26 de marzo de 2017

El Bar (la película)




Asisto a la siempre maravillosa interpretación de Terele Pávez. También asisto al crecimiento indudable de la actriz Blanca Suárez. No me gustaba, es cierto. Pero ahora, es justo decirlo también, está demostrando que no sólo es una cara y un cuerpo bonitos. Es una mujer que no se achanta frente al acercamiento indecoroso de la cámara. Que puede abrirse sin pudor y mostrar sentimientos que todos podemos reconocer en nosotros mismos, en los demás.

El Bar huele a porras, a café con leche, a desayunos grasientos que hacen más llevaderas las mañanas del viejo Madrid. Huele a esa mezcla de gentes que, finalmente, no son tan diferentes entre ellas. Porque, en el fondo, no somos tan distintos. Amamos, odiamos, nos sentimos inseguros, soberbios, enormes y pequeñitos casi al instante. Somos esa mezcla de contradicciones que no son tan incomprensibles. Somos humanos, vivamos aquí o en Sudán. Y precisamos de lo mismo para poder sobrevivir. Me estoy refiriendo ahora, por supuesto, a sentimientos profundos; ésos que nos arrancan el alma o nos elevan a las alturas más deliciosas de la vida.

Es la primera película de Álex de la Iglesia que me seduce. La primera en la que advierto, quizá, el toque femenino que me acerca a su cine al fin. Y hay que reconocerle que es un gran cineasta porque ha aportando algo novedoso al cine de nuestro país. Esa mezcla de todo con lo cañí: de lo americano con lo cañí, de lo surrealista con lo cañí, de lo extremadamente intelectual con lo cañí. Una cosa no quita las otras y Álex merecerá quedar en el recuerdo de nuestra Historia para siempre. Su trabajo bien lo vale, a pesar de que tanto humor masculino me alejase de su cine hasta ahora.

Y volviendo a este pequeño rincón castizo, regreso a los personajes de bajos instintos tan maravillosamente seductores para la gran pantalla. Porque, no lo dudemos, de bajos instintos somos TODOS.

5 comentarios:

VENTANA DE FOTO dijo...

Procuraré verla...a ver si por lo menos la puedo descargar de Internet.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A veces no queremos ver lo que somos. Esos bares con olor a churro...
Besos.

Campurriana dijo...

Se trata del cine de Álex de la Iglesia pero un poco más suavizado. Yo, para terminar de mejorarla, evitaría algunas partes del final al más puro estilo del director. Seguiría ahí, ya sabéis: profundizando en los sentimientos.

Si la llegáis a ver, contadme.

Maribeluca dijo...

Aún no la he visto pero es un director que me gusta, El Día de la Bestia tiene su aquel, y no es la única.

Cerré mi sitio a comentarios por varias razones, una es que me autocensuraba y así se estropea el efecto terapéutico o divertidamente creativo del asunto, aunque hubo otras de distinta índole de movidas en las que me vi envuelta sin querer y eso precipitó la decisión y por eso de algunos no pude despedirme debidamente, así que aquí estoy, os visitaré de vez en cuando...

Un saludo afectuoso.

Campurriana dijo...

Maribeluca, ¡cuánto siento lo que escucho de ti! Me refiero al cierre a comentarios de un blog que expresa con inteligencia y educación (aunque a algunos esto les choque por falta de la misma) la realidad política de un país. La opinión política sobre esa realidad, si quieres denominarlo así.

Me alegro mucho de verte y espero no fuesen graves esas movidas. Ya sabes que a la gente no le gusta escuchar lo que no quiere escuchar. Ya me entiendes...

Todo mi apoyo a tu forma de expresarte y a la libertad de expresión. A mí, sin ir más lejos, me parece vomitiva la noticia de la condena a la tuitera. Por favor, maduremos un poco.

Sobre el cine de Álex de la Iglesia, desde luego, como he dicho, muy valorable. Aunque yo no sea su fan número uno ni mucho menos.