Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido.
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna...
y eso que el ruiseñor, en un descuido,
puede llegar volando hasta la luna.
1 de enero de 2007
Allá, en las tierras altas....
6 comentarios:
He tenido que habilitar de nuevo la moderación de comentarios. En este blog se admiten todo tipo de opiniones pero con argumentos y con respeto hacia las demás. El insulto y las malas formas no caben en este lugar. Si entras aquí con esas intenciones, no serás bienvenido.
Los anónimos han venido en forma de spam solamente, durante estos últimos meses. Me veo obligada, por lo tanto, a bloquearlos.
Siento que tenga que ser así.
Gracias.
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Me encanta la lunita, como siempre me hace soñar y desear imposibles...
ResponderEliminarRaiña, a mi también me atrae su belleza y su misterio...Por cierto, que ya está llenita brillando en el cielo...
ResponderEliminarLuna llena, invisibles son los hilos que manejas...luna llena, siempre envuelta en un halo de lunática tristeza...
¿Recuerdas?...
Y todo hay que decirlo, ésta (la de la foto) es la luna de Segovia, empezando a resplandecer sobre la sierra...
ResponderEliminarPreciosa foto, ya veo que sigues teniendo debilidad por la luna...
ResponderEliminarY esta semana, prácticamente es lo único que estoy viendo!!
1 bico desde el mundo Blade
Hay cosas que no cambian, María...
ResponderEliminarUn beso y ánimo con tus noches de "insomnio"...ya sabes que yo sigo siendo muy nocturna....
Por cierto, mañana a las seis y media en pie ¡y mira qué horas!....
Poema del ruiseñor
ResponderEliminarDesde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido...
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna...
Y eso que el ruiseñor, en su descuido
puede llegar volando hasta la luna.
Envuelto entre la luz embrujadora
da al viento el ruiseñor, todas las galas
que en su garganta mágica atesora;
y la Luna se vuelve toda escalas
de seda y luz...(La luna dizque ignora
que su dulce cantor tiene dos alas...)
Calla el agua en los claros surtidores
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores...
Astro y pájaro, a un tiempo, están divinos...
Y ella baja hasta él vuelta fulgores,
y él asciende hasta ella vuelto trinos...
LLeno de sombra y de quietud, como una
pupila abierta al cielo indiferente,
un retazo perdido de laguna
sueña en la fronda del jardín... Presiente
la pálida belleza de la luna
aquel espejo claro y transparente.
El ruiseñor solloza dolorido
envuelto entre la luz embrujadora
cuando calla de pronto, sorprendido,
porque desde la rama en donde llora
advierte que la luna se ha caído
y flota sobre el agua onduladora.
Calla el agua en los claros surtidores,
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores...
Luna y pájaro, a un tiempo, están divinos...
Y ella asciende hasta él vuelta fulgores,
y él desciende hasta ella vuelto trinos.
El pájaro suplica, impreca y canta
mientras se multiplica a maravilla
la flauta de su eglógica garganta...
Y salta alegre al ver cómo se humilla
la Luna que corriendo tras su planta
se viene sobre el agua hasta la orilla...
Ante el dulce deliquio que le miente
la luna, riendo del cristal del lago,
loco de amor el ruiseñor se siente,
y respondiendo al amoroso halago,
hunde el pico en el agua transparente
y se bebe la luna trago a trago.
RICARDO MIRÓ