. Que no nos engañe tampoco ni nos cuente cuentos de niños y moralejas.

Jota Ele dijo...

No sé, Campu. Estoy de acuerdo contigo en algunas cosas y no en otras.

No es "El Mundo" mi periódico. No lo ha sido nunca aunque, por razones profesionales, siempre he leído algunos de sus artículos en las reseñas diarias de prensa que, cada día, me facilitan. Quizás porque no es el estilo de prensa que a mi me gusta.

Pero ello no es óbice para declarar que Pedro Jota es uno de los periodistas más importantes que ha dado este país en muchos años. Un verdadero periodista de raza.

Se lo han cargado, sí. Se lo han cargado como Aznar y Felipe González se cargaron a Mario Conde en su momento. Y, con su marcha, vamos a perder a un periodista que podrá gustar o no, pero a un verdadero periodista.

Yo no llego a las cotas "catastróficas" de nuestro querido Ripley, cuyos "devaneos" proselitistas van de "Ciutadans", (ayer), a "Vox", (hoy). Lo que pasa es que, como le queremos mucho más de lo que él imagina, encajamos sus "mandobles quijotescos" sin pestañear.

Pero en algo tiene razón.

"Algo huele a podrido en Dinamarca".

No sé si me explico.

Besos.

Campurriana Campu dijo...

Te explicas perfectamente, Jota Ele.

Estoy de acuerdo con lo que comentas de Ripley. Lo veo demasiado confiado con algunas alternativas. Debemos ser cautelosos aunque yo sí soy de las que creo que este sistema lo podemos cambiar entre todos y éstas son siempre buenas noticias y más ahora, en los tiempos que corren.

Se están produciendo cambios en la sociedad y eso es evidente. Cambios que, sobre todo, pueden ser peligrosos para los más apoltronados. Poquito a poco se va haciendo el caminito...Que no jueguen demasiado con las habas ajenas.

Respecto a P.J., ya he dado mi opinión. Sin duda, es un hombre valiente. También inteligente.
Unas cosas no quitan las otras.

Me encanta escucharos.

Ripley dijo...

por alusiones. ciudadanos y vox comparten mucho aunque uno lo haga de momento a nivel regional pero vaya presentando su proyecto por toda España y es normal que también discrepen en algo. y si a ti te parece que encontrar, por fin, una opcion que me represente es un devaneo me alegro mucho.

cuando quieres comprar un coche ¿no visitas concesionarios de distintas marcas hasta que encuentras lo que mejor se adapta a ti? ¿eso es un devaneo?. nunca he ocultado que el único político válido para mí se llama Esperanza Aguirre, una liberal de matricula, hoy mismo lo ha dejado bien claro en diez puntos, (o fue ayer no recuerdo), ahora y como liberal que soy se donde quiero estar.

dsd luego este pp que me ha traicionado no es el mio y espero que se den un buen porrazo en las proximas elecciones.

ya veréis ya, Vox es la alternativa.

Campurriana Campu dijo...

Ripley, no te enfades con nosotros. Si yo soy la primera que me alegro de que salgan alternativas a los partidos que existen hoy. Es algo bueno. Una buena señal.

Lo que ocurre es que no soy tan positiva como tú en este aspecto. Con esperanza (y no me refiero a Aguirre) y con cautela.

Por cierto, respecto a Aguirre, no nos vendrían mal sus "huevos". Tiene más que todos los que están ahí en la palestra.
Perdón por lo de los huevos pero es lo que pienso y no sé decirlo de otra manera.

Jota Ele dijo...

A ver Ripley.

Si piensas que Vox es una formación liberal es que has perdido el norte de forma definitiva. No hay más que ver quienes forman ese nuevo partido para comprender que hay de todo menos liberalismo.

En cuanto a sus resultados, te veo excesivamente optimista. Como tu bien dices, ya se verá. Por el momento, me atrevo a aventurar que sus resultados serán más bien residuales. Tiempo al tiempo.

Y, mira, como en algo tendríamos que estar de acuerdo, suscribo lo dicho por ti en todos sus puntos de Esperanza Aguirre. Ella sí es una liberal de raza y, posiblemente, la política de mayor nivel que anda por este circo que tenemos montado.

Por cierto que, llamar traidor al PP me parece excesivo, querido amigo. Sobre ello habría mucho que hablar, aunque hayan cometido errores. Algunos serios.

¡Ah! Yo, cuando me compro un coche, sé perfectamente cuál quiero. Por eso no voy por los concesionarios pululando. Voy al grano.

¡Ja, ja, ja, ja!

Abrazos.

Campurriana Campu dijo...

Jota Ele, ¡que "me" vas a enfadar más a Ripley!

¡Anda! coincidimos los tres con Esperanza.

Momento único.
;)

Douce dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Douce dijo...

CORRECCIÓN:-)

Campu,

No he leído su 'Encíclica' dominical de hoy.

He seguido a don PedroJ bastante, pero me ha hartado. Si el periodismo consiste solamente hurgar en todas las cloacas para ser el primero y el más valiente... Si eso es todo el 'periodismo' le pongo el primero.

Por supuesto le han 'echado' de la dirección del Periódico por una razón muy simple: los que tienen la pasta y los euros los tienen los del RCS MediaGroup, propietarios del 'Corriere della Sera' y del 98% de Unidad Editorial.

Eso era molesto y su periódico perdía centenares de millones. Al apretar la velocidad cargándose a Coronas a los Partidos le indicaron su nuevo puesto, porque soltarle los 20 millones que le deberían dar por romper el contrato.

Si el periodismo es sólo eso, tampoco me gusta. Por mí que con su pan se lo coma.

Lo siento, pero es mi opinión. Hubo un tiempo en que sí le leía, ahora lo paso por alto, él y sus 'hijos'.

Campu, aprovecha el domingo

(PERDONA: había escrito mal lo de los 20 millones, añadiendo más ceros.-) Soy un pésimo matemático)

Campurriana Campu dijo...

Hurgar en todas las cloacas y decirlo el primero.

No podría haberlo expresado mejor.

¡Con lo bonita que podría ser esta profesión!
Lástima de financiaciones.