Hoy ha sido uno de ellos.
Me gusta acercarme al mar y saborear lentamente esas crestas de las olas que parecen coronas de Reinas. Sus idas y venidas como baile de vivos sobre lo que ya no respira. Su aroma intenso pero, sobre todo, ese sonido que se encuentra con las rocas; Que estalla a veces contra ellas y llega con ímpetu a la arena de las orillas inmensas.
He ido, he probado la salitre de mis labios resecos por la costa y por el paso del tiempo. He recordado las olas que han pasado cerca de mi cuerpo y he imaginado las olas que están por venir. Las que también están llegando en momentos en los que sigo viviendo en una película, la de mi vida, sin ser la protagonista.
He regresado al mar porque me permite fácilmente divisar su horizonte y relajar la vista. Mirar a lo lejos y disfrutar de un espectáculo que ofrece los colores de una paleta infinita.
Un domingo que ya decae y con él toda una semana de vivencias detenidas pero profundas.
¿No es la vida profunda siempre? Incluso, detenida.
El mar nos hace ver lo pequeños que somos. Un beso
ResponderEliminarSusana, y lo grandes que somos también. Un beso. Me alegro de verte.
EliminarEl mar es amigo, buen escuchador, masajista y mago.
ResponderEliminarDe ahí venimos.
Es nuestra verdadera patria.
Te ha cuidado bien.
Besos.
Toro, cuando vivía lejos del mar, lo imaginaba allí quieto en las oscuras zonas de monte que se divisaban desde mi ventana. Casi creía que estaba allí, por un despiste o por una intención sana. Ahora mismo lo intuyo pero sí sé que está ahí y que me recibirá por la mañana con color fuego o con ese color azulado oscuro que presagia tormentas. Besos para ti también. ¡Qué ilusión "verte"!
EliminarTambién me encanta el mar y pasear por la orilla de él, pero por el momento me tengo que contentar sin verlo siquiera. Ahora me encuentro lejos de él.
ResponderEliminarFeliz semana.
Antonia, te hacía cerca del mar. O no muy lejos. Creo que no estás muy distanciada y no sé si verás alguna gaviota cerca incluso. Aunque ellas ya no necesitan mares para sobrevivir. Las vemos tan felices por la meseta.
EliminarBuena semana para ti también. Un abrazo.
¡El mar es absolutamente curativo, mi querida CAMPU ¡ qué alegría volver a verte asomada ! como que sale un solecito y nos da calor jaja en realidad aunque soy del interior, sin embargo ahora me sería muy difícil vivir lejos de él.. en cuanto se me meten nubes negras dentro, me acerco a él ( lo tengo a 25 minutos ) una hora mirándolo - como dices tu su horizonte relajante- y respirando su brisa, incluso como ha estado estos días encrespado como tan bien describes tú .. y vuelves nueva a casa.. todas las neuronas llenas de toxicidad quedan limpias como un jaspe... graaacias por no irte nunca del todo : )
ResponderEliminarUn besazo preciosa y que las olas del mar te sigas trayendo aquí de vuelta!