15 de mayo de 2014

Mordazas



El caso de Isabel Carrasco ha traído cola, como era de suponer. Soy consciente de que la entrada anterior la colgué en un momento muy cercano a la noticia inicial; la causante de todas las demás que llegaron después. Debo decir que también era consciente en su momento, cuando la escribí.

Lo que podamos llegar a saber sobre este caso puede estar más lejos de la realidad que cerca. Ya se sabe cómo son los medios. Los que, por suerte o por desgracia (casi siempre, por desgracia), han vivido un suceso "noticiable" en primera persona, conocen perfectamente cómo funciona todo esto. Las noticias se cuentan, desde la ignorancia en el mejor de los casos, o con repugnante interés en el peor de ellos. Saberlo de antemano es una forma de cierta libertad.

Esta noticia en concreto trata, quizá, de un hecho sin importancia a nivel global (estoy alejándome un poco para observar desde una perspectiva más fría y más serena este suceso, centrándome sobre todo en las consecuencias a nivel social de todo lo ocurrido). 
Que conste en acta que NO me estoy refiriendo, obviamente, al caso personal y más íntimo de los afectados directos que, sin duda, es muy duro. Durísimo.

En cuanto a la reacción en las redes sociales, no me ha extrañado apenas nada, visto lo visto tras sucesos similares a diferentes escalas y, sobre todo, visto lo visto por estos mundos en los que cualquiera puede abrir la boca para hacer daño o, por el contrario, para iluminar un día medio oscuro. 

Quizás, eso sí, haya que realizar una lectura del porqué de estas reacciones pero sin hacer exageraciones mayores, como creo se están haciendo. Ya sabemos que a los medios les encanta el morbo y los debates furiosos que movilizan masas; es esa suculenta audiencia brava que concede minutos y minutos de relleno a un periodismo que fallece cada día un poquito más, si cabe. 

Por otro lado, está el papel de "buenista" que han adoptado muchos políticos actualmente y que cada vez es más patético y, por supuestísimo, ahora hay que luchar por la seguridad "de los ciudadanos", como no podría ser de otra manera. Me hace gracia, la verdad.

Comencemos por la educación, por el respeto hacia los demás. En ningún caso por las mordazas. 

Que no nos quiten este trocito de mundo también. Que no nos lo quiten. 
En caso contrario, yo creo, estaríamos más perdidos.

6 comentarios:

Ripley dijo...

yo como no estoy en ninguna red no me dejo enredar. tb hablé demasiado pronto, tengo que trabajarme esto.

Lo que me pareció de todo punto indignante son los escritos de sendas sociatas justificando cuando no riendose del crimen. Espero que esos mensajes no se puedan borrar aunque ya han quedado retratas para los restos.

Han sido obligadas por su partido a dimitir, creo, es decir motu propio no lo iban a hacer y como siempre ha dormir como bebés.

Tb habló un tal Llamazares a quién las encuestas dicen que muchos sociatas van a mudar su voto. Pues sinceramente si después de escucharle es cierto que las gentes le votan yo no quiero pertenecer a una sociedad podrida en lo mas elemental.

un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me temo que en esto ninguno de los lados puede arrojar la primera piedra...

Juan Nadie dijo...

Yo con lo que no puedo es con la palabrería y el morbo de los medios, especialmente de la teletonta.

Jota Ele dijo...

Me he leído tus dos entradas con toda atención así como los comentarios que ha suscitado. Me temo que no he comprendido bien ninguna de las dos. Nada de lo que culparte. Muy al contrario entono "micciona culpa", (¿se dice así?). Debe ser que mi capacidad de raciocinio está tocando a su fin debido a algún tipo de Alzheimer que me está empezando a invadir cual Atila inmisericordioso.

Especular siempre es malo. Más si se hace sin el conocimiento o información requeridos. Y, claro, luego vienen las lamentaciones.

Yo creo que estamos ante un caso simple de un crimen perpetrado por dos psicópatas, (la mamá y su niña), en venganza por no haberle renovado el contrato, (que no despido), a la nena. Y, estoy casi seguro que no hay más, por mucho que los buitres quieran hacer carnaza para arrojar a los desinformados.

Tal parece que la difunta Isabel Carrasco no vaya a ser acreedora a su canonización. Lamentablemente, la santidad y la política no casan bien. En cualquier caso, Isabel Carrasco era un ser humano con derecho a la vida sin que nadie pudiera arrogarse el derecho a quitársela. Ahora, la Justicia deberá tomar cartas en el asunto.

Acerca de las "redes sociales", no me pronunciaré mucho. Por cierto, ¡qué nombre tan rimbombante para describir algo que es caca, nene! Si me alegro profundamente que se esté procediendo a la detención y puesta a disposición judicial de estos desaprensivos que no sólo se alegran del suceso, sino que incitan a cometer más asesinatos.

Por último, en esto de "tirar piedras" quizás "ninguno de los lados puede arrojar la primera", pero alguno de ellos menos aún. Y esto se puede demostrar desde cualquier punto de vista. Hasta el histórico.

Por ejemplo.

Besos, Campu.

Campurriana dijo...

Puede que no me haya explicado bien entonces.

Jota Ele, tienes suerte de tener las cosas tan claras. Yo, conociendo un poco cómo se mueven los hilos tras estos mundos públicos, puedo creer perfectamente que exista "algo más" y, seguramente, salvo los cercanos, nadie llegue a conocer completamente los motivos concretos de este asesinato.

He especulado con una base (todos, no te olvides, especulamos, aún transcurridos unos cuantos días o unos cuantos siglos del hecho en cuestión). La base es la siguiente: el asesinato es una cosa y la repercusión que ha tenido en la sociedad otra diferente. Ocurriese lo que ocurriese en realidad, sí creo que debiera concederse una cierta meditación a lo que se ha reflejado en las redes estos últimos días y, también, en los cafés REALES que no virtuales (podríamos denominar redes sociales a todos los rincones en los que nos comunicamos, incluso este blog y el parque que está al lado de casa). Y no me refiero precisamente al comportamiento de los descerebrados que han soltado por su boquita tantas "lindezas", muchas veces infantiles (que son precisamente las que aparecen en los medios porque la sangre incrementa audiencias y eso los de las teles y papeles lo saben perfectamente), sino a opiniones más moderadas dentro de una sinceridad que yo no veo negativa porque, al fin y al cabo, es la transmisión de los verdaderos sentimientos de las personas.

El papel de los políticos, sigo pensando, es patético, triste. No me extraña la decepción...

Ah! claro que todo el mundo tiene derecho a la vida. La mayoría de los comentarios leídos y escuchados por mi persona, en relación con este asunto, opinan lo mismo en este sentido.

Campurriana dijo...

Por cierto, los políticos siguen utilizando las redes sociales en beneficio propio. ¿No te parece curioso, Jota Ele?...


Comentaban el otro día que las redes propagaban el odio con mayor facilidad. Me pregunto qué ocurre con ciertos mítines políticos, por poner un ejemplo.

Vayamos al fondo del asunto.
Ah! claro...no les interesa.

Que nos tomen por tontos es lo que más me indigna. Me indigna absolutamente.