27 de abril de 2015
Escribiendo...
Mientras rebuscaba entre los guisantes la solución a sus problemas, el tiempo siguió pasando tras los cristales fríos de la ventana. Sólo en la ciudad gris transcurrían las horas, los días, las semanas..., como transcurren los momentos previos a la muerte esperada. Hacía mucho que esta magnitud se había detenido en el interior de la vieja casa heredada. Con ella también se heredaron los temores, las inseguridades, las viejas recetas que calentaron a los antepasados de la familia cuando el mundo estaba aún por hacerse. Ahora ya no queda nada. Por eso estamos detenidos en medio de un falso movimiento creado.
5 comentarios:
He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.
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Las mejores dudas surgen siempre en el momento más inesperado.
ResponderEliminarBesos.
Somos los destinatarios de todas los errores que nos preceden.
ResponderEliminarPedro, te voy a confesar una cosa. Yo, últimamente, soy una duda constante.
ResponderEliminar;)
Toro, es esa genética la que nos marca fundamentalmente. Somos prisioneros de nuestro pasado, incluso del que no hemos protagonizado.
Campu, todos tenemos dudas, no conviene mantenerlas... No se arregla nada dudando constantemente.
ResponderEliminarLo que somos es el AHORA. No conviene mirar hacia atrás que ya no está y no vamos a adelantar el futuro.
Hay algunos libros que pueden ayudar: su autor es Eckhart Tolle : " El Poder del Ahora". Puede ayudar si uno sabe utilizarlo.
Ánimo,Campu
Apunto, Nau.
ResponderEliminarHay libros, historias, que da gusto releer...
Estoy pensando en ese Sr. Ibrahim y las flores del Corán... Pasa por encima de las diferencias que pretenden imponernos, de los cuentos que quieren que creamos sin más.