Se despertó empapado en sudor. Sabía que esta vez no era fiebre porque conocía perfectamente el sordo dolor de las preocupaciones. Intentó tranquilizarse pero en la cama eso era labor imposible. Tenía que levantarse y hacerse una taza de café caliente. Seguía temblando como tiemblan los niños capaces de detectar las injusticias y sufrirlas a edades tempranas.
No creía nada, no valoraba nada. Consideraba que todo era mentira; que todo era un pésimo espectáculo para públicos cutres.
En eso se había convertido el mundo que lo arropaba. En eso y en un profundo sentimiento de asco.
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Ese soy yo.
ResponderEliminarY además, malote.
Saludos.
Campu,
ResponderEliminarNo conozco a ese Toro, no le he visitado, pero en sus 'versos' dice cosas, breves pero profundas.
Desde aquí le saludo y deseo que mejore. Es lo poco en que pueda ayudarle.
Berta habla otro lenguaje y para todos tiene un ladrido de ánimo. Siempre llena sus días con sus ojos, su boca y su trufa.
Buen fin de semana. ¿Ya mañana AVRIL? (¿Qué prisa corre el tiempo?)
Toro, me siento identificada. No con lo de "malote" sino con todo lo demás...jeje
ResponderEliminarLos versos de Toro, Nau, son realmente encantadores.
¡El correr del tiempo da vértigo! Por eso, debemos apearnos del mundo de vez en cuando.
;)